Así, de repente, uno coge un avión y se planta en los Balcanes. Ni carros, ni burros, ni conversaciones con hidalgos en posadas que cruzan caminos. Aeropuerto, taxi, realidad.
Y el shock es considerable. Tirana es algo así como un Lloret de Mar de fines de setiembre, donde la máxima actividad puede ser tomarse una birra a 26 grados mientras asistes a un desfile de culos y pectorales en su sitio.
Y qué obsesión con todo lo que brilla. ¿Serán a caso una raza-urraca? Hombres con camisetas ajustadas con estrellitas y mil millones de tachuelas. Y ellas pintadas como puertas, como si no hubiese un mañana, arregladas para esperar el apocalipsis.
Me dio pena, supongo, o si más no extrañeza, pero si es lo que has visto toda tu vida, pues eso, no sueñas con el MOMA de Nueva York seguramente ni con el Arco de Triunfo.
A parte de empacharme, reírme y conocer a la clase diplomática europea, he confirmado que mi pequeña calle con abuelos no está tan mal. Feliz lunes otoñal y todavía sin calcetines.
lunes, 27 de septiembre de 2010
miércoles, 22 de septiembre de 2010
Días postmodernos
Después de tomarme la lluvia con alegría, como un elemento reparador y liberador, me subí a la bicicleta, cual réplica de ET con mi poncho y mi bolsa de tigre. Supongo que la escena era de lo más alienante: una mujer empapada sonríe y pedalea (tengo que decir que un hombre chorreante sobre dos ruedas me sonrió: es la solidaridad de los neohippies). Y llegué a mi sesión de reparación corporal: yoga. No sé si ayuda o no, pero sientes como que domesticas a la taquicardia y el mundo no es un lugar tan agreste. Hasta crecen pequeñas flores de amor por las esquinas.
Después de calentar silla, cerebro y vocación me fui a mi casa. Por el camino me acordé que había perdido un pink tanga, el uniforme habitual de pink pony, y me fui a la mercería de abajo a buscarlo. Cuál no fue mi sorpresa al escuchar a la sheriff del barrio, o sea, la directora de la mercería, si me quería despedir de sus tortugas de tierra. Yo pense que las iba a vender por Ebay, por eso de redondear sueldos, y no, me dijo que se las llevaba a otros lares. Y entonces, mi última obsesión retratadora dijo: aquí tenemos una bonita historia. La mercera liberó a las tortugas por la tienda y yo las fui grabando. Incluso las dejó caminar por la acera, y los niños se paraban y tenían visiones del Arca de Noé y yo avanzaba de cuclillas grabando patas de tortuga.
Todo esto es real y sin ácidos. Tiene mérito.
Después de calentar silla, cerebro y vocación me fui a mi casa. Por el camino me acordé que había perdido un pink tanga, el uniforme habitual de pink pony, y me fui a la mercería de abajo a buscarlo. Cuál no fue mi sorpresa al escuchar a la sheriff del barrio, o sea, la directora de la mercería, si me quería despedir de sus tortugas de tierra. Yo pense que las iba a vender por Ebay, por eso de redondear sueldos, y no, me dijo que se las llevaba a otros lares. Y entonces, mi última obsesión retratadora dijo: aquí tenemos una bonita historia. La mercera liberó a las tortugas por la tienda y yo las fui grabando. Incluso las dejó caminar por la acera, y los niños se paraban y tenían visiones del Arca de Noé y yo avanzaba de cuclillas grabando patas de tortuga.
Todo esto es real y sin ácidos. Tiene mérito.
lunes, 20 de septiembre de 2010
Historias que no son las tuyas
A veces uno amanece en un plantero que no es el suyo. Yo vine a traer tomates, y te encuentras en una huerta de lechugas. Y eso que todo pintaba ensalada, pero no. No es lo mismo el verde que el rojo.
Después de este inicio críptico, puedo decir que a veces uno aparece en situaciones que ni le van ni le vienen demasiado, simplemente estás y ves que se ha multiplicado tu distancia con la de los otros interlocutores de manera exponencial.
Y no se trata de tener maxicosis en el garaje o no, es simplemente una cuestión vital, de como es uno, como son los otros y las autopistas invisibles de la comunicación.
En esos casos me dedico a escuchar, repaso la decoración del lugar e inevitablemente buceo en mis listas de la compra y en esos emails enviados que dices, ¿para qué?
Y así pasan los días y las horas, a ritmo de sinapsis y de esos miles de pensamientos que generamos a diario y que son tan cansados de escuchar.
Amigos, nos hacemos sabios o impermeables, casi sin darnos cuenta. Chubasquero fuera, concentración dentro. O ya me veo acuñando mi propia moneda y pasaporte para este reino sin monarca llamado Ponyland.
Después de este inicio críptico, puedo decir que a veces uno aparece en situaciones que ni le van ni le vienen demasiado, simplemente estás y ves que se ha multiplicado tu distancia con la de los otros interlocutores de manera exponencial.
Y no se trata de tener maxicosis en el garaje o no, es simplemente una cuestión vital, de como es uno, como son los otros y las autopistas invisibles de la comunicación.
En esos casos me dedico a escuchar, repaso la decoración del lugar e inevitablemente buceo en mis listas de la compra y en esos emails enviados que dices, ¿para qué?
Y así pasan los días y las horas, a ritmo de sinapsis y de esos miles de pensamientos que generamos a diario y que son tan cansados de escuchar.
Amigos, nos hacemos sabios o impermeables, casi sin darnos cuenta. Chubasquero fuera, concentración dentro. O ya me veo acuñando mi propia moneda y pasaporte para este reino sin monarca llamado Ponyland.
viernes, 17 de septiembre de 2010
Amigos del viernes
Ayer, a un paso del fin de semana, volví a los ruedos de la sociedad postmoderna local. Qué surtido de gafas, pitillos y deportivas rediseñadas por estudiantes de másters caros, madre mía! Qué dispendio de tiempo y encrucijadas mentales: ¿me pongo más Cobain o Watling? ¿Un toque Village o más bien pies negro ex diseñador? En fin, combinaciones certeras e imposibles para recrear la vista.
Y en esa excursión, me encontré a gente que se había metido en el túnel del tiempo y blandía la carta de seguridad y el equilibrio.
Yo enseñé mi escalera de variedad y malabarismos. También vi a un actor convertido en restaurador, con una pose muy cansina. Un empresario programador que está en todos los saraos programados y los que todavía no existen. Y a una abogada que ejerce de Amélie en su tiempo libre. Muy bien. Me tomé mi cerveza medicina y me fui con nueva información a mi despensa.
Es curioso, ya pueden montar una exposición de cachorritos disecados, que la gente está más por fichar a la última ninfa ilustradora recién importada de Europa, que por lo que era el aparente reclamo. Mercado de la carne y el pescado, todo se compra y se congela. Feliz weekend.
Y en esa excursión, me encontré a gente que se había metido en el túnel del tiempo y blandía la carta de seguridad y el equilibrio.
Yo enseñé mi escalera de variedad y malabarismos. También vi a un actor convertido en restaurador, con una pose muy cansina. Un empresario programador que está en todos los saraos programados y los que todavía no existen. Y a una abogada que ejerce de Amélie en su tiempo libre. Muy bien. Me tomé mi cerveza medicina y me fui con nueva información a mi despensa.
Es curioso, ya pueden montar una exposición de cachorritos disecados, que la gente está más por fichar a la última ninfa ilustradora recién importada de Europa, que por lo que era el aparente reclamo. Mercado de la carne y el pescado, todo se compra y se congela. Feliz weekend.
jueves, 16 de septiembre de 2010
Inspiración y expiración
A veces la realidad se presenta en formato de bloque de cemento compacto. Otras bajo la apariencia de un sandwich vegetal extra relleno de mayonesa. Y otras es ambrosía y agradable brisa de mar. Vais a ver.
Como no comenta ni la madre que os parió a todos, voy a convocar una huelga general. Quedáis avisados. Luego no me vengáis con lloros.
Set me free please from Conxita Fornieles on Vimeo.
Como no comenta ni la madre que os parió a todos, voy a convocar una huelga general. Quedáis avisados. Luego no me vengáis con lloros.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Estamos así
Estado de ánimo así
Con arrebatos, luz de otoño, auto convencimiento y valoración positiva de una cama con sábanas limpias cada noche.
Así que para lo que tengo que aportar, hago medio voto de silencio. La parada técnica forma parte del proceso de viaje, igual que cuando un elefante se descuelga de la manada. No tiene que ser malo necesariamente. Santa manía de poner cara de mono repetidor y conectado a 220 voltios que saluda a todos educadamente.
Hay días que son más de chandal, de gafa de sol, de no me interesa lo que se organiza por ahí fuera. Así que con la intensidad de un pequeño paquebote me alejo hacia el siguiente puerto. A ver si me espera una bonita fideuá.
Con arrebatos, luz de otoño, auto convencimiento y valoración positiva de una cama con sábanas limpias cada noche.
Así que para lo que tengo que aportar, hago medio voto de silencio. La parada técnica forma parte del proceso de viaje, igual que cuando un elefante se descuelga de la manada. No tiene que ser malo necesariamente. Santa manía de poner cara de mono repetidor y conectado a 220 voltios que saluda a todos educadamente.
Hay días que son más de chandal, de gafa de sol, de no me interesa lo que se organiza por ahí fuera. Así que con la intensidad de un pequeño paquebote me alejo hacia el siguiente puerto. A ver si me espera una bonita fideuá.
lunes, 13 de septiembre de 2010
La fruta que todos llevamos dentro
Este fin de semana ha sido de catálogo de treintañeros felices. O lo que es lo mismo: hemos cantado en el coche, no hemos mirado apenas el teléfono móvil, hemos comido melón y nos hemos bañado. ¿Hay algo mejor que bañarse en un mar transparente con estrella de mar incluida? Noo. ¿Y jugar con niños que juegan a la vez con ramas de árboles?. Noo. ¿Y jugar a adivinar la fruita que eres? Este es un gran juego que practicábamos con grana fición en Ucrania. He dicho jugar 46 veces. Tengo 32 tacos. Sigamos. Piensas en una persona y el otro te hace preguntas para adivinar quién es: ¿Qué fruta es? ¿Qué animal? Y así hasta que lo adivina. Mis compañeros de viaje dijeron que yo era un mango o una papaya (yo creo que soy cereza, pero en fin). Y de animal, yo soy bastante delfín, y me dijeron que no, que no era delfín. Yo les dije que ya sé que les gustaría que fuera cucaracha, pero están cometiendo un error. Yo canto como los delfines, salvo vidas humanas como ellos y como alguna que otra sardina. En fin, que no acabaron de entender el juego pero a mí me parece muy divertido.
Está muy bien llevar una vida de teenager, porque como ya les has avisado, a nadie le pilla desprevenido y puedes decir sandeces encadenadas y nadie te pregunta si te has tomado la medicación. Y eso está muy bien.
Está muy bien llevar una vida de teenager, porque como ya les has avisado, a nadie le pilla desprevenido y puedes decir sandeces encadenadas y nadie te pregunta si te has tomado la medicación. Y eso está muy bien.
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