jueves, 15 de diciembre de 2011

Destellos de luz

Me encanta la luz de invierno. Me deja medio ciega, porque soy hipersensible a la luz del sol, pero me sume en un mundo paralelo y lechoso, casi en una peli de Dogma, pero versión cañí. Porque por mi calle no desfilan hermosos ni fornidos daneses albinos. Tan solo producto local y viejas remesas de lo que un día fueron hombres en flor.
Toda esta introducción poética os la regalo, en plan clausura 2011. Este ha sido un año de dejar el rosa chicle, para ponerse una túnica fucsia. No sé si me entendéis. Ha sido un tiempo donde he realizado un ritual de esos de madurez, de esos que envían a los adolescentes de la tribu a la selva, con un par de hojas de plátano y una piedra y venga, ponte a cazar un oso y tráelo de vuelta arrastrando las patas. Así ha sido. Tengo la cabeza de un oso polar colgada de la cocina. En plan Lost.
Así que estoy contenta de mis logros. Y espero que vosotros y as hayáis puesto también vuestra particular pica en Flandes. Ya sean hijos con chupete, mascotas amaestradas o ese sofá descatalogado que por fin habita en vuestro comedor.
Y deciros que aunque no nos vemos cada día nuestras caras pálidas e invernales, sé que hay alguien a no sé cuantos metros de distancia que disfruta como yo de la belleza de una nube rosa y de un chocolate donde flota un churro amputado.
No sé si podré escribir regularmente los próximos días. Frase de despedida 2011 y lema 2012: Todo está bien. Aplicar cada 8 horas en la zona central del cerebro y sonreír al espejo. Ya está.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Sentirse como una ostra en una peluquería

Hoy he experimentado una intensa sensación de alienación. He ido a una especie de homenaje lleno de diseñadores, una secta como cualquier otra, donde todos tenían dioptrías para dar y vender y llevaban una especie de uniforme pactado y secreto.
Ni me iba ni venía el acto, así que me he abstraído bastante y me he dedicado a espiar a hombres, algunos calvos, otros prepotentes, otros confiados, pero pocos seleccionados para subir al podium del Adonismo Máximo. Claro, si voy embobada con Paul Fassbender vestido del siglo XIX cazando ciervos por un jardín inglés en la cabeza, pues vamos bien.
Total, que me he sentido muy out. Es extraño. Pensaba que me adaptaba a casi todo. A que me empujen en los vagones de metro, que escrutinen mi chaqueta felina con cara de póquer o que me vendan yogures caducados escondidos con maldad en el super. Pero no. Sentirse muy alejada de tus congéneres es precedible pero raro. Total, que en mis divagaciones he pensado que sería divertido llevar una chapa que pusiera "Yo inventé el Faro de Alejandría". Así, por la cara. Mi amiga Miss Guisante me ha dicho que vale, que me la hará con su máquina atómica y chapera para reyes. Todo esto viene de que un día, en una taberna de estas medievales que a mí me gustan frecuentar, vi a un tío que llevaba el siguiente mensaje: Yo no soy Isabel la Católica. Me reí bastante y le hubiese regalado un billete de 5 euros por su ingenio. Al menos por comprar tesoros postmodernos y llevarlos con la cabeza bien alta.
Ahora voy a seguir con mi freelance, otro elemento altamente enajenador.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Cotidianeidad como tapones de corcho

Pasan los días, igual que pasan las cuentas de un rosario, manoseado por una beata señora sin malas intenciones, que sólo quiere ir al cielo. Y es que vivimos despreocupadamente, yo al menos, evitando desparramar más sufrimiento, por eso me he adiccionado al yoga, el nuevo Prozac sin efectos secundarios. Puedo prometer y prometo que cada vez que hago la mítica respiración de fuego, me siento como un ninja, capaz de domesticar a un cocodrilo con la fuerza de mi iris o traspasar una pared de hormigon fabulosamente alzada en una calle desierta.
He optado por esta fórmula magistral: yoga matinal, trabajo, expedición o no, y película nocturna, que puede verse alterada por la lectura. Esto solo sucede si el niño mamut que vive arriba se ha acostado. En caso de que esté despierto, olvídate; creo que Atila es nada al lado del espectáculo ruidista y gratuito que atormenta mis veladas.
Supongo que esto forma parte del programa "Consiga dominar su temperamento". Aunque CEAC no haya emitido ninguna titulación oficial, yo misma me declaro graduada, con lo que en breve, y se lo pido al Universo, que me saque de este piso no insonorizado y me mande a un lugar protegido de los decibelios. Quiero ser feliz en silencio.
Y con esto y un bizcocho, me despido. No sin antes recomendaros the film of the month: Una historia casi divertida. Me reconcilió con el mundo y con lo que quiero ser de mayor.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Amor y desamor a través de los sabores

En esta nueva polivalente y creativa, me apunté a un curso de edición de vídeo. A lo que se juntó un mail de esos que anunciam un concurso de vídeos. Yo hice esto, y la verdad es que lo he visto como 20 veces de la emoción. Mis amigas tienen hijos, yo tengo criaturas en alta definición. Enjoy!!

viernes, 18 de noviembre de 2011

Querer estrangular a alguien y solo sonreír

Hoy me he sentido muy Angela Merkel y eso que no he tocado el bote de laca. Casuística: ayer por la noche, se me queda el teléfono mirando hacia la zona de Cuenca y sale en pantalla: tarjeta de memoria dañada y me sale el puñetero logo de Movistar brillando como un meteorito letal. Me cogió tal cabreo que me costó dormirme. O sea, tú te enganchas al aparatito de turno, y de un día para otro, dice que adiós, que te entretengas jugando a la petanca. Este paralelismo es aplicable al mundo de las relaciones sentimentales, como la mayoría sabréis bien.
Total, me he levantado cabreada de nuevo, con mucha adrenalina que repartir. He ido a clase de yoga por eso de cultivar mi paz interior, que existe, pero a veces se incendia con las pequeñas aventuras cotidianas y se convierte en un auténtico polvorín.
Con los chacras en su sitio y a todo gas, me he transportado hasta una tienda de Movistar. Es el último lugar donde podrías encontrarme cualquier día de la semana, pero hoy era un caso de vida o muerte. Y allí he esperado unos 12 minutos, muy alterada, mientras la dependienta se partía de risa con una parejita que se iba a comprar un iphone. He intentado relajarme mirando los horrendos posters que decoran este tipo de tiendas-aeropuerto (todo es azul y luminoso). Diré a favor de mi salud mental que uno de los slogans del poster era: Súbete al carro de la alta velocidad y un tío empujando a una mujer en un carro mientras los dos tenían una especie de orgasmo a 30 megas por segundo. No contéis conmigo para esta locura.
Resumen: Angela Merkel hubiera pensado que no iba a aflojar ni un duro para rescatar nada ibérico, que este es un país de pandereta y que para vender un iphone se necesitan 3 minutos máximo.
Y encima la dependienta ha dicho que era mi problema si no funcionaba la tarjeta. He inspirado muy muy hondo y me he largado a ladrar a la calle, porque si no hubiese protagonizado una performance donde las patadas y los iphones hubiesen sido los protagonistas.

jueves, 10 de noviembre de 2011

La imbecilidad de lo gratis

Me siento acorralada. A parte de la inminente llegada de Marianín el del peluquín, me siento casi aislada socialmente. Y todo porque no me he instalado ese nuevo milagro de la ciencia y de la tecnología llamado what's app. Amigos, os están dando trampas de azúcar, miel e incienso y dentro de poco hasta para tiraros un sonoro pedo necesitaréis vuestro mobile device para anunciar al mundo que os sentís más ligeros.
El Universo me dio tres días de prueba con este producto neocapitalista (al cuarto día mi teléfono lo expulsó con la excusa de que era una versión demasiado antigua (?)). Y ahí comprobé que hay gente bulímica de ideas. Para decirte nada, te envían 5 mensajes. Aquello me parecía un horror, porque iba caminando por la calle, consultando la pantalla, con serias probabilidades de abrirme la cabeza, ya que de momento el tercer ojo está más bien en mi parte trasera, que no delantera.
Un amigo me confesó que se había tragado más de un árbol a cuenta del invento.
Otro me dijo: "Eres la única que manda todavía mensajes". Sí, y la única que dice en público que tiene una bata para ponerse en casa en los meses de invierno.
Estoy cansada de la pose "estoy siempre conectado y mola mucho". Vivan los vinilos, las madalenas (que no cupcakes, cuidado que este es otro tema de interés, ya nada se llama madalena), las mantas de pelo y los hombres sin depilar.
Quien quiera decirme algo, que me mande una paloma mensajera.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Ir a Madrid y volver sobreestimulada

Hacía tiempo que no vomitaba aventuras rosas. La vida de ermitaña es lo que tiene. Tu vida transcurre en un ámbito de unos 5 kilómetros cuadrados y cualquier actividad allende cobra el adjetivo de heroica.
Mi prima y su querido me medio engañaros para ir a Madrid. Y todo lo que sea huir de la rutina es bienvenido.
Madrid, eres tú, la capital. Me sentí algo provinciana ante aquellas hordas enloquecidas que transitaban como si fueran a comprar acciones en el Wall Street de la esquina. Luego pensé, tú también has crecido entre tubos de escape, así que no te dejes intimidar.
No sé si mi figura resistiría al impacto de las cañas y las tapas. Me dio la sensación de que los días y las horas se escapan detrás de las barras de bar.
Mi prima, que es experta en ingerir muchas bebidas y poner cara de aquí no ha pasado nada vaciaba vasos impasible mientras yo le seguía el ritmo como podía. Y encima se cachondeaban porque pedía vasos de agua (??). Esta juventud es incauta y optimista. No saben que a partir de los 30 tienes unas digestiones del demonio y las resacas son como para pedirse la baja laboral. Ya me lo contarán (con una caja de Almax en la mano).
Compartimos aventuras con otros amigos y fue muy divertido. Alternar con gente que desconoce el significado de hipoteca y bonos del estado es muy gratificante. Volví a mis 20 casi sin darme cuenta. También fuimos a ver un musical, pero ese tema ocupará la siguiente crónica rosa. Porque me dejó bien impactada. Cuidaros y que no os engañen con nuevas teorías sobre la crisis. Son totalmente falsas.

lunes, 17 de octubre de 2011

Clásicos de hoy y de siempre

No se puede casi decir en público, porque todos lo negarán, pero echarle un vistazo al Hola es una actividad profundamente relajante, a la par que frívola. Una de mis actividades predilectas después de una actividad fatigante es ir a mi bar secreto, tomarme algo que contenga chocolate y apoltronarme con el Hola.
Es maravilloso. Una publicación que reta a cualquier ley evolucionista y contradice a Darwin. Todos los que salen están detenidos en el tiempo y parece que están igual desde 1976. Sólo cambia la ropa, pero como ahora se llevan cosas de todas las épocas, por eso de no perder público y que todos estén globalizados y contentos, pues una foto de 1982 podría pasar perfectamente como una del año 2011.
El mismo tono jovial y educado, esos titulares que no conocen un dolor de regla, una bofetada, un teléfono colgado de golpe, episodios humanos que nunca serán retratados en esa publicacción de entes, estatuas marmóreas griegas que se casan, se separan y enseñan a su prole sin perder una sonrisa infinita.
La reina Sofía "feliz" en Haití, mientras las 7 bellezas de España (puaj) posan en los 7 castillos de la Península que representan sus armónicas proporciones. Tamara Falcó disfruta de la soledad, apelando a los genes paternos para salir de las crisis de la vida. Y así hasta 200 páginas, con recetas de soufflé de queso incluidas y trucos para emular el estilo de la princesa Leticia. Ahora mismo pido hora en el quirófano para quedarme en 20 kilos y parecer un maniquí de feria pasado por un severo internado inglés, siempre sin perder la sonrisa.
La realidad siempre superó a la ficción, aunque esta metarealidad se está convirtiendo en un clásico out of time.

martes, 4 de octubre de 2011

Soy una bestia. Sí, lo soy.

Hoy he tenido que visitar a un hombre que se llama ginecólogo y que se dedica a verificar que tus partes más íntimas están en perfecto orden.
Antes de agobiaba con lo de ¿edad, tienes una relación? Ni tengo tres años ni me voy a casar mañana. Ya sé que son las preguntas de rigor que él tiene que hacer. Pero yo también podría hacerle unas cuantas y no lo hago.
Hemos pasado a ese sitio extraño que es esa camilla ortopédica que utilizan. El hombre iba haciendo sus exploraciones y con la feliz idea de entretenerme me ha preguntado por mi trabajo. No sé por qué motivo, pero así he sido, le he soltado una perorata, que los del 15M estarían de nuevo orgullosos de mí (ahora casi no salgo de casa, no puedo ayudarles mucho, sólo con micro guerrillas como esta).
Básicamente le he dicho que esta crisis era un retroceso a tiempos feudales encubiertos de carestía artificialmente creada y mil intereses que ya se encargan los responsables de mantenerlos encubiertos. Que los cuatro que se chupan la polla entre ellos (literal) se van a quedar en sus chalets, ajenos a los acontecimientos que nos abofetean al resto.
Y él debería estar indignado. Porque a todo lo que exponía él respondía un "sí claro". Hasta que le he dicho: ya sé que tú estás ocupado trabajando, pero por decencia ciudadana, podrías salir a la calle y no dedicarte a decir "sí claro" a todo.
Se había quedado sorprendido porque en Málaga los zapatos valían 30 euros en lugar de los 100 que cuestan aquí. Cada uno sufre en esta vida a su manera.
Creo que le he dado MIEDO porque con un "muy bien, guapa" me ha acompañado hasta la puerta. Y yo, en la calle, me he dado cuenta de que realmente estaba indignada.

sábado, 1 de octubre de 2011

Dando vueltas en círculo

Es complejo y a la vez fácil de explicar la vida de una persona técnicamente en el paro. Aunque no se acabe de entender, una consigue rellenar las horas del día con una facilidad pasmosa. Eso es una clara señal de recuperación.
El otro día, estaba disfrutando de los últimos rayos otoñales cuando me encontré a una persona que había estado clasificado como candidato. ¿Qué sería exactamente eso? Pues que su nombre estaba en la shortlist de personas con las que potencialmente podría ser feliz.
Al final, la piel y el cerebro no van siempre de la mano y la cosa no acabó de materializarse. El tema es que me lo encontré y me dijo: ¿Qué tal? Hace tiempo que no nos vemos. Y ahí tuve que abrir mi micro coraza y explicar mis planes: ir a yoga, escribir, pasear.
Se quedó con cara de "vale, perfecto" y se dibujó en aquel instante y lugar ese enorme interrogante de "ahora qué va a pasar". De un salto estilo Jesulín de Ubrique, cambié de acera, me despedí modo exprés y seguí con mi mono paseo.
No sé si fue un gran encuentro. Está claro que en las películas siempre es mejor. Allí no sonaba The Smiths, aunque yo llevaba una wonderful falda de estrellas y él una bonita bicicleta. Moraleja, sigue andando sin preocuparte demasiado. Ya aparecerá sea lo que sea que estás buscando.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Maravillada estoy

Una de mis nuevas aficiones de parada es tomarme un café sin prisas mientras hojeo revistas de bajo contenido intelectual. Que yo sepa hasta la fecha esta actividad no está penalizada y la verdad sirve mucho para desconectarse de la realidad y alrededores.
Estaba inseccionando una de estas revistas cuando lo vi. Allí estaba, a sus lozanos 75 años, vestido de blanco, como un santón cubando y posando con su segunda familia.
Lo de los posados es algo que siempre me ha maravillado. Con qué soltura y gracejo famosos y aspirantes al título se abren de piernas, levantan las barbillas y miran al infinito de sus propiedades o de cualquier localización minimamente lujosa.
En este caso estoy hablando de esa enigmático-esperpéntico personaje que es Lluís Llongueras. En el pie de página ponía que tenía 75 años, pero a nivel visual y post photoshop parecía un tío de 50 años. Primer shock. El segundo es cuando lees sus declaraciones.
O se ha servido un peligroso cóctel de opiáceos para desayunar o este señor está muy para Cuenca. "A fulanita, le encanta el sexo. Y eso es algo que no se puede pagar con dinero". A ver, puntualicemos. Mi memoria es volátil y no puedo asegurar que estas fueran las palabras exactas, pero puedo asegurar que el tono era este.
En plan, soy el puto amo, tengo 75 años y tenéis suerte de que sólo me dedique al sector de la peluquería, porque si no iba a dominar el mundo. Y todos iríais de blanco y con el pelo crepado. Os habéis salvado justo por los pelos (metabroma).
Cuidado con los posados y sus personajes, nunca le dejan indiferente a uno.

martes, 20 de septiembre de 2011

Brújula para navegantes freelance

Así, en plan rápido, a la velocidad que un chupito de vodka llega a alguna parte de tu cuerpo, si alguien me pregunta qué es la vida, yo respondo: huir de un señor con una maza tamaño industrial que quiere que tragues polvo, que te reduzcas a la nada, que seas muy pequeño.
Tenemos una gran misión diaria entre manos: levantarse cada día, prepararse algo no venenoso para comer, ir a algún lugar a generar algo y cuidar de tu cuerpo, porque si no acabas arrastrando un saco de patatas, vamos, que te descuidas un poco y te ponen en una verdulería con las bolsas de 5 kilos.
Es un hecho contrastado que los poseedores de parejas en su DNI emocional tienden a colgarse un chorizo alrededor de la barriga, o lo que es lo mismo: pierden la noción de cuidarse y hacer de ellos alguien presentable. Hace poco vi a un antiguo playboy ahora fuera del circuito y mi scanner dijo: mal. Te has envejecido junto al mando y la pizza Tarradellas. Ya no hueles a limón como antes ni sacas conejos de sombreros de copa. Alguna mala malísima indicó que le habían salido tetas. Yo, como estoy muy solidarizada con este tema, pues nada, me relajé y pensé: ya irá a proveerse de sujetador este hombre. También le puedo dejar uno mío.
Con o sin tetas, uno tiene que tirar de su carro a diario y la idea es pasar de cagarse en todo por tener que hacer eso a ser capaces de apreciar el milagro que es que cada día salga el sol, que el aire nos acaricie y tengamos un trozo de pan en alguna parte de nuestro plato.
Vale, ayer vi El árbol de la vida y levité tres metros más de mi postura habitual. Puestos a no entender nada, celebrémoslo almenos.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Barcelona improshow

Estaba en el Paseo de Gracias, sentada en un banco, un plan muy de entreguerras, de estar allí tomando la escasa brisa que el mes de setiembre nos está regalando.
El caso es que estaba plantada delante de la tienda innombrable donde venden cápsulas de café a precio de diamante cuando he asistido a una escena muy de Bertold Brecht.
Un hombre negro estaba separando hierros de un contenedor allí plantado, montando una escena visual y acústica. Un grupito de vecinos se ha acercado a él y le ha estado indicando, interrogando y aconsejando.
He observado todo desde la distancia, intentando descifrar ese lenguaje no verbal que acompañaba a cada gesto de unos y otros.
Lo que he deducido es que a los vecinos de esa esquina emblemática de ciudad les parecía un horror tener allí a un hombre con un carro de la compra estampando hierros contra el suelo. Porque en esa esquina sólo se acepta belleza y glamour, esos adjetivos tan asimilables a la versión guiri de la ciudad de Barcelona.
Mi pregunta era: ¿estos tíos se molestarán en quejarse por los recortes de sanidad, educación y cualquier cosa del ámbito público? ¿O sólo se escandalizan porque las baldosas de Gaudí se han magullado? ¿O por tener una serie de tubos afeándoles la vista?
Vivimos en una ciudad demencial: por una parte están los que viven de espalda a la realidad mirándose únicamente su ombligo, disfrutando de sus privilegios y por otra están los que están en la línea de fuego, hurgando contenedores, sirviendo pizzas precalentadas por cuatro duros y esperando encontrar un poco de luz en este inframundo capitalista.
Pasen y vean, el espectáculo está servido. Ahora sólo tenéis que elegir de qué bando estáis.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Entrando y saliendo del armario

Para aligerar mis rutinas acostumbro a refugiarme en alguna cafetería medio decente, donde pueda espiar a la clase trabajadora y a las élites que se supone que mueven el país. Ha caído la Vanguardia entre mis manos. Un café siempre es más entretenido con un periódico de por medio.
Veo en su contra una entervista totalmente de relleno a un presentador que se supone que es una gloria nacional. Que conste en acta que esta pequeñs tribuna etílica no basa su fama y glamour en poner a caldo a gente de manera gratuita. Este tío se lo ha ganado a pulso.
Para empezar, la foto que utilizan. Él, con sus estupendas gafas que su estilista le ha dicho que le quitan años, mirando por una lupa, a lo Hércules Poirot. No estoy para juegos, gracias, eres un periodista, no el heredero de Ángel Cristo.
Segundo. Dicen, cuentan, que este hombre ha salido del armario. ¡Felicidades! Es más, solo por su valentía u honestidad ya me sumaría a sus huestes de seguidores. Pero no, queridos. No ha tenido el valor de decir en ese BOE de valores arcaicos y somnolientos de aclarar su verdadera condición. Ponía que estaba casado y tenía dos hijos.
No cuela. Basta ya de farsas, de teatrillos de serie de mediodía. No intentes ir de defensor de la verdad y de adalid de un periodismo incómodo y de investigación cuando no pones tus propias cartas sobre la mesa. En fin, por mí como si lleva tatuado en la espalda el himno del Barça. Es su problema.
Hay homosexuales conservadores. Hay familias disfuncionales. Basta ya de mechas y sonrisas perfectas. Ese tiempo de aceptarnos como somos. ¡No tires la llave del armario al mar, está mejor en tu bolsillo!

viernes, 9 de septiembre de 2011

Miedo de alimentarse en Barcelona

Mi salud mental depende en estos momentos del yoga, la música y mi pequeña vida social. Ayer quedé con el doble natural de Don Johnon, que vive en Barcelona, por si no lo sabíais. El caso es que la cita era en esa hora extraña en que tienes que decidir si finalmente vas a cenar o te vas a meter unas cervezas entre pecho y espalda con caída libre y amanecer turbulento.
Yo jugué la carta de la seguridad y cené en casa. Comer fuera de tu espacio natural conlleva más de un riesgo. El primero, que te roben descaradamente. Esta ciudad se está convirtiendo en una especie de joyería, donde las cañas valen 2 y 3 euros y los bocadillos 5 y 6 euros. Vale que vivo en la central de orfebrería, que es Gracia, pero cuando supere esta etapa, me voy a ir a San Jeroni de Dalt donde todo me costará 1 euro. Y seré feliz. Lo juro.
Don Johnson tenía hambre y tuvo que enfrentarse a una carta horriblemente diseñada con una especie de trampa mortal: todo lo que se ofrecía valía 4,80 euros. El peligro duerme en cualquier lugar. No tuvo miedo a una indigestión ni a enfrentarse a una noche de pesadillas gástricas. Con una valentía extraordinaria, se pidió una tortilla de foiegras y bacon. Antes me como un kilo de manzanas del tirón.
Después de allí saltamos a otro bar y así sucesivamente, hasta que volví a mi casa cantando jotas y hoy he tenido un kilo de cemento en la cabeza durante toda la mañana.
Con la reflexión de siempre: ¿por qué siempre hay sitio para una caña más sea la hora que sea? ¿Por qué siempre piensas que el alcohol te ayudará a vete tú a saber qué?
Al menos no me ha dado por jugar a las tragaperras, mirémoslo por esta parte.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Lluvia de gin tonics

La vida es más sutil y digerible con un copazo en la mano. Especialmente si se trata de un gin tonic bien construido, muy a mi pesar, en esta moda ya consolidada de utilizar ginebras que solo conocen unas 45 personas en cada país, así como ingredientes del estilo "humo de roble" (esto es real, mi amigo se tomó ayer uno que contenía tal sustancia astrofísica).
Yo opté por la lavanda y la rosa, just in case, no vaya a ser que me crezcan elfos y musgo por dentro, lo que me faltaba...
El caso es que mi estupendo y cáustico amigo E. es un gran acompañante nocturno y de alcohol. Empezamos a debatir temas tan interesantes como el grupo Manel. A mí la verdad es que me parecen una comparsa maja, que nunca dicen culo en público y copulan en la postura del misionero. Pero E se despachó. Que si parecen una tuna estilo CIU, de festa major, que hablan como antiguos trobadores, mencionando tietas y abuelos recuperados del baúl de los recuerdos. Vamos, que parecen las fábulas de La Fontaine actualizadas a ritmo de ukelele. La verdad es que para mi gusto particular ganarían puntos si fueran más canallas, y no tan buenos niños. Sí, ya sé que eres sensible y tienes el corazón cosido a tiritas y bypasses. Calamaro también y dice que debería estar prohibido haber vivido sin haber amado. Ya con esta frase me tiene atado a sus tobillos hasta el fin de mis días.
En fin, fans de Manel no la toméis conmigo, o sí. Yo amo la lírica y el arte, pero el día que se abran más en canal y se despeinen, todo será mejor y más ineteresante.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

I am still here

No os he abandonado pequeños cachorros, que no cacharros.
Es que intento tatuarme la palabra disciplina en mi vida y le he jurado al niño Jesús y a otros personajes varios, entre ellos yo, que me voy a levantar cada día a las 9 de la mañana am horario peninsular para ir a hacer yoga a las 10 am horario peninsular. ¿Lo conseguiré? ¿Lograré mover mesas camillas con el poder de mi mente y partir ladrillos con las uñas de los pies? Quizás. No me inquieta demasiado.
Lo que está claro es que uno necesita alguna razón poderosa para salir de la cama. Y en estos tiempos escasean, con lo que uno tiene que inventárselas.
Que me han dicho que Guillaume Canet está en el Bar Vulcano tomándose un anís. Entonces yo salgo de la cama, me cambio el picardías por un modelito estilo francés y bajo en busca del galán.
Ah, que se acaba de ir. Entonces me resigno a tomarme un cortado con un hombre de 80 años y bueno, al menos me digo: ya no estoy entre las sábanas atrapada.
Y así me paso el día, inventando amigos y enemigos, planes fantasmas y reales y apostando por una nueva start up llamada C.Fornieles. Así es la vida, o tiras tú del carro o te vas a la cuneta.
En dos horas comeré con Woody Allen, en realidad se trata de una amiga mía, pero en este mundo de algodón rosa diseñado para no sufrir demasiado, mi colega lleva gafas y se acuesta con una asiática. Y me parece todo razonablemente bien. Al menos nadie explota mi pescuezo ni aguanto chorradas en cantidades industriales.
Y con esto y un bizcocho, voy aseguir inventándome algo. Feliz miércoles!

sábado, 3 de septiembre de 2011

Malditos cuarenteros

Estaba tranquilamente en mi momento no quiero relacionarme con ningún humano a nivel visual o táctil cuando han interrumpido justo delante de mí. Hay muchos sitios donde ir a vociferar tu vida, pero evidentemente (como no), gracias a estos pesados que he tenido el gusto de escuchar, hoy tenemos borrachera de champán.
Era un grupito heterogéneo de treintañeros largos, recién estrenados los 40 algunos. Temas a tratar: conocían perfectamente la previsión del tiempo para hoy (un tema aborrecible, por supuesto) y estaban inquietos por si tendrían que cambiar sus biquinis y demás enseres playeriles por el paraguas. Si llueve te mojas, y de paso te callas un poco. Otro tema que generaba gran tensión en esa reunión infernal era si debían ir en coche a la playa o en transporte público. Eran 6, uno de ellos se negaba a cargar con la toalla todo el día (??) y luego han optado por hacer apuestas sobre zonas azules y verdes. Yo me he puesto amarilla e intentaba concentrarme en mi lectura sagrada del horóscopo, porque claramente es en la actualidad una de mis actividades imperdibles. Y preferidas.
Con miradas asesinas no he logrado espantarles. Porque el tercer tema de la tarde ha surgido cual flor post-veraniega para deleite de todos y todas: paella o fideuà. Oh, se me rompe el corazón y las tripas. Finalmente han elegido y gracias a sus numerosos y previsibles smart phones han podido solucionar el problema con éxito. Es más, si váis al Puerto Olímpico seguramente os los encontraréis, poniéndose morados y gritando a pulmón abierto sus problemas conyugales, futboleros y sexuales. Mi cerebro ha eliminado hasta el nombre del restaurant por salud mental.
A veces me doy miedo a mi misma por mi extrema bilis, pero cuando uno quiere silencio, es lo que desea. Es como si quieres salmón e insisten en que te comas cantimpalitos. ¡NO GRACIAS!

jueves, 1 de septiembre de 2011

Lo que representa velar por el orden

Ser policía o cualquier tipo de esbirro dedicado a vigilar la normativa vigente hoy en día, debe ser lo peor. Bad timing queridos. Si hasta El País, que siempre hablan de lo que la gente le preocupa (desde infancias desdichadas de Rihanna a familias desestructuradas en Móstoles), se preocupaba el otro día de publicar un boletín sobre cómo disolver una sentada pública o una ocupación del ambulatorio de turno.
Es que vamos. Era tan cómodo ser poli antes. O aduanero. O alguien que te vigila porque es necesario (ya lo advertía Rousseau hace tiempo).
Te pedía los papeles, tú rezabas para que todo estuviera en su sitio, y cada uno a su casa, tú con la lección bien aprendida de que no hay que excederse demasiado en lo que a orden y concierto se refiere. Aunque fuera un memo lerdo la persona que te atendía y más bien un gañán en sus modales. Nos imponía algo semejante a la autoridad.
Pero la gente ahora está con los morros inflados y el cerebro y órganos coronarios a punto de explotar. Estamos bajo presión, una nube negra invisible se cierne sobre nosotros amenazando deshaucios, paros, recortes, y claro, cuando te tocan lo tuyo, la cosa se disloca.
Por una parte me alegro de que las cosas se tensionen, porque sacan al guerrero que todos llevamos dentro. Por otra parte, lo de siempre, hasta que el vaso no rebosa y hay inundaciones nadie saca el flotador. Y lo de siempre, el que está vigilando el patio podía ser tú y tu podías ser él. Por eso me encantaría ver alguna foto a lo gonzo, donde un poli se saca el disfraz y llevara un tatto en el pecho mismamente que ponga Viva Teruel o Rosi te quiero, porque todos estamos hechos del mismo barro y solo nos separa un disfraz. Y cuatro órdenes mal formuladas que no se las cree ni el que las ha dictado.

lunes, 29 de agosto de 2011

Ofrendas invisibles

La actividad más destacable y quizás satisfactoria del día de hoy ha sido dejar mi micro baño como una patena y cambiar la alfombra de la ducha por una rojo pasión bautizada como "modelo Barcelona"(lo he descubierto al tirar el envoltorio, hay namings hasta para eso, cuidador).
El caso es que las mañanas a mí, si no hay un planazo a la vista, me sientan mal. Hoy he tardado 2 horas de reloj en salir de la cama. Eso me lleva a la conclusión que la mayoría de nuestros días en este planeta, como ínfimos humanos, son de lo más anodinos.
La gente quizás piensa que los días de Cleopatra eran lo más, que si esclavo nubio por aquí, emperador romano por allá, pero ella también se aburría, estoy segura, y rezaba para que esas horas muertas que le recuerdan a una lo nada y menos que es y que se siente, se cayeran del calendario por arte de magia. Woody Allen ha pasado por lo mismo, según me han revelado mis fuentes anónimas y tratadas químicamente.
Así somos los humanos, los animales más difíciles e inexplicables de la creación.
Tengo que decir que lo del baño ha sido fruto de una incubación mental de unos 4 días, y por fin al 5, vestida de poli de brigada anti vicio del germen, he desalojado el zoo que había allí montado. Porque mientras las especies animales en el mundo desaparecen, en mi casa se multiplican. Arañas, hormigas, polillas y algún bípeo con desordenes emocionales conviven en armonía, formando un gran poema visual.
Lo que no saben es que me he cansado de parásitos y aquí no va a quedar ni el apuntador. Solo estoy autorizada a sobrevivir yo, porque soy la cronista oficial. He dicho.

viernes, 26 de agosto de 2011

La justa medida para uno mismo

Acabo de cenar dos mazorcas de maíz viendo extrañísimos videoclips de grupos vanguardistas en Youtube. Mientras, unas 25 calles más al este de mi casa, amigas mías hablan sobre la conveniencia de llevar alpargatas de cuña y suela de cáñamo en verano, porque son frescas, informales y a la par que elegantes.
Uno tiene que asumir su naturaleza, le guste o no. Y la mía es ir a contracorriente. No puedo evitarlo. Y el problema, más bien yo le llamaría discordancia, es que conforme pasan los años y los meses y las canas pueblan mi cabeza como un alegre campo de trigo albino, la cosa se acentúa. Porque algo hace clic en mi cabeza y dejo de escuchar lo que me dicen. Como el que se desconecta del runrun del tráfico. Ya sean tacones ergonómicos o sillas trenzadas. Off. Repaso mi nevera o recuerdo a mi último ligue perdido a día de hoy en algún bosque nórdico y europeo.
Y me maldigo o me felicito por cenar mazorcas amarillas y hablar con una pantalla de leds, que no tiene una opinión demasiado definida sobre el calzado de verano. Todavía.
En fin, es lo que hay. Uno no tiene que matarse a dar explicaciones. No me vas a ver en una mesa de conglomerado barnizada en mate blanco informándote sobre paquetes turísticos para familias. Ni en los últimos bancos de la iglesia. Ni en los de la Barceloneta dando de comer a las palomas (creo que es una fase clara y preocupante de la voluntad de abandonar este mundo, cuando ya sólo te hacen caso las palomas).
Esta canícula no ayuda demasiado a la paz de espíritu. Pero revela verdades y pliegues del alma muchas veces tapados por capas de ocio y hielo.

jueves, 25 de agosto de 2011

Tu ausencia se me pega como un chicle

Queridos y bien amados,
El champán rosa no ha muerto, simplemente se fue de su mesa y de su silla, cansado de tanto aburrimiento y previsibilidad. Ahora, con una bella musiquita de fondo, de esas que te transportan a un amanecer bonito, entre sábanas limpias y con leve brisa de fondo, os puedo decir que he vuelto entera.
Primero volvió mi cuerpo, luego mi cabeza, y al cabo de unas horas, con varios retrasos y puentes aéreos invisibles, volvió mi corazón.
Y ahora, en pijama, con 40 grados, la ciudad vacía y palomas de fondo, uno se empieza a conectar de nuevo con sí mismo, con su deseo, aquellos sueños que tuvo pero que una realidad a menudo imbécil y desnuda le negó.
No voy a permitir ceder ni 5 centímetros. Uno tiene que afianzarse en su atalaya de purpurina y no bajarse del burro, porque hay mucho desalmado y desalmada dispuestos a tragarse nuestra vida y nuestro corazón con sus máquinas picadoras y devolvernos una hamburguesa.
Ni transgénicos ni devoradores. Prepararos porque hemos vuelto más viejos, pero más sabios. Por cierto, me preocupa ligeramente descubrir que los tíos buenorros de 30 a 39 años han sido secuestrados por no sabemos qué organización feminista y solo nos han dejado niñatos o maduritos con un elevado síndrome de Peter Pan.
Si alguien ha visto a un hombre cabal, educado y agradable que haya conseguido escapar del secuestro, por favor que se ponga en contacto con recepción.
Os mando un beso de tinto de verano, con tres patatas fritas grasientas acompañando la aventura.

jueves, 9 de junio de 2011

Cosas que odio

Los días nublados encadenados. Mirar la predicción del tiempo y ver que de nuevo va a llover el día que decides celebrar tu cumpleaños. La gente que se te queda mirando. Finales de película que se recrean en el lloriquo que despiertan en el público (sí, también lloramos en el cine). Tener la voluntad de un mosquito. Empeñarme en ascender el Himalaya en chancletas. Podéis añadir vuestra lista de pesadillas favoritas y yo os diré que tenéis razón. Porque hace falta manual para entender todo esto que nos rodea.
Feliz día de junio que parece diciembre.

viernes, 3 de junio de 2011

Modelos de ficción

A pesar de mi condición de parada, todavía mi micro ego y yo vamos a la peluquería de vez en cuando. Ayer, ritual de los rituales, cayó en mis manos el Hola. Ese documento fascinante, a la par que alienante, que eleva los sueños de las masas y los pasea por casas y palacios que seguramente jamás habitarán.
Estaba yo husmeando con alegría entre salones con panteras y tea table books perfectamente apilados, esos libros que suelen costar sobre 100 euros por barba que tienen fotos impresionantes de las cascadas Victoria o de los rituales del Perú, que nadie jamás ha leído, pero que quedan perfectamente en una mesita y te transmiten el mensaje que sus propietarios tienen inquietudes intelectuales. JA.
En ese catálogo de sueños y a los Royals. Me pareció ya el mega espejismo. Comunión de no sé quién en el palacio de tal. Es todo taaaan medieval. Gente aseada, bien peinada, con zapatos de 800 euros sonriendo. Mientras tú no compras ese jabón con jojoba o vete tú a saber que elemento robado a la fuerza de la naturaleza por ahorrate 35 céntimos (el super es así, Darwin en estado puro).
Total, que vestido que lleva la nueva princesa de Inglaterra bla bla, modelo que se agota. ¿Pero la gente es lerda o qué?¿Creen que por disfrazarse como una tipa acabarán saludando desde balcones a grandes masas exaltadas? No lo entiendo.
Es más, cuando veo que ellas van de beige, color que no soporto y me parece muy sospechoso, yo me visto de fucsia. Cuidado con la realidad, que se empeña en alterar nuestras queridas ficciones.

miércoles, 1 de junio de 2011

Encendida

Mi última adicción confesable es leer noticias sobre Felip Puig. Como dice una amiga mía, las personas con la cara fláccida no son de fiar. Y toda esta gente que se ampara en el traje, la religión y la mentalidad de botiguer son lo peores. Porque yo no sé lo que quiero todavía, pero sé lo que no quiero. Y a esta pandillita, cuando les sacas la misa, la familia y la corbata se quedan en nada. Porque no tienen alma, solo formas y ego y un profundo sentimiento de pertenecer a una gran familia redentora.
En fin, que en esta nueva línea de investigación antropológica he encontrado una gran aportación: le apodan Don Limpio (y que beba un litro de lejía para limpiar su alma) y el pequeño franquito catalán. Hay mucho escritor en potencia a la sombra de nuestras calles. Aunque digan que este país es un desastre y la gente se pasa el día al sol y bebiendo, sé que hay una poderosa gracia sumergida que aflora en este tipo de situaciones (hay muchas pancartas en Plaza Catalunya que son gloriosas, desde No hay pan para tanto chorizo como el señor valenciano que fue a votar con un papel colgando: Este traje lo pagué yo).
Así que a pesar de que digan que esto tiene los días contados y que hay que peinarse como Artur Mas para ser un ciudadano feliz, insisto en negarse a bajar ni un centímetro de esta atalaya de conciencia a la que hemos escalado estas dos últimas semanas.
Porque hasta la señora de la mercería de debajo de mi casa lo sabe, que esto es una comedieta con los cuatro bufones de siempre votados por los tres conservadores de turno. La vida es cambio y sabemos cómo hacerlo. ¡Adelante ciudadanos, no estamos solos y solas!

miércoles, 25 de mayo de 2011

Más madera dialéctica y emocional

Esta semana está resultando muy excitante. Parece que un cordón invisible ha brotado de algún órgano escondido hasta ahora y nos ha acercado a todos un poco más. Nos ha unido de nuevo.
A pesar de haber pasado un día algo turbulento, el ánimo mejoró automáticamente al cruzar la Plaza Catalunya. Esa reconfortante sensación de no sentirte sola, que hay más gente que aparte de facturas en el bolsillo tiene sueños y quiere avanzar hacia algo mejor que lo presente.
Estuve escuchando la asamblea de banca ética y salí altamente convencida de que voy a sacar mi dinero de una caja convencional (total para recordarme que salvan a tres árboles y pasean a cuatro abuelos de uvas a peras, eso no me conmueve lo suficiente). Comentaban las inversiones de las cajas en materias primas que hace que suba el precio de las mismas, porque ellos han apostado por esos bienes como algo de lo que sacar rentabilidad.
Prefiero salvar a las ballenas que colaborar en la especulación del tomate. Las cajas han perdido su función, operan realmente como bancos. No os digo que volvamos al trueque y al derecho de pernada, pero reflexionad realmente sobre qué os ofrecen vuestras cajas. Puedo asegurar que a mí me regalaron un boli cuando abrí la cuenta y hasta el día de hoy no me he sentido mucho más recompensada. Hablaban de la banca Triodos como una opción práctica que ofrece los servicios habituales de cajeros, operaciones, transferencias, etc. Al final nuestras acciones diarias serán nuestro salvoconducto hacia la felicidad.
Tengo que reconocer que cuando me compré unas bambas Nike el año pasado tuve remordimientos. La estética pudo a mis principios. Creo que para la próxima vez ya estaré más preparada para decir que no. Que no quiero colaborar en la explotación de ágiles manos infantiles.
Amigos, aunque las aventuras de unos musculados futbolistas os tengan enganchados, dedicarle 2,3 minutos a pensar cómo vivimos también está bien. Abrid el corazón y cerrad el bolsillo indolente que arrastramos. Otra camiseta para el armario no nos va a hacer más felices.

martes, 24 de mayo de 2011

Arriba las hachas

Ayer no me podía dormir de la excitación. La mayor parte de la misma venía de lo que está pasando. Aunque los medios de comunicación oficiales del reino insisten en recordarnos que el fútbol del Barça llega al pueblo (??) y que DSK es un depravado sexual (¿sólo él ahora?), ignoran el movimiento 15M. Craso error. En nuestros corazones ha germinado un brote de esperanza. Se nos ha caído la venda de los ojos (todos los nudos se acaban aflojando tarde o temprano).
Estamos aburridos de la misma mierda porelamordeDios. Ayer hablaban de soluciones concretas y creo que todos deberíamos hacer ese ejercicio de reflexionar sobre el mundo y la sociedad donde nos gustaría vivir.
Para empezar a mí se me ocurre que cada uno cuelgue de sus balcones esos motivos que necesita reclamar: alquileres justos, contratos fiables, maridos leales, de todo.
Y luego, a la calle. Pero no los cuatro de siempre que salvan a los peces martillo y a los oprimidos coreanos. TODOS. Porque todos estamos bien jodidos. Sin ir más lejos mi madre tiene en el trabajo una serie de superiores que son uno auténticos lerdos pero están ahí. ¿Por qué? Porque han hecho la corte a quien debían. ¿Es eso la vida? ¿Lamer culos, pasar la bayeta en mesas ajenas? No queridos, tenemos que querernos un poquito más. Todos conocemos casos cercanos y lejanos.
Por eso os conmino a pensar, a reaccionar, a reevolucionar. No permitamos que nos digan cómo tenemos que vivir, acojonados con la idea de perder la casa y el trabajo, y hasta las bragas. Y comandados por unos auténticos desorientados.
Ayer, de vuelta de la plaza, fui a buscar mi moto y no estaba. Un guardia urbano a las 9 de la noche la retiró, robándome 100 euros. Después del berrinche de turno, cuando fui a abonar, la cajera del depósito, casi con lágrimas en los ojos me dijo que ella ya no puede ni tomarse unas bravas. Que no llega a fin de mes. Que trabaja para sobrevivir.
Recogí la moto con el pulso acelerado y le hice un discurso al segurata y a otra más que andaba por ahí para que salieran de casa a darle a la cacerola. Que esta tragicomedia ya nos pesaba demasiado. Encogieron los hombres con pesadumbre y yo aceleré por la rampa gritando Viva la revolución. De verdad, que no se nos escape esta oportunidad. Es la nuestra y la de todos.

lunes, 23 de mayo de 2011

Está pasando

Queridos camaradas,
En esta vida uno tiene que estar despierto. Absolutamente. Y lo que está pasando ahora con el movimiento 15M es una gran oportunidad para sintonizar los despertadores del alma. Porque los necesitamos.
Es urgente actuar y negarse a una vida de sometimiento, leyes que sólo favorecen a los ricos, apoyar un sistema que devora a sus hijos y les lleva a un callejón de impotencia y valiums.
No sé si estoy destinada a ser la próxima Pasionaria pero hay que tomar conciencia, esto es serio. Y ni que sea desde el pasillo de tu casa, saca la cacerola cada noche a las 9h y quéjate. Porque esto no va de reenvíalo a tus contactos o morirá un oso panda, esto va de exprésate ahora o nos espera un futuro muy negro.
Depauperización, desaparición de la clase media, vamos a vivir peor que nuestros padres, eso sí, con la gran posibilidad de viajar en aviones patera a 32 euros y la perspectiva de pagar una casa (un derecho fundamental) en 45 años. Eso sí, todos con los últimos gadgets tecnológicos que nos permitirán seguir esta penosa realidad y no perder ni un segundo de desolación.
Despertemos, porque cada uno de nosotros tiene un gran volcán de energía que no hay que ceder. Ni al poder, ni a los corruptos, ni a los abusadores.
Coge libros, infórmate, decide cómo quieres vivir y aunque sea simbólico, cada tarde, a eso de las 9, pásate por tu plaza más cercana con una cacerola y dale al perol.
Por ti, por los demás y por los que van a llegar después. Pongamos fin a esta enorme tomadura de pelo.

lunes, 16 de mayo de 2011

Altamente existencial

Los lunes me sientan fatal. Como una patada en la espinilla, aproximadamente. Y eso que he tenido un fin de semana multicolor y muy humano (me he relacionado con amigos secuestrados en sus relaciones que nunca abandonan sus moradas). Pero hay la vida, quien pudiese vivir permanentemente en sábado...Me he obligado a dar un paseo bajo este afianzado sol primaveral, y todo iba bien hasta que unos quinquis han bloqueado la calle con sus motos y han golpeado a una furgoneta con una llave inglesa (??). Por la cara, porque les habían pitado por no avanzar cuando el semáforo se ha puesto verde. La gente está muy volada, requetevolada más bien. Y me ha dado angustia. Estamos rodeado de salvajes. Y ayer, para acabar el poema pre lunes, escucho jadeos salvajes altamente hormonados. Un recordatorio de que la vida sigue ahí fuera, mientras me dedico a leer manifiestos dadaístas en pijama.
Y eso que el sábado me encontré un papelito en una cafetería que ponía good things that happen (lo tengo a mi lado, en plan estampa de San Antonio de Padua).
Sé que un día me reiré de todo esto, pero ahora mismo no veo el sentido del chiste. Feliz lunes.

martes, 10 de mayo de 2011

Productividad, esa gran palabra

Yo produzco bastante en los bares, sobre todo si hay cervezas y gente divertida compartiendo la mesa. Ahora mismo me hallo en las antípodas de esta bonita ecuación. Estoy sentada en una biblioteca de tipo inglés, de madera, bonita y silenciosa. De hecho solo se oye el repiqueteo de las teclas de mi ordenador y el taconeo de una superdotada que no para de acarrerar libros de punta a punta y me acaba de pillar enganchada al Facebook. ¿Qué os parece? Mientras algunas descubren fonemas ocultos de la lengua swahili y otras lindezas yo me dedico a poner me gusta en las fotos de mis amigos y sus perros. No sé si es que soy una persona débil o que el interné está haciendo mucho daño en materia de concentración. Es una hábil combinación de ambos elementos.
Encima hay aire acondicionado y me gotea la nariz. Porque por otra hábil combinación me he costipado: duermo con nórdico y me paseo sin medias. Soy así de lógica y coherente. Para acabar de hundirme en la no productividad de hojas de excel y papeles burocráticos os estoy contando todo esto aquí mismo, a tiempo real. Si consigo tres jijijis por debajo de la nariz habremos evitado un futuro soplo en el corazón y dos ataques de ciáticas (porque la risa cura). Esto no lo sabe la de atrás mío, que tiene la nariz metida en un tratado de lengua y suspira como si fuese Santa Teresa de Ávila. Feliz tarde.

sábado, 7 de mayo de 2011

Las buenas compañías

Hay días en que uno desea que la tierra le engulla, como cuando se tira de la cadena del water, pero versión tierra adentro. Una vez estás metida dentro de la corteza terreste, llegas al núcleo duro, una zona llena de magma y burbujas de lava y te desintegras. Adiós mundo.
Como esto suele ser básicamente una ilusión nihilista, te toca afrontar tu día a día con pico y pala, y rezándole a todos los santos por lo que pueda pasar. Esos días existen.
Por suerte el jueves el milagro se obró en forma de cena de amigos, un salvoconducto regado de vino, ideal para olvidar cualquier tipo de problema terrenal.
La cena fue divertida, pero lo mejor fue el material humano que salió a la luz. Mi amiga A. contó como un día en Marruecos un carro con tres personas pasó encima de su pie y le destrozó la uña (risas de fondo; la verdad es que en real te ríes más). Otras aventuras fueron como el compañero de trabajo de A2 (nombre en código), le ha regalado una partitura perforada para caja de música como muestra de su interés por ella. Un eufemismo de follar, vamos. Hicimos apuestas sobre su futuro próximo: ¿es un caso extremo de pagafantismo o realmente echarán un casquete? En fin, la condición humana es sorprendente y a la vez impredecible. Yo acabé bailando Antònia Font en la terraza con vistas a la Sagrada Familia. Así que flotemos, fluyamos y evitemos los carros cargados con tres personas a toda costa. Y no olvides la copita de vino de emergencia para levantar cualquier tipo de estado anímico.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Ser uno mismo o convertirse en un ficus

Es agotador a veces ser humano, ¿no, queridos? Desde que me he liberado, o más bien me liberaron del yugo oficinista, todas las penas y glorias de mi existencia no se las endoso al jefe, sino a mí misma. Ahora soy la jefa de mi vida. GLUPS.
Intento ir a la piscina y activar cuerpo y mente, pero ese gimnasio es en realidad una célula leninista incrustada en el barrio de Gracia. Al más puro estilo bolchevique desfilan hileras de deportistas enloquecidos que quieren ocupar espacio y de paso tu alma. ¿No hay ningún ser HUMANO ahí? No. Son robots. Los mandan de la empresa de George Lucas para hacer la siguiente versión galáctica: Los deportistas galácticos del mal contratacan again.
Luego digo, voy a ir a un festival de cine, ya que tengo tiempo. Vale. Voy. Ahí descubrí que no vivimos en Barcelona, sino en Somalia. Unos 23 minutos entre que conseguí el bono del festival, entendí que me lo tenían que cambiar por entradas e hice tres colas. Eso sí, todos llevaban bambas caras y querían salvar al pueblo saharaui. ¿Y a mi quién carajo me salva? ¿Tan difícil es organizarse? Parece ser que sí.
El día que yo dirija el mundo se vana acabar los gimnasios malignos, las colas lentas y los ciudadanos ficus, que dicen sí a todo y no tienen corazón.
Y con esto y un bizcocho me sumerjo de nuevo en mi universo infinito donde todos los tíos de la línea de arriba tienen prohibido el paso.

domingo, 1 de mayo de 2011

Liberad a wi-fi (con permiso de Miss Guisante)

Después de casi dos meses sin internet, algo muy incongruente en el año 2011, hemos conseguido que nos activen el modem. Casi canto una serenata de algo festivo, enseño mis intimidades por la ventana y bailo una jota. Con qué poco nos conformamos los de la generación x, j o vete tú a saber cuál es la mía. El verbo forrarte no existe en tu imaginario y se substituye por sobrevivir. El amor es el enésimo timo. Ahora se llama follar con grandes cantidades de alcohol en el cuerpo (¿si no cómo vas a conseguir que alguien hable voluntariamente?, aunque como dice una amiga amiga, a veces ojalá que no se tuviera ni que hablar, jojo; matemática pura). La amistad es de lo más sólido que queda, algo así como un bono del estado, que nunca falla, como mucho se devalúa un poco. Y el resto, son reacciones imprevisibles a fenómenos viejos y conocidos: cagalera ante estereotipos sociales de mamá que hacen calamares a la romana para cenar a sus hijos rubios, ganas de pegar bofetadas a imbéciles sueltos que se creen graciosos y poco más.
Así que yo y mi resaca dominguera os saludamos de nuevo y os damos la bienvenida a este blog clausurado contra su voluntad por Orange, sí, fueron ellos. Ya os pueden decir que os cambian las tetas, el congelador o a vuestro gato por casi nada y en poco tiempo. Es mentira. Todos los cambio acostumbran a ser dolorosos y lentos. Como si fueran pequeños limacos somnolientos subiendo por las paredes de la Torre de Pisa. Eso sí, cuando consiguen llegar al tejado, tienen una vista cojonuda y se convierten en unos valientes.

viernes, 8 de abril de 2011

Seguimos para bingo con el cartón en la mano

Los efluvios primaverales relajan mis sentidos y llego a la conclusión de que todo podía ser peor. Aunque Orange insiste en darnos un lifestyle propio del siglo XII, ya que seguimos sin internet, he llegado a la conclusión que así miro menos píxeles, que siempre va bien.
Por el resto, ando obsesionada con la idea de ver señales y rumbos, y muchas veces la vida se reduce a ir a la panadería, comprobar el cambio y ver que no te han vendido una barrita integral y encima sin sal, que ya es lo menos sexy que te puedes meter a la boca estando en la flor de la vida.
Otra obsesión que me persigue de manera recurrente es ver a grupos de señoras mayores (normalmente en ropa interior, ya que estos encuentros tienen lugar en el gimnasio municipal) que no paran de repetir obsesivamente que si fulanito ha muerto y que sus maridos eran tan buenos amigos y que para hacer albóndigas la cebolla tiene que estar picada muy finita. Lo repiten con tono monocorde unas 4 veces cada cosa y juro que me vuelvo loca con tanta letanía y tengo ganas de regalarles un vibrador a cada una para que al menos así tengan un tema nuevo.
He descubierto hace poco que soy situacionista, que odio aburrirme y que uno solo le hace falta tomar conciencia de lo que sabe. Así que manos a las armas o a los volantes y prendamos mecha a este pesebrito inerte. ¡Acción!

martes, 22 de marzo de 2011

Sitiada por unos telefonistas mongoles

Nos han engañado. Sí, a golpe de teléfono, cantos ambrosianos y descuentos pensados para gente que se pasea en pijama a las 10 de la mañana, como nosotras. Lo que iba a ser una mera operación de portabilidad (gran palabra técnica que se utiliza para la ocasión) ha concluido hoy con unos datos escalofriantes: vamos a estar 20 días sin internet en casa. Y lo que parece una suprema tontería, se ha convertido en cómo sobrellevar algo así como una adicción.
Me veo yendo de un lugar a otro con mis cacharros, instalándome de cualquier manera en una esquina, sonriendo y contando mi vida. Eso sí, tengo que decir que mis conocidos son solidarios y siempre levantan la ceja en plan pobre gatita descarriada, le dejaré un cable de conexión.
Y así me veo, como una Santa Apolonia moderna. Por el resto bien, abrazando la nueva longitud de las horas y deglutiendo chocolate, que no da más problemas que aflojar el elástico de los pantalones. Y volviendo al bonito hábito de la lectura, un mundo abandonado por los píxeles, casi sin darme en cuenta.
Y después de este post tutti frutti, donde os he contado todo y nada a la vez os dejo respirar el aire pre estival que destila erotismo y olor a fresa (by the face).

viernes, 18 de marzo de 2011

Ir a mirar o a que te vean

Es lo que tiene la palabra público. Que aglutina a gente en un espacio compartido, congrega a almas aburridas de poner sellos, certificar documentos y estirar abdominales a ritmo de taca taca.
En un evento público, los humanos acuden para deleitarse con algo, pero de paso, mientras esperan, repasan cómo está el patio.
Tantas veces me pregunto si en realidad tienen algún interés en ver a bailarines o malabaristas chinos. O es más interesante ver con quién está enrollado el enésimo técnico de cultura de turno, o lo cascada que está fulanita desde que se ha divorciado.
Un juego imparable de miraditas, scanners de modelitos de marca seguramente, y canas reticentes al tinte por falta de tiempo.
Me pone negra. Odio sentirme observada en plan pipican, botigueta o cementerio en vida.
¿Tienes una vida aburrida? Te aguantas. Pero no me mires sin disimulo pensando si soy una turista ucraniana o la fulana del alcalde. Lee mejor a Tolstoi. Te hará bien saber que seguramente posees más de lo que imaginas.
Y con esto y un bizcocho me hundí en mi asiento anónimo, viendo como las gallinitas calentaban sus huevos bajo su plumaje pre primaveral.
Ah, y alguien dejó la calefacción encendida en la sala, seguramente por ir a mirar donde no debía, y casi morimos asfixiados. Pero da igual, lo importante es saber quién está en dónde y con quién. Y si alguien perece por el camino, ya tendremos de qué hablar.
Amaros bajo los rayos de sol sempiternos, que ya es hora!

martes, 15 de marzo de 2011

La lluvia enciende la apatía

Los procesos son lentos y sirven para recomponer las partes y el todo. Uno se aplica cataplasmas de paciencia, se pone betadine por todas partes, un par de temas de los Beach Boys y palante. Pero lo de la disciplina lo llevo mal. Tengo que reconocerlo. Y eso que me tiendo trampas amigables como cenas o piscinas por nadar, pero siempre es difícil cuadrarse delante del ordenador y acatar órdenes.
Maldito (o no), monstruo anarquista que llevo dentro. Y encima hoy he tenido un postre espcial: grúa y multa. Casi 200 euros por la patilla. No he llegado a dar la patada voladora pero poco ha faltado. Robos disfrazados de legalidad. No los soporto.
Y luego el tiempo invernal, acorde con el mes, pero no con el estado de ánimo deseable.
La lluvia me moja por dentro también y me da sueño y empaña mis motores energéticos. Como que to va infinitamente más lento.
En fin, eso no quita que sigamos Dancing in the paro y disfrutando de las galletas de chocolate.
Uno tiene que conocer su sombra para ver la luz mejor. Feliz martes :)

viernes, 4 de marzo de 2011

Bocanadas de veneno

Ahora mismo estoy sacando una llamarada de cabreo por la boca, no sé si la véis. La convivencia en una escueta comunidad de vecinos como la nuestra es altamente intensa. Se oye todo a todas horas. Y yo soy sonofóbica, si es que existe. Yo no hago ruido, flecha, no quiero oír tu ruido.
Parece que la ecuación no funciona a la perfección porque a diario disfruto de los solos del niño gitano aporreando el suelo. Ni que sea rumano o bielorruso, es un niño que agrede las maltrechas baldosas con todo tipo de objetos lúdicos (para él). Y su madre, en una continua espiral de lavadoras, limpiar culos y hacer purés, bastante saturada está como para infundirle algún tipo de civismo. Para eso ya está Conchi, que le hace cursos telequinéticos de educación a distancia (nadie se entera, ni el propio niño gitano, pero yo lo intento).
Con estas que igual se me secan las entrañas, en plan Yerma y se ha acabado mi descendencia. No lo sé ni me importa ahora mismo. Porque estoy harta de escuchar taconeos y golpes. ¿Cuándo va a llegar un dandie forrado de pasta y de recursos literarios para entretenernos? No. Esperábamos sacudiendo las ramas de palmas con gran fe y llego esta mujer que nos deleita con griterío desde las 8,30 am. Como me dijo ayer un encocado desconocido: ¿No te sientes como una francesa en la banlieue? Yo ya no sé nada. Solo sé que tengo taquicardia y vuelve el invierno cual eterno retorno. Vale, es viernes. Podré salir a la calle a observar la felicidad ajena.

viernes, 25 de febrero de 2011

Ladran, luego cabalgamos

Amigos,
Estamos rodeados continuamente de pruebas. Hay días que me levanto derrotada, pensando que nadie necesita mis 60 y algo kilos de jamones para algo. Otros días, como ayer, como unos estupendos espaghettis en buena compañía, bebo una copa de vino tinto y veo claramente que la vida es un lujo que hay que aprovechar.
Te llaman desde Suiza interesándose por el estado de tu cutis (real) y piensas que todo es tan fácil y a la vez tan complejo. ¿Patas de gallo de vidas anónimas?
La vida es: kleenex, guiños de ojo, sueños crípticos, papelitos que te pasan de estraperlo y amigos. Muchos amigos. La mejor gasolina para todo.
No sé si he perdido los papeles o simplemente me siento como una recién viuda que lo tiene todo por estrenar, sin saber muy bien qué galanes y sorpresas la esperan por las esquinas.
Al final, llego a la conclusión de que no hay que tener miedo, que en los abismos siempre hay puentes secretos para cruzar al otro lado, y que compartir piscina con ancianos hiperactivos fans del aquagym puede ser una actividad de riesgo y elegante a la vez.
Así que me voy al parque vestida de viuda primaveral a tomar un picnic y a cantar canciones mientras pedaleo y los taxistas dudan en acabar conmigo de un volantazo o quedarse mirándome el culo y tararear los temas del Fary. Espero que elijan la segunda opción.

lunes, 21 de febrero de 2011

Actividades sociales

Este sábado fui a casa del gurú de los vídeos extraños que no conoce ni el director de internet y la verdad es que fabricó una cena muy decente.
Ya le he dicho que si todo le falla siempre puede montar un restaurante para gente que tenga hambre y que esté aburrida de su vida. Aunque con esto de la crisis, no sé si todo el mundo se lo está currando más, pero hasta los camareros me parecen más simpáticos.
Después de cenar y hacer balance de hacia dónde va todo, jugamos a las películas.
No sé si es lo de pasarse tantas horas conectado, pero haciendo mímica es un verdadero desastre. La guinda fue cuando tuvo que representar Babe el cerdito valiente. Se apretó la nariz como un gorrino y el resto queda ya a merced del lector.
Y luego birras, gran sesión de petardeo auditivo en el Pepino y pasa la vida.
Mientras tanto, me siguen llamando de los bancos para que me haga planes de jubilación y adquiera tostadoras por puntos. Cuando yo en el fondo quiero cantar Rafaela Carrà, comer macarrones a la bolognesa y reírme cada dos días.
Feliz lunes a todos, hace sol y las gitanas cantan en sus ventanas. Todo lo demás está por ver.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Siempre hay luz en algún lugar del túnel

Levantarse sin tener el día esculpido en algún tipo de agenda es el sueño de todo el mundo. Vivirlo en primera persona, es otra cosa. Hay que montarse pequeños planes ocupacionales que te sitúen y den sentido a un plato de lentejas y al sol pre primaveral.
Las mañanas son el territorios de las mamás cabreadas con carritos asesinos que tienen exactamente 31 minutos para hacer la compra semanal, depilarse, hacerse con la obra completa de Garcilaso, tres docenas de huevos, y vuelta a empezar.
Esquivarlas es todo un deporte de riesgo. Por otra parte tenemos a los abuelitos domesticados que avanzan como muñecas de Famosa por las aceras, buscando el sol. Algunos van con periódicos, otros con perritos ralentizados en el tiempo también y los más valientes miran a todo lo que se mueve e incluso se atreven a iniciar conversaciones sobre Julian Assange (evitar este tipo de encuentros).
Así que hoy estoy contenta porque he iniciado un pequeño proyecto personal bautizado Dancing in the paro. Un homenaje multimedia a todos aquellos que la recesión o vete tú a saber quién les ha mandado a las colas del INEM. En cuanto se haya subido le petit video haremos una prueba de mercado a ver si es aceptado por esta querida comunidad.
Sin más, me voy a fregar platos, una actividad ideal para descargar adrenalina. Se os quiere lejos de la sociedad robotizada, yo misma.

lunes, 14 de febrero de 2011

Hacer un plan neorrural

Este fin de semana tenía plan a 1200 metros. Perfecto. A mí me gusta probar canapés tailandeses de extraña procedencia con experiencias atávicas como tirarse colina abajo rodando (juro que lo hice, y me hice un buen agujero en el jersey...). No comments.
Comí alimentos no toqueteados por la mano química del hombre, subí montañas, pensé que tendría que hacer más bicicleta y cualquier tipo de ejercicio que te ayude a subir montañas y vi a un zorro.
Atención a la anécdota. Entre que no llevaba las gafas y que yo pensaba que eran rojos-naranjas (Disney, no nos intoxiquéis con falsos mitos y referentes, que luego pensamos que los príncipes van en calabazas con ruedas cuando en realidad van en metro y sudan), pensé que el zorro era un pastor alemán. Suerte que mis acompañantes entienden las trampas que tiende la ficción televisiva y me contaron que era un zorro. Evidentemente el animal no se puso a cantar a sus amigas las ardillas, gracias a Dios.
A 1200 metros todo es perfecto (a pesar del frío y las cacas de caballos). No existen los miedos, ni las cartas de despido, ni la palabra futuro con música que se quiere generar ansiedad en el espectador. Todo se para, a ritmo de brisa helada, cencerros de vaca y muchos árboles tranquilos, contentos de ser árboles y ya está.
Así que hoy en la ducha he pensado qué podría hacer yo a 1200 metros. Abrir un gabinete psicológico seguro. Montar un bar tailandés también. ¡Feliz lunes!

lunes, 7 de febrero de 2011

Los peligros de la vida

Amigos, si fantaseáis con la idea del suicidio, de la muerte en general o la destrucción en particular, os indicaré el lugar y la hora donde tenéis que estar. Un domingo cualquiera a las 6 de la tarde en la entrada del cine Bosque.
Para empezar, hay masas humanas aglomeradas que con un poco de suerte te aplastarán y te cortarán la respiración. Si no, tranquilidad. Se forman tales colas para entrar al cine que seguramente acabarás dentro de un parking tratando de guardar tu lugar de la fila y evitar tediosas conversaciones tipo "¿La nuestra empieza a las 6 y 10 o a las 6.45?" "Pues entonces me he equivocado, no entiendo nada", y así hasta el infinito, como si esa mujer se hubiera tragado un reproductor de cd con cd incluido. Para matarla. O morir de un ataque de ansiedad.
La prueba final y de oro es sortear a las viejas, que te vienen con engaños, del estilo, "Déjame que pregunte una cosa" cuando en realidad quieren colarse. Yo, me hice la valiente, y me enfrenté a ella: "Señora, yo no quiero problemas". Y la tía, con la experiencia de quien ha vivido una guerra y ya no le teme ni al mismísimo demonio, me dijo "Pues las voy a comprar, es un momento".
Un momento fue lo que me faltó para ponerme a gritar en plan ansiedad total contemporánea. Una vez logras sortear estos peligros, te falta: llegar a tu sitio, no morir por asfixia olfativa de palomitas y contar hasta 100 para no abofetear a la gente que comenta cada escena.
¿Quién dice que el cine está muriendo? Lo que van a faltar son espectadores sanos que aguanten este pequeño Vietnam. Y eso que la gente lleva Iphones y no metralletas...

jueves, 3 de febrero de 2011

Cambio de decorado

Esta ausencia mía reciente, no ha sido un capricho capitalista ni andaluz. Amigos, el hacha de la crisis ha golpeado en mi vientre y héme aquí, levantándome sin rumbo fijo y abierta a todo y a nada.
De un día para otro, fulminante. Recoge tus cosas y vete con lo rumanos a buscar chatarras por algún container conocido o por conocer.
Después del shock inicial, he decidido ir a nadar con los jubiletas, desayunar con un cd titulado Música para vivir y entregarme a las sopresas de la vida.
Así que seguiré relatando mis días y horas, pero no sé si cerrar el blog y abrir uno que se llame Me divorcié del despertador (un objeto altamente capitalista y que no me gusta).
Y poco más. Hoy he ido a comer a un japonés y escuchaba conversaciones de grupitos de trabajadores comentando las novedades del Iphone 4. No sé si he sentido nostalgia o alivio. Es como si una parte de mí hubiese muerto. Otra supongo que resucitará, a base de tiempo y aceite de rosa de mosqueta y chips (ayuda a cicatrizar).
Sin más, me retiro a negociar con mi agenda. Cualquier nota poética, verso o declamación será aceptada en esta pequeña tribuna insumisa. Os quiere desde otra silla esta vez, yo misma.

jueves, 27 de enero de 2011

En realidad huele a culo

No me gusta dejarme llevar por las opiniones generales ni por lo que dicen que hay que hacer (tengo verdadera fobia a la autoridad y como no, a los policias y guardias urbanos). El caso es que el otro día fui a un bar que parecía guay, con personas en principio duchadas y preparadas àra pasar un sábado lujurioso. Y aquello olía a pocilga. O a ajo. Y no me pongo divina en plan Victoria Beckham, porque yo soy acérrima del ajo y me tiro pedos si hace falta, pero aquello era un poco bajón.
No pido oler a Chanel 5, pero algo que me seduzca mínimamente y me invite a tomarme un gin tonic como Dios manda y quién sabe qué más. Pues no, después de aguantar ese microclima con bacterias de alienígena incluidas, decidí que me largaba. Que huela a gato viejo su madre. O que instalen buena ventilación o que los ciudadanos se bañen con esencia de lavanda para capear las hormonas y jugos destilados en tan magnas noches.
Si se tiene que ligar en esas condiciones, creo que será más fácil hacerlo a las 8 de la mañana, y con un fluorescente apuntando a la cara. Al menos todavía la gente está por estrenar. Eso sí, la conversación seguramente estará encallada.

miércoles, 26 de enero de 2011

Así es hoy

Hoy es un día tipo esferificación de esas de espuma de mar y semen de batracio que prepara nuestro amigo Adrià. Tengo unas cuantas emociones medio conglomeradas que cuando consiga desatascar serán debidamente explicadas. Por el momento unos minutos de distracción musical.



Y lo de siempre. Que no os persiga un policia ni os roben las bragas esperando al metro.

lunes, 24 de enero de 2011

Rayos de luz dominicales

Cuando todo parece perdido, siempre hay un pequeño lirio escondido entre los cardos que te recuerda que hay esperanza. En este caso el lirio era una actriz, Esther Bellver, que bordaba su monólogo Prota agonizo (aviso: juego de palabras a la vista).
La tía aguanta con todos sus ovarios hora y media de monólogo, en pelota picada, hablando de todo y de nada, de lo divino y lo humano, de cuando te viene la regla y piensas a mí no, por favor, o cuando ves que los michelines se acumulan y no hay candidatos a la vista para ofrecerles semejante festín cárnico (una pena).
Todo muy real y directo a la vena. Sin decorados titánicos ni subvenciones somnolientas. Con su sujetador de pedredría como mucho y un gran talento.
Amigos, huyamos de los engaños bien organizados, teatros reales, nacionales y presidenciales que actúan para su ego y la palmadita de turno.
Como decía esta estupenda deslenguada, que le den por **** a los críticos y a las críticas. Llegó la hora de ser uno mismo con todas las consecuencias. Yo ya estoy preparada.

viernes, 21 de enero de 2011

Estamos en el backstage

Pasan los días a ritmo de cuentagotas y cascadas (depende del grado de aburrimiento) y uno ve que le pasan pequeñas anécdotas pero no grande aventuras.
Hugh no te llamó para tomar unas copillas en la Casa Playboy, cenaste una crema de algo caliente sin chimenea encendida ni vistas a un valle nevado y seguramente dormiste solo de nuevo.
Entra en escena el verbo relativizar. Dices, bueno, estoy aburridísima, busquemos soluciones. Iré al videoclub (actividad analógica por antonomasia), cenaré algo decente (¡bien!) y dormiré 8 horas (hola cutis perfecto ???). Podría ser peor.
Con lo que lo anterior nos lleva a la conclusión que en la vida la mayoría del tiempo se pasa en el backstage, preparando grandes actuaciones puntuales como son: enamorarse, grandes borracheras que marcan un antes y después de algo, entierros, cambios de piso y de trabajo, reencuentros, viajes y un largo de etcétera de actividades a completar.
Así que subiros bien la cremallera del mono y manos a la obra. Alicates, cinta aislante y el cachirulo de silicona (imprescindible para sellar bocas y escapes varios). Un temazo como este os ayudará a llevarlo mejor.

miércoles, 19 de enero de 2011

Suele haber remedio

Prefiero dirigirme a mí misma y a otros cuando estoy de buen humor. Ayer no lo estaba demasiado, básicamente durante el horario laboral (a la hora de comer hubo una remontada, ciertamente). A las 7 de la tarde no sabía si iba a necesitar un kleenex o un litro de cerveza. A veces la debilidad y la bilis negra entra por resquicios insospechados y se instala en tu vida sin casi poder evitarlo.
Nadar es un buen antídoto contra la tristeza. Así que enfilé hacia esa gran sopa que es la piscina donde voy y tuve que luchar contra la gravedad y otras alteraciones físicas derivadas del aqua gym enloquecido que practicaban gentes enloquecidas también a dos metros de mí.
Luego, en un arrebato energético me llegué al videoclub y me pillé Ronda de Noche, una peli-tableaux sobre el mismo cuadro de Rembrandt. En ese punto me pregunto ¿Habrá algún hombre amaestrado que pueda entender que a mí me gusta la pintura barroca?
Como era una pregunta retórica, me metí en la cama y pensé que vivimos como auténticas damiselas hoy en día, eso sí, con otros males.

lunes, 17 de enero de 2011

Ir a una casa ocupa

Los domingos, o te vienen de cara o te dan completamente la espalda. Este fue una mezcla extraña de los dos estados de ánimo. Pero viendo el solano que te obligaba sí o sí a salir de casa y vivir, decidí hacerlo. Cogí el metro hasta sitios inospechados (Canyelles) y me fui a una visita guiada de huertos en una casa ocupa.
Estuvo la mar de bien. A pesar de las muletillas típicas de ocupas (peinado con churritos en la nuca, perros sueltos y piercings para parar un tren), estaba todo el mundo muy relajado. Nos escaqueamos el bar y acabamos con las reservas de cerveza ecológica y todo tipo de humus imaginable (nuestro estómago seguro que nos los agradece en algún punto). Y luego estuvimos girando a ritmo de sol y debatiendo todo tipo de temas de domingo o intersemanales. Y había parejas con hijos y todos eran muy monos (¡abajo el prejuicio de que son todos unos plastas!) y pensé qué bien que he salido de mi cueva.
Luego volví y tuve tablado gratis y todo tipo de efectos especiales. Pero esto son historias de Gracia y artisteo que comentaremos otro día más extensamente. Feliz lunes :)

viernes, 14 de enero de 2011

Indiana, queremos ver tus músculos

Ayer volví a tener 10 años. Aunque tenía un teléfono móvil en el bolso y mi talla era sustancialmente superior a la talla 10. Pero el ambiente era de 10 años, y la actividad también. Vi Indiana Jones en el Cine Urgel, en una megapantalla de esas de tamaño trailer, rodeada por gentes diversas (olía entre caldo de pollo y nabo revenido), básicamente hombres. Informáticos, adictos al celuloide, coleccionistas de vete tú a saber qué. El de mi lado quizás programaba inteligencia artificial o disecaba hamsters (nunca se sabe). Era un gran espectáculo. Aplaudíamos como lerdos cada vez que Indi daba un mandoble, conquistaba a la testaruda Willie con grandes réplicas y volaba con su látigo distancias imposibles.
Y pensé. Esto sí que es diversión, castañas. La gente grita, se hermana, se abraza. Y ves claramente que el dvd es una actividad altamente onanista, que lo consumes como, bueno, voy a divertirme un rato. Aquello era una orgía pública muy entretenida.
Había ilusión, hormonas encendidas, viajes siderales en el tiempo. Y matamos al imbécil de Filmoteca con libros falsos de Faulkner de ediciones rusas inventadas. Abajo la pose. ¡Viva la axila al sol! Y con esto y un bizcocho, vuelvo a mis labores. Insisto, hay otras maneras de divertirse.

jueves, 13 de enero de 2011

Gana la cecina y la cerveza

Cuando parece que el mundo se descompone, que tienes vecinos ruidosos, cacas de perro estratégicamente colocadas por la calle para decorar tus zapatos sin tu permiso y grandes solos de despertador, siempre queda una cena entre amigos.
Así, de manera improvisada, ayer nos fuimos al Morro Fi, gran bar del Eixample. Nos atracamos de viandas deliciosas: jamón, cecina, arenques, aceitunas, cervezas bien tiradas ñam ñam...Y hablamos con gentes agradables y azotadas por los divorcios, las canciones melancólicas y un poco de todo.
Mis amigos son muy majos, pero tienen la santa virtud de fumar, porque son artistas, intelectuales, o porque en la Super Pop pone que mola. Y entonces, en pleno mes de enero, me obligan a ir a la terraza a congelarme los pies. Pero como son amigos, pues dices, vale, vamos a jugar a los congeladores.
Las buenas noticias son que vi a un hombre que ya tenía catalogado como gran reserva y que me reí bastante. Sobre todo cuando mi amiga me dijo que tenía casi 14,5 años en cada teta y yo le dije que tenía un par de minerales.
Así que todos al bar a exorcizar las penas, porque si no es el alcohol, las matará el frío.

martes, 11 de enero de 2011

Ganan las de la camisa blanca

En la vida, a veces no sabes cómo, se llevan el premio los más horteras, los más groseros o simplemente los que enseñan más la morcilla. Ocurrió el primer día del año. Estábamos en una fiesta de estas que empiezan con cuatro botellas y acaba todo el mundo saltando en el suelo, con serio riesgo de acabar todos en el hospital.
El sujeto era un argentino muy de la escuela de marketing directo: Te he visto entrar y mmm (completar con las frases típicas de macho que quiere tender trampa con lazo a hembra). Yo le dije que primero tenía que proveerme de mi gin tonic y luego ya se vería.
Total, que al cabo de x minutos aparece pegándose el filete con una sujeta de metro y poco, vestida con una camisa blanca abierta ajuastada (??) que seguro llevaba algún componente de lycra. El uniforme oficial de secretaria de autoescuela. El caso es que yo me dediqué a negociar con el dj los grandes temas de hoy y de siempre y a bailar. Y cedí el trofeo de caza a esa persona que dijo sí cuando otra dijo no.
Con el marketing directo no se va a ninguna parte. Hay que hacer una buena campaña estratégica y con verdadero amor. Feliz año del jamón jabugo. La era del chopped pasó a la historia.