lunes, 17 de octubre de 2011

Clásicos de hoy y de siempre

No se puede casi decir en público, porque todos lo negarán, pero echarle un vistazo al Hola es una actividad profundamente relajante, a la par que frívola. Una de mis actividades predilectas después de una actividad fatigante es ir a mi bar secreto, tomarme algo que contenga chocolate y apoltronarme con el Hola.
Es maravilloso. Una publicación que reta a cualquier ley evolucionista y contradice a Darwin. Todos los que salen están detenidos en el tiempo y parece que están igual desde 1976. Sólo cambia la ropa, pero como ahora se llevan cosas de todas las épocas, por eso de no perder público y que todos estén globalizados y contentos, pues una foto de 1982 podría pasar perfectamente como una del año 2011.
El mismo tono jovial y educado, esos titulares que no conocen un dolor de regla, una bofetada, un teléfono colgado de golpe, episodios humanos que nunca serán retratados en esa publicacción de entes, estatuas marmóreas griegas que se casan, se separan y enseñan a su prole sin perder una sonrisa infinita.
La reina Sofía "feliz" en Haití, mientras las 7 bellezas de España (puaj) posan en los 7 castillos de la Península que representan sus armónicas proporciones. Tamara Falcó disfruta de la soledad, apelando a los genes paternos para salir de las crisis de la vida. Y así hasta 200 páginas, con recetas de soufflé de queso incluidas y trucos para emular el estilo de la princesa Leticia. Ahora mismo pido hora en el quirófano para quedarme en 20 kilos y parecer un maniquí de feria pasado por un severo internado inglés, siempre sin perder la sonrisa.
La realidad siempre superó a la ficción, aunque esta metarealidad se está convirtiendo en un clásico out of time.

martes, 4 de octubre de 2011

Soy una bestia. Sí, lo soy.

Hoy he tenido que visitar a un hombre que se llama ginecólogo y que se dedica a verificar que tus partes más íntimas están en perfecto orden.
Antes de agobiaba con lo de ¿edad, tienes una relación? Ni tengo tres años ni me voy a casar mañana. Ya sé que son las preguntas de rigor que él tiene que hacer. Pero yo también podría hacerle unas cuantas y no lo hago.
Hemos pasado a ese sitio extraño que es esa camilla ortopédica que utilizan. El hombre iba haciendo sus exploraciones y con la feliz idea de entretenerme me ha preguntado por mi trabajo. No sé por qué motivo, pero así he sido, le he soltado una perorata, que los del 15M estarían de nuevo orgullosos de mí (ahora casi no salgo de casa, no puedo ayudarles mucho, sólo con micro guerrillas como esta).
Básicamente le he dicho que esta crisis era un retroceso a tiempos feudales encubiertos de carestía artificialmente creada y mil intereses que ya se encargan los responsables de mantenerlos encubiertos. Que los cuatro que se chupan la polla entre ellos (literal) se van a quedar en sus chalets, ajenos a los acontecimientos que nos abofetean al resto.
Y él debería estar indignado. Porque a todo lo que exponía él respondía un "sí claro". Hasta que le he dicho: ya sé que tú estás ocupado trabajando, pero por decencia ciudadana, podrías salir a la calle y no dedicarte a decir "sí claro" a todo.
Se había quedado sorprendido porque en Málaga los zapatos valían 30 euros en lugar de los 100 que cuestan aquí. Cada uno sufre en esta vida a su manera.
Creo que le he dado MIEDO porque con un "muy bien, guapa" me ha acompañado hasta la puerta. Y yo, en la calle, me he dado cuenta de que realmente estaba indignada.

sábado, 1 de octubre de 2011

Dando vueltas en círculo

Es complejo y a la vez fácil de explicar la vida de una persona técnicamente en el paro. Aunque no se acabe de entender, una consigue rellenar las horas del día con una facilidad pasmosa. Eso es una clara señal de recuperación.
El otro día, estaba disfrutando de los últimos rayos otoñales cuando me encontré a una persona que había estado clasificado como candidato. ¿Qué sería exactamente eso? Pues que su nombre estaba en la shortlist de personas con las que potencialmente podría ser feliz.
Al final, la piel y el cerebro no van siempre de la mano y la cosa no acabó de materializarse. El tema es que me lo encontré y me dijo: ¿Qué tal? Hace tiempo que no nos vemos. Y ahí tuve que abrir mi micro coraza y explicar mis planes: ir a yoga, escribir, pasear.
Se quedó con cara de "vale, perfecto" y se dibujó en aquel instante y lugar ese enorme interrogante de "ahora qué va a pasar". De un salto estilo Jesulín de Ubrique, cambié de acera, me despedí modo exprés y seguí con mi mono paseo.
No sé si fue un gran encuentro. Está claro que en las películas siempre es mejor. Allí no sonaba The Smiths, aunque yo llevaba una wonderful falda de estrellas y él una bonita bicicleta. Moraleja, sigue andando sin preocuparte demasiado. Ya aparecerá sea lo que sea que estás buscando.