miércoles, 29 de septiembre de 2010

Lo que hay ahí fuera

No me imaginaba nada especial para un día de huelga general, la verdad. Igual había un riesgo real de que te propinaran un golpe de pala algunos exacerbados sindicalistas, pero supongo que el lastre de la domesticación ya ni te pesa, y te entregas a tu causa ya sin pensar las consecuencias. Nada de boleros sobre la brevedad de la vida y el paso de los años. Semáforo, ráfaga de viento en la cara y word. Siempre word. Te quiero.
La sorpresa que ha emergido, junto a una agradable luz otoñal, ha sido el silencio. Oh Dios que andas oculto por las alacenas y los wateres de macrodiscotecas, existes. Todos los oficios metedores de ruido de la ciudad se han evaporado. Y mis biorritmos lo han celebrado con una leve sonrisa. Y tampoco no he visto rastro del bus turístico. Casi tengo un orgasmo visual en la moto.
Así ha sido. Quizás necesito un traslado urgente a Santa Pola o a un rincón del Pirineo. Porque las pedorretas de las motos quinquis cada vez me aceleran más, así como la sinfonía de martillos hidráulicos que violan el cemento día sí y día también.
Amigos, comed tomates, ricos en licopeno, y aprovechad los últimos rayos de sol. Ars longa, vita brevis.

martes, 28 de septiembre de 2010

Cuando digo que no, es que sí

Ya lo vaticinaba un amigo mío, experto playboy y gestor de manteles, que las mujeres desarrollamos un extraño mecanismo para comunicarnos. Especialmente con los hombres.
El caso es que empalmando los aviones que me llevaron a mi destino rústico, me ofrecieron, cual caramelos recubiertos de drojas duras, dos bocadillos que contenían mayonesa (ingrediente que ODIO). Como tenía hambre, y estaba a muchos metros de mis cocidos caseros, me rendí a la química. Y luego, ya no sé si fue por hambre o aburrimiento, me zampé un segundo bocadillo con la misma sustancia venenosa en el interior.
Todo bien, hasta que horas después, hubo un verdadero choque astrofísico en mi estómago: retortijones y desalojo de todo el material que llevaba acumulado.
Moraleja: ¿Es acaso la mayonesa un sucedáneo químico del Fave di Fuca? ¿Cómo dos bocadillos pueden generar descomoposición estomacal? ¿Por qué cuando abandono mi ecosistema siempre tengo algún episodio de barriga?
Llámesele fatum, llámesele "es que no aprendes". Lo ideal sería viajar siempre con un tupper de croquetas de tu abuela, pero claro, entonces no correrías por wáteres ajenos ni lamentarías tu suerte.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Otras galaxias

Así, de repente, uno coge un avión y se planta en los Balcanes. Ni carros, ni burros, ni conversaciones con hidalgos en posadas que cruzan caminos. Aeropuerto, taxi, realidad.
Y el shock es considerable. Tirana es algo así como un Lloret de Mar de fines de setiembre, donde la máxima actividad puede ser tomarse una birra a 26 grados mientras asistes a un desfile de culos y pectorales en su sitio.
Y qué obsesión con todo lo que brilla. ¿Serán a caso una raza-urraca? Hombres con camisetas ajustadas con estrellitas y mil millones de tachuelas. Y ellas pintadas como puertas, como si no hubiese un mañana, arregladas para esperar el apocalipsis.
Me dio pena, supongo, o si más no extrañeza, pero si es lo que has visto toda tu vida, pues eso, no sueñas con el MOMA de Nueva York seguramente ni con el Arco de Triunfo.
A parte de empacharme, reírme y conocer a la clase diplomática europea, he confirmado que mi pequeña calle con abuelos no está tan mal. Feliz lunes otoñal y todavía sin calcetines.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Días postmodernos

Después de tomarme la lluvia con alegría, como un elemento reparador y liberador, me subí a la bicicleta, cual réplica de ET con mi poncho y mi bolsa de tigre. Supongo que la escena era de lo más alienante: una mujer empapada sonríe y pedalea (tengo que decir que un hombre chorreante sobre dos ruedas me sonrió: es la solidaridad de los neohippies). Y llegué a mi sesión de reparación corporal: yoga. No sé si ayuda o no, pero sientes como que domesticas a la taquicardia y el mundo no es un lugar tan agreste. Hasta crecen pequeñas flores de amor por las esquinas.
Después de calentar silla, cerebro y vocación me fui a mi casa. Por el camino me acordé que había perdido un pink tanga, el uniforme habitual de pink pony, y me fui a la mercería de abajo a buscarlo. Cuál no fue mi sorpresa al escuchar a la sheriff del barrio, o sea, la directora de la mercería, si me quería despedir de sus tortugas de tierra. Yo pense que las iba a vender por Ebay, por eso de redondear sueldos, y no, me dijo que se las llevaba a otros lares. Y entonces, mi última obsesión retratadora dijo: aquí tenemos una bonita historia. La mercera liberó a las tortugas por la tienda y yo las fui grabando. Incluso las dejó caminar por la acera, y los niños se paraban y tenían visiones del Arca de Noé y yo avanzaba de cuclillas grabando patas de tortuga.
Todo esto es real y sin ácidos. Tiene mérito.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Historias que no son las tuyas

A veces uno amanece en un plantero que no es el suyo. Yo vine a traer tomates, y te encuentras en una huerta de lechugas. Y eso que todo pintaba ensalada, pero no. No es lo mismo el verde que el rojo.
Después de este inicio críptico, puedo decir que a veces uno aparece en situaciones que ni le van ni le vienen demasiado, simplemente estás y ves que se ha multiplicado tu distancia con la de los otros interlocutores de manera exponencial.
Y no se trata de tener maxicosis en el garaje o no, es simplemente una cuestión vital, de como es uno, como son los otros y las autopistas invisibles de la comunicación.
En esos casos me dedico a escuchar, repaso la decoración del lugar e inevitablemente buceo en mis listas de la compra y en esos emails enviados que dices, ¿para qué?
Y así pasan los días y las horas, a ritmo de sinapsis y de esos miles de pensamientos que generamos a diario y que son tan cansados de escuchar.
Amigos, nos hacemos sabios o impermeables, casi sin darnos cuenta. Chubasquero fuera, concentración dentro. O ya me veo acuñando mi propia moneda y pasaporte para este reino sin monarca llamado Ponyland.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Amigos del viernes

Ayer, a un paso del fin de semana, volví a los ruedos de la sociedad postmoderna local. Qué surtido de gafas, pitillos y deportivas rediseñadas por estudiantes de másters caros, madre mía! Qué dispendio de tiempo y encrucijadas mentales: ¿me pongo más Cobain o Watling? ¿Un toque Village o más bien pies negro ex diseñador? En fin, combinaciones certeras e imposibles para recrear la vista.
Y en esa excursión, me encontré a gente que se había metido en el túnel del tiempo y blandía la carta de seguridad y el equilibrio.
Yo enseñé mi escalera de variedad y malabarismos. También vi a un actor convertido en restaurador, con una pose muy cansina. Un empresario programador que está en todos los saraos programados y los que todavía no existen. Y a una abogada que ejerce de Amélie en su tiempo libre. Muy bien. Me tomé mi cerveza medicina y me fui con nueva información a mi despensa.
Es curioso, ya pueden montar una exposición de cachorritos disecados, que la gente está más por fichar a la última ninfa ilustradora recién importada de Europa, que por lo que era el aparente reclamo. Mercado de la carne y el pescado, todo se compra y se congela. Feliz weekend.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Inspiración y expiración

A veces la realidad se presenta en formato de bloque de cemento compacto. Otras bajo la apariencia de un sandwich vegetal extra relleno de mayonesa. Y otras es ambrosía y agradable brisa de mar. Vais a ver.

Set me free please from Conxita Fornieles on Vimeo.


Como no comenta ni la madre que os parió a todos, voy a convocar una huelga general. Quedáis avisados. Luego no me vengáis con lloros.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Estamos así

Estado de ánimo así
Con arrebatos, luz de otoño, auto convencimiento y valoración positiva de una cama con sábanas limpias cada noche.
Así que para lo que tengo que aportar, hago medio voto de silencio. La parada técnica forma parte del proceso de viaje, igual que cuando un elefante se descuelga de la manada. No tiene que ser malo necesariamente. Santa manía de poner cara de mono repetidor y conectado a 220 voltios que saluda a todos educadamente.
Hay días que son más de chandal, de gafa de sol, de no me interesa lo que se organiza por ahí fuera. Así que con la intensidad de un pequeño paquebote me alejo hacia el siguiente puerto. A ver si me espera una bonita fideuá.

lunes, 13 de septiembre de 2010

La fruta que todos llevamos dentro

Este fin de semana ha sido de catálogo de treintañeros felices. O lo que es lo mismo: hemos cantado en el coche, no hemos mirado apenas el teléfono móvil, hemos comido melón y nos hemos bañado. ¿Hay algo mejor que bañarse en un mar transparente con estrella de mar incluida? Noo. ¿Y jugar con niños que juegan a la vez con ramas de árboles?. Noo. ¿Y jugar a adivinar la fruita que eres? Este es un gran juego que practicábamos con grana fición en Ucrania. He dicho jugar 46 veces. Tengo 32 tacos. Sigamos. Piensas en una persona y el otro te hace preguntas para adivinar quién es: ¿Qué fruta es? ¿Qué animal? Y así hasta que lo adivina. Mis compañeros de viaje dijeron que yo era un mango o una papaya (yo creo que soy cereza, pero en fin). Y de animal, yo soy bastante delfín, y me dijeron que no, que no era delfín. Yo les dije que ya sé que les gustaría que fuera cucaracha, pero están cometiendo un error. Yo canto como los delfines, salvo vidas humanas como ellos y como alguna que otra sardina. En fin, que no acabaron de entender el juego pero a mí me parece muy divertido.
Está muy bien llevar una vida de teenager, porque como ya les has avisado, a nadie le pilla desprevenido y puedes decir sandeces encadenadas y nadie te pregunta si te has tomado la medicación. Y eso está muy bien.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Estamos enfermos de mirar

Tal como lo oís, queridos, en esta ciudad el que no mira es porque no quiere o porque no se ha dado cuenta de que debe hacerlo para sobrevivir a las leyes de Darwin. Escaneamos a la velocidad de la luz. Esta que lleva manicura francesa: hortera empedernida que se refugia en esas uñas cual portaaviones como pilar de su feminidad. Este que lleva una camiseta con mensaje y tiene entradas: diseñador gráfico de turno que se ha quedado en los 9 años mentales, que compra pizzas congeladas de oferta pero se ha comprado la edición limitada de la ultimísima tienda sueca online que vende creaciones de ilustraciones uzbecos. Y así suma y sigue hasta que dejas de disfrutar de los malditos adoquines y los atardeceres porque te pasas el día mirando todo lo que se mueve.
Ayer evité con todas las consecuencias una inauguración de modernos mirones y ávidos de miradas. Llegas a un sitio y se dispara el sensor invisible de Google. A este le vi en una fiesta donde fulanita se agarró un pedo monumental y conocí a aquel bombero que bailaba claqué. Agotador queridos, simplemente agotador. Le metemos demasiada marcha a la cabeza. Volvamos a los tiempos del carnet de baile, de los interfonos, de las miradas escudadas en abanicos. Porque este rollo depredador de retinas, aquí y ahora, vamos a devorar videoarte mientras me cuentas tus últimas paranoias postmodernas no hay quien lo aguante. El que haya ligado, que lo cuente el lunes.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Que sí coño, que sí se puede

Ante la depresión, euforia, ante la colleja, una caricia reparadora.
Amigos, estamos metidos en esta guerrilla donde aparentemente nada conduce a ninguna parte y donde las cosas parece que carecen de sentido. ¿Y no es maravillosa esta luz de otoño, las hojas marrones descompuestas y esta pequeña brisa? ¿Acaso necesitamos mucho más? Ala, ya hemos hecho el día, nos podemos ir todos a casa.
Acabo de ver en el interné una charla de su santidad Karmapa, alguien definitivamente importante del budismo tibetano, y este hombre con su apariencia tranquila y su bonita toga granate, parece que me lo ha comunicado ni que sea de una manera sutil: nena, relájate, que no vale la pena. Ya pueden explotar teléfonos móviles, cementeras, ceder las fajas, abrirse un millón de anchoas en canal, que te va a dar igual. Lo que sea será. Y mientras tanto respira. Canta una canción del señor Nixon, repasa sumas y restas, cocínate unas berenjenas. Cada cosa está en su lugar preciso.
Ser altamente humana es cansado. Pero supongo que algo habré aprendido por el camino.

martes, 7 de septiembre de 2010

El arte de liberarse

El último fichaje amatorio ha caído de cartel, como una peli de serie Z que no interesa a nadie. Reacciones: cabreo. ¿Por qué siempre atraigo al más tarado de la fiesta? ¿Al asesino en serie de ruiseñores? ¿Al que tiene a la abuela metida en la secadora para hacerle la permanente? Quiero pensar que es información extra para mis historietas y que el champán rosa se nutre de psicópatas amatorios que resultan ser un made in China que no pasó los controles de calidad.
En fin. A cambio, ayer fui a la playa con la explosiva amiga A y estuve grabando a bañistas valientes octogenarios, parejitas que se creían delfines de colores y un pacífico atardecer. Y vi una bonita película de las que te reconcilian con la vida y con tus propias obsesiones: Besos robados. Un detective patoso en busca de una angelical chica, números de magia y cuerdas, gabardinas y Pernod.
Amigos, cuidado con las compañías que luego hay lloros. También hay risas flojas e intercambio de números. Sólo voy a facilitar mi identidad a gente con cartas de recomendación. Yo ya he avisado.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Let me go home

Este fin de semana he ido al cumpleaños de mi abuela. La verdad es que he canjeado cubatas por ver la tele con ella. Yo no sé si esto es estar de vuelta o básicamente que uno no ha ido ni siquiera. Pero es que las abuelas son maravillosas, se dejan apretar como gominolas, se ríen de tus bromas y te rellenan de comida como un rollito de primavera. Y sí, eso es bueno para el alma humana.
Siguiendo con mi fase alta obsesión de grabarlo todo, lo he grabado casi todo. Y es que el mundo es casi en su totalidad maravilloso, no sé por qué el enano cabrón nos lleva a recovecos infernales donde reina la confusión y el kleenex.
Dios mío cómo se vacía el cerebro de malos pensamientos. Luego lees de pasada a Sócrates y que si no hay vida que merezca la pena sin incidentes. Sí, pero a precio de caviar iraní.
Moraleja, que las aguas del Llobregat nos lleven donde tengamos que llegar, cual Moisés en su canastilla. Porque por la vía racional ya no sé qué más botones tengo que apretar. Y un momento de belleza para celebrar que hemos vuelto de dos días de periódicos y sábanas limpias.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Oh Viernes redentor

No puedo seguir con este ritmo descantillante y monocorde. No. Quedé con mi amigo Superzebraman, uno de los hombres más inquietos de la tierra y le vi extrañamente relajado. Y lo resumió todo con una simple frase: somos unos flojos. Para empezar, el hecho de no estar encerrada en una mina ya tendría que ser motivo de alegría, pero como siempre queremos más, pues eso. Uno quiere vivir permanentemente en la aldea de los pitufos, en un cártel mexicano lleno de coca y narcocorridos o en un pueblito con tres cabras. Porque ponerle el jeto a la realidad y decirle que te pegue un par de tortas no es fácil. Hay que ser valiente. Y a mí se me ha encogido la metralleta últimamente. Pero bueno, seamos indulgentes, mientras avancemos un par de milímetros al día ya habrá merecido la pena. Así que chirucas y adelante. Ah, y un temazo para abrazar dos días de decompresión y destierro de la alarma. Vamos valientes, ¡que ya se ve el pico de la montaña!

jueves, 2 de septiembre de 2010

Oda al mongolismo

Amigos,
Si me hacen un esquema de lo que iban a ser mis días la última semana y parte de esta, hubiera dicho que de ninguna manera esto iba a ser así. Café, despertador, carreras con buses turísticos por la calle Lepanto (cómo odio los buses turísticos, maldito invento ocupador de espacio y de cerebros), comer sola, cantar una canción, sortear mierdas de perro y bueno, lo mejor de la semana: estrenar un vestido muy bonito del año pun que me compré en una boutique ucraniana y nuevo proyecto.
Si Mahoma no va a la montaña, iré yo armada con mis herramientas y piolets al Turó de l'Home (o más allá). Voy a facturar mini videos bonitos de alto valor estético que me van a ayudar a: olvidar indeseables, afirmar que puedo hacer cosas chulas, y que no necesito 30 segundos en un programita de Tv3 para decir que tal, cual y Pascual.
La auténtica revolución empieza por uno mismo. Así que abajo las fajas y a ver si encontramos alguna bonita indicación sobre cómo salir impunes de estas vidas en que nos hallamos metidos. Cada día lo tengo todo más claro, pero al revés.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Primeros rayos de luz

Después del huracán mental-hormonal de estos días, ayer finalmente, hacia las 7,20 hora local empecé a notar los primeros síntomas de recuperación. Recogí la maleta de vacaciones, el ancla que te liga a esos días de felicidad ya muertos y enterrados no sé sabe muy bien dónde, y todo el rosario de mierdas que permanentemente ocupan mi sofá.
Y para celebrarlo, doblete de lujo: Cowboy de medianoche y Contra la pared. Yo de mayor quiero hacer ESO. Y le he hecho un lifting a la operación retorno: este otoño atracón de pelis. Ya que julio fue un mes bastante inoperativo en ese sentido, ya que la ola de calor me permitía conectar el ventilador como máxima actividad permitida a 38 grados.
Y sí queridos, nuevos proyectos en mi cabeza calenturienta, un blog de mini pelis que se llamará VIP Bus drivers. Ahora tengo que aprenderme el programita de edición de videos, eso ya es otro cantar. También puedo captar un esclavo tecnológico que me resuelva la papeleta. En fin, a ver qué me envían los astros. Unas cuantas risas no estarían mal.