viernes, 18 de marzo de 2011

Ir a mirar o a que te vean

Es lo que tiene la palabra público. Que aglutina a gente en un espacio compartido, congrega a almas aburridas de poner sellos, certificar documentos y estirar abdominales a ritmo de taca taca.
En un evento público, los humanos acuden para deleitarse con algo, pero de paso, mientras esperan, repasan cómo está el patio.
Tantas veces me pregunto si en realidad tienen algún interés en ver a bailarines o malabaristas chinos. O es más interesante ver con quién está enrollado el enésimo técnico de cultura de turno, o lo cascada que está fulanita desde que se ha divorciado.
Un juego imparable de miraditas, scanners de modelitos de marca seguramente, y canas reticentes al tinte por falta de tiempo.
Me pone negra. Odio sentirme observada en plan pipican, botigueta o cementerio en vida.
¿Tienes una vida aburrida? Te aguantas. Pero no me mires sin disimulo pensando si soy una turista ucraniana o la fulana del alcalde. Lee mejor a Tolstoi. Te hará bien saber que seguramente posees más de lo que imaginas.
Y con esto y un bizcocho me hundí en mi asiento anónimo, viendo como las gallinitas calentaban sus huevos bajo su plumaje pre primaveral.
Ah, y alguien dejó la calefacción encendida en la sala, seguramente por ir a mirar donde no debía, y casi morimos asfixiados. Pero da igual, lo importante es saber quién está en dónde y con quién. Y si alguien perece por el camino, ya tendremos de qué hablar.
Amaros bajo los rayos de sol sempiternos, que ya es hora!

2 comentarios:

una desatada dijo...

què vas fer mona? vaya palo, no??? heheheh

Pink pony dijo...

vaig posar cara de catequista i vaig amagar-me darrera d'una columna. I no vaig deixar cap pista!