viernes, 25 de febrero de 2011

Ladran, luego cabalgamos

Amigos,
Estamos rodeados continuamente de pruebas. Hay días que me levanto derrotada, pensando que nadie necesita mis 60 y algo kilos de jamones para algo. Otros días, como ayer, como unos estupendos espaghettis en buena compañía, bebo una copa de vino tinto y veo claramente que la vida es un lujo que hay que aprovechar.
Te llaman desde Suiza interesándose por el estado de tu cutis (real) y piensas que todo es tan fácil y a la vez tan complejo. ¿Patas de gallo de vidas anónimas?
La vida es: kleenex, guiños de ojo, sueños crípticos, papelitos que te pasan de estraperlo y amigos. Muchos amigos. La mejor gasolina para todo.
No sé si he perdido los papeles o simplemente me siento como una recién viuda que lo tiene todo por estrenar, sin saber muy bien qué galanes y sorpresas la esperan por las esquinas.
Al final, llego a la conclusión de que no hay que tener miedo, que en los abismos siempre hay puentes secretos para cruzar al otro lado, y que compartir piscina con ancianos hiperactivos fans del aquagym puede ser una actividad de riesgo y elegante a la vez.
Así que me voy al parque vestida de viuda primaveral a tomar un picnic y a cantar canciones mientras pedaleo y los taxistas dudan en acabar conmigo de un volantazo o quedarse mirándome el culo y tararear los temas del Fary. Espero que elijan la segunda opción.

lunes, 21 de febrero de 2011

Actividades sociales

Este sábado fui a casa del gurú de los vídeos extraños que no conoce ni el director de internet y la verdad es que fabricó una cena muy decente.
Ya le he dicho que si todo le falla siempre puede montar un restaurante para gente que tenga hambre y que esté aburrida de su vida. Aunque con esto de la crisis, no sé si todo el mundo se lo está currando más, pero hasta los camareros me parecen más simpáticos.
Después de cenar y hacer balance de hacia dónde va todo, jugamos a las películas.
No sé si es lo de pasarse tantas horas conectado, pero haciendo mímica es un verdadero desastre. La guinda fue cuando tuvo que representar Babe el cerdito valiente. Se apretó la nariz como un gorrino y el resto queda ya a merced del lector.
Y luego birras, gran sesión de petardeo auditivo en el Pepino y pasa la vida.
Mientras tanto, me siguen llamando de los bancos para que me haga planes de jubilación y adquiera tostadoras por puntos. Cuando yo en el fondo quiero cantar Rafaela Carrà, comer macarrones a la bolognesa y reírme cada dos días.
Feliz lunes a todos, hace sol y las gitanas cantan en sus ventanas. Todo lo demás está por ver.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Siempre hay luz en algún lugar del túnel

Levantarse sin tener el día esculpido en algún tipo de agenda es el sueño de todo el mundo. Vivirlo en primera persona, es otra cosa. Hay que montarse pequeños planes ocupacionales que te sitúen y den sentido a un plato de lentejas y al sol pre primaveral.
Las mañanas son el territorios de las mamás cabreadas con carritos asesinos que tienen exactamente 31 minutos para hacer la compra semanal, depilarse, hacerse con la obra completa de Garcilaso, tres docenas de huevos, y vuelta a empezar.
Esquivarlas es todo un deporte de riesgo. Por otra parte tenemos a los abuelitos domesticados que avanzan como muñecas de Famosa por las aceras, buscando el sol. Algunos van con periódicos, otros con perritos ralentizados en el tiempo también y los más valientes miran a todo lo que se mueve e incluso se atreven a iniciar conversaciones sobre Julian Assange (evitar este tipo de encuentros).
Así que hoy estoy contenta porque he iniciado un pequeño proyecto personal bautizado Dancing in the paro. Un homenaje multimedia a todos aquellos que la recesión o vete tú a saber quién les ha mandado a las colas del INEM. En cuanto se haya subido le petit video haremos una prueba de mercado a ver si es aceptado por esta querida comunidad.
Sin más, me voy a fregar platos, una actividad ideal para descargar adrenalina. Se os quiere lejos de la sociedad robotizada, yo misma.

lunes, 14 de febrero de 2011

Hacer un plan neorrural

Este fin de semana tenía plan a 1200 metros. Perfecto. A mí me gusta probar canapés tailandeses de extraña procedencia con experiencias atávicas como tirarse colina abajo rodando (juro que lo hice, y me hice un buen agujero en el jersey...). No comments.
Comí alimentos no toqueteados por la mano química del hombre, subí montañas, pensé que tendría que hacer más bicicleta y cualquier tipo de ejercicio que te ayude a subir montañas y vi a un zorro.
Atención a la anécdota. Entre que no llevaba las gafas y que yo pensaba que eran rojos-naranjas (Disney, no nos intoxiquéis con falsos mitos y referentes, que luego pensamos que los príncipes van en calabazas con ruedas cuando en realidad van en metro y sudan), pensé que el zorro era un pastor alemán. Suerte que mis acompañantes entienden las trampas que tiende la ficción televisiva y me contaron que era un zorro. Evidentemente el animal no se puso a cantar a sus amigas las ardillas, gracias a Dios.
A 1200 metros todo es perfecto (a pesar del frío y las cacas de caballos). No existen los miedos, ni las cartas de despido, ni la palabra futuro con música que se quiere generar ansiedad en el espectador. Todo se para, a ritmo de brisa helada, cencerros de vaca y muchos árboles tranquilos, contentos de ser árboles y ya está.
Así que hoy en la ducha he pensado qué podría hacer yo a 1200 metros. Abrir un gabinete psicológico seguro. Montar un bar tailandés también. ¡Feliz lunes!

lunes, 7 de febrero de 2011

Los peligros de la vida

Amigos, si fantaseáis con la idea del suicidio, de la muerte en general o la destrucción en particular, os indicaré el lugar y la hora donde tenéis que estar. Un domingo cualquiera a las 6 de la tarde en la entrada del cine Bosque.
Para empezar, hay masas humanas aglomeradas que con un poco de suerte te aplastarán y te cortarán la respiración. Si no, tranquilidad. Se forman tales colas para entrar al cine que seguramente acabarás dentro de un parking tratando de guardar tu lugar de la fila y evitar tediosas conversaciones tipo "¿La nuestra empieza a las 6 y 10 o a las 6.45?" "Pues entonces me he equivocado, no entiendo nada", y así hasta el infinito, como si esa mujer se hubiera tragado un reproductor de cd con cd incluido. Para matarla. O morir de un ataque de ansiedad.
La prueba final y de oro es sortear a las viejas, que te vienen con engaños, del estilo, "Déjame que pregunte una cosa" cuando en realidad quieren colarse. Yo, me hice la valiente, y me enfrenté a ella: "Señora, yo no quiero problemas". Y la tía, con la experiencia de quien ha vivido una guerra y ya no le teme ni al mismísimo demonio, me dijo "Pues las voy a comprar, es un momento".
Un momento fue lo que me faltó para ponerme a gritar en plan ansiedad total contemporánea. Una vez logras sortear estos peligros, te falta: llegar a tu sitio, no morir por asfixia olfativa de palomitas y contar hasta 100 para no abofetear a la gente que comenta cada escena.
¿Quién dice que el cine está muriendo? Lo que van a faltar son espectadores sanos que aguanten este pequeño Vietnam. Y eso que la gente lleva Iphones y no metralletas...

jueves, 3 de febrero de 2011

Cambio de decorado

Esta ausencia mía reciente, no ha sido un capricho capitalista ni andaluz. Amigos, el hacha de la crisis ha golpeado en mi vientre y héme aquí, levantándome sin rumbo fijo y abierta a todo y a nada.
De un día para otro, fulminante. Recoge tus cosas y vete con lo rumanos a buscar chatarras por algún container conocido o por conocer.
Después del shock inicial, he decidido ir a nadar con los jubiletas, desayunar con un cd titulado Música para vivir y entregarme a las sopresas de la vida.
Así que seguiré relatando mis días y horas, pero no sé si cerrar el blog y abrir uno que se llame Me divorcié del despertador (un objeto altamente capitalista y que no me gusta).
Y poco más. Hoy he ido a comer a un japonés y escuchaba conversaciones de grupitos de trabajadores comentando las novedades del Iphone 4. No sé si he sentido nostalgia o alivio. Es como si una parte de mí hubiese muerto. Otra supongo que resucitará, a base de tiempo y aceite de rosa de mosqueta y chips (ayuda a cicatrizar).
Sin más, me retiro a negociar con mi agenda. Cualquier nota poética, verso o declamación será aceptada en esta pequeña tribuna insumisa. Os quiere desde otra silla esta vez, yo misma.