lunes, 30 de junio de 2008

Oxigenación mental

Se tiende a asociar al verano con la alegría, con una sesión de castañuelas, con el tinto de verano, pero como todo lo aparentemenete muy alegre encierra su reflejo de tristeza. Las calles vacías, la gente amodorrada en sus salones, luchando contra el sueño, cabeceando, tomando bebidas frías de cualquier color o sabor para levantar el ánimo. En fin, cosas del verano. Por el momento se me antoja triste el verano. En el barrio han cerrado varias tiendas, todo el mundo circula a ritmo lento, como a un metro sobre el asfalto, deambulando sin tener demasiado claro dónde poner la chancleta. Con el verano también llega la intensiva, y de golpe parece que vas a disponer de tanto tiempo que casi ni te lo crees. ¿Será el momento que tu mano derecha esperaba para escribir ese libro que no acabas de vomitar? ¿Finalmente verás todas las películas que tienes esparcidas por la mesa del comedor? No lo sé. Porque cuando no es el calor, son las obras del edificio de al lado, o el perro que ladra o una nube de melancolía que te paraliza. Supongo que ser adulto es darle una colleja a la melancolía y sentarse en la mesa a trabajar. Y luego las ausencias, que son varias y cercanas. Prefiero quedarme con una frase del viernes que me gustó: el universo te da y te quita y al final todo se equilibra. Voy a currar y a engañar a familias equilibradas y católicas para que vayan este verano a la playa a tomar Casera bajo un paraguas de amor y fraternidad. Hasta mañana.

jueves, 26 de junio de 2008

Cómo convivir con imbéciles

Imbécil, del latín im-baculum, que no lleva bastón. Es una tipología de persona que tiende a extenderse, que convive en silencio o con grandes aspavientos entre nosotros y nos dan el día. Imbécil el jefecillo de la banda que cree que el resto de la creación gira entorno a él, imbécil el que proyecta grandes planes que quedan en un sucio charco desangelado y no sabes cómo tú también acabas enfangado, imbécil el egocéntrico que sólo piensa en sí mismo. Así estamos. Supongo que hay que aprender a convivir con ellos, como con las cacas que los perros diseminan por las calles de nuestra ciudad. Pero siguen dando rabia, como el mousse de defecación en una suela de zapato. ¿Cómo me lo voy a sacar de encima?
Esto no es ninguna guerrilla de féminas, pero por lo general las mujeres que conozco tienden a ser más sabias o al menos más cuidadosas. No se pueden ir pisando campos de amapolas, son demasiado bellas para morir bajo 80 kilos de imbecilidad.
El sol brilla, y el mundo sigue generando imbéciles y gente apoyada en su bastón.

miércoles, 25 de junio de 2008

De bodas y tarjetas

Regresados ya de la boda del no monzón, nos fundimos con el asfalto cual chicles bondadosos. Qué maravilla el amor ajeno y con decoración de verde al fondo. Haré una galería de hechos destacables del weekend brusselois: vuelo tremendo con parejas de matrimonios detrás que enumeraban todas las ciudades de Italia en las que habían estado y demás lindezas. ¿Acaso nos importa? La gente se mete alegremente en los aviones y cree que está en una barbacoa familiar, pero no es así. Cada uno que ase sus sardinas en su casa. Gracias. Cena en el Spinnekopke, tremenda cacerola de mejillones au vin blanch, steak tartar y un servicio decimonónico que te alegra la velada. Ronda de cervezas en un bar para enanos, con mini sillas y tímidas camareras. El sitio se llamaba Cobra, así, por las buenas. Y al día siguiente, bodorrio's day. Después de un desayuno digno de reyes, pachás y sultanes nos lanzamos al trámite de los disfraces, los secadores y los sahumerios. Todos guapos y contentos, nos vamos al bodorrio al Hôtel de Ville. Aquello parecía una reunión de vecinos. Nos tomamos las bodas demasiado en serio en este país. Allí van tan campantes, con sus vestidos, chanclas, bigotes al viento. Bye bye peinetas y foulares ya. Al cabo de un rato largo llegamos a la granja de Playmobil donde tendría lugar la recepción. Una tarde espléndida con sol dorado, brisa primaveral y muchas zanahorias y verduras de colores. También hubo cochinillo asado, discursos, la prima de Concha Buika que se llamaba Umu y mucho bailoteo. Allí se montó una que parecía Pachá Ibiza. Fantástico. Me dejé los zapatos pegados a la pista de tenis de asfalto rojo. Bailoteos varios, copas a mansalva y los padres de la novia cantando Arcade Fire a las 5 de la noche. No tengo palabras. El día siguiente también es inenarrable. En fin, que se sigan casando, que seguiremos celebrándolo. Me falta toda vida contar lo de Sant Joan. Hemos superado el lunes one more time. Welcome all.

jueves, 19 de junio de 2008

Me parece que estás desorientada

Corren tiempos turbulentos para casi todo y todos. Ayer me quedé con cara de pan plastificado cuando se me desmagnetizaron, si es que existe el verbo, las dos tarjetas de crédito. Te dan el juguetito y luego si se rompe te aguantas y haces la pataleta en la esquina. Finalmente voy hoy a enmendar el asunto y me encuentro con una empleada de esas que no deseas que sea ni tu vecina, ni tu amiga ni tu cuñada. Le expongo la situación, va diciendo que sí a todo mientras repiquetea a la velocidad del rayo no sé qué datos y todo lo que sabe sobre mí en el teclado. Le digo que mi oficina está lejos y que nunca llego a tiempo y si me podía dar las tarjetas nuevas en esa oficina que está cerca de donde trabajo. Creo que el mensaje es claro. Después de varias firmas y caras de sargento me dice, vale, a partir del martes puedes ir a la oficina tal que está lejos a recoger tus tarjetas. Me quedo con cara de pasmo y le digo que ha habido un malentendido o qué. Paralelamente ya me empiezo a calentar/ cabrear por tener que aguantar a esta gentuza que encima tiene mi dinero. A mí este personaje que trabaja con música de Phil Collins de fondo no me da ninguna pena y lo mínimo que podía hacer por sus pringados clientes como yo es ser amable. Estoy harta de que me ofrezcan tarjetas de crédito con la coletilla de que nadie se va a enterar, como si tuviera un marido guardián que controlara mis ingresos y me obligara a amasar tartas. En fin, he tenido mil imágenes por segundo en mi cabeza y creo que mi cara lo ha reflejado. La tipa me suelta: creo que estás desorientada. Y yo pienso, mira, no me toques los huevos mala mujer que estoy harta de gente como tú, que no entiende nada, sólo sus formularios y salvar su propio culo. Resumen, quemad las tarjetas y volved a cambiar gallinas y burros por túnicas. Necesito holidays ya y no hablar con cajeros de banco nunca más.

miércoles, 18 de junio de 2008

¿Para qué sirve el ego?

El ego es como una morcilla gigante invisible que se aloja por la zona de la clavícula derecha. Si os fijáis, la gente que camina bastante erguida, como si le tirara la clavícula derecha, lo suele tener de un tamaño desmesurado. Ego, tres letras, amigo infernal. Últimamente el mío se ha perdido por alguna rendija de mi fregadero y ya debe estar navegando con las medusas del Mediterráneo. En cambio, conozco a otros que se les ha multiplicado de tamaño una barbaridad. Quizás sea la última cortina de lluvias, los primeros coletazos de un verano que promete intercambios verbales, exhibiciones y bailes del pavo real. Lo bueno del ego, es que se detecta a la primera, como el acné juvenil o un tic en el ojo. Lo ves y lo coges o lo dejas. A mí básicamente me aburre, porque repetir yo 54 veces no mola. Porque chaval, hay más cosas en el mundo que tú y tu artisteo. Porque eres una burbuja más en este jacuzzi globalizado. Y el yoísmo, igual que el pescado pasado, se acaba delatando, por mucho limón que le eches encima. Yo, tú, él, nosotros. Un delicado equilibrio entre cuidar la propia puerta y vigilar todo el castillo. Princesas y dragones opcionales.

martes, 17 de junio de 2008

Cómo arreglar un lunes infernal

Los lunes tendrían que estar prohibidos por decreto ley. Vives el engaño del fin de semana, de control del tiempo, de sentirte el rey del mambo, para caer, horas después, en las garras del despertador y el peor de los humores: el lunes está aquí. Personalmente me invade una melancolía propia de los hijos de Saturno, la bilis negra y todos los síntomas propios de una depresión comme il faut. Repasas tu vida de arriba abajo, qué hago yo aquí, dónde podría estar, por qué fulanito me trata mal, no hace sol, etc...Horribles signos de la decadencia occidental y sus vástagos pequeñoburgueses. En fin, es lo que hay. Hoy ha salido el sol, bla bla y todo reinicia su curso, los pájaros cantan en sus ramas, las dominicanas salen con sus trajes de lycra y alegría, y las cabezas llevan sus peinados que esconden las ideas más remotas.
Gracias a Dios despedí el día con lambrusco y buena compañía, estilo harén, porque al final una buena cena puede arreglar hasta la peor cola de supermercado. Martes, ya estamos aquí. Por cierto, que alguien hable porque me voy a dormir si no. Y sé cómo hacerlo :)

viernes, 13 de junio de 2008

Grandes abismos necesarios

La edad es un indicativo indispensable de salud, coherencia, preferencias y gustos. Los 30 es la enésima barrera psicológica, como podría serlo la primera cana, el primer polvo, el primer sujetador, la primera hoja amarilla. El quid de la cuestión es que los años agudizan las cosas, para bien y para mal. Lo que me gusta, cada vez me gusta más. Lo que odio, lo mismo. Se me ha ocurrido mientras miraba el brazo de mi vecino de mesa que podía levantarse una enorme ballena entre la gente que no me gusta y yo. Así no los vería. Porque una ballena ocupa mucho. No me gusta la gente prepotente y autosuficiente, que saca humo por las orejas y va vestida de demonio. La semana del desengaño humano del Corte Inglés. Luego alguien salva un pajarito de ser atropellado o similar y dices, vale, todo esto vale la pena. Pero hasta que no aparezca el pajarito nada. La gente tiene eso, te aporta y te quita, la quieres y al mismo tiempo desearías exterminarla. Supongo que este tiempo revuelto no ayuda a la paz mental. No estamos precisamente con el cielo azul y recortado de la Antigua Grecia Clásica. Esto está tomando tintes de pequeño Nueva York de pueblo. Viernes. Parar el despertador y rebozarte por la cama. Bien!

jueves, 12 de junio de 2008

Spaghetti a 200 metros sobre el nivel del mar

Emails. Hotmails. Citas. Lucha recalcitrante contra la rutina. Sí tú, mujer de piel aburrida y cabeza agitada: cómo te odio. Aparecen la invitada 1 y el invitado 2. La primera lleva un melón bajo el brazo. No es un melón cualquiera. Es el hijo preferido de unos tenderos del Mercabarna. O sea que podemos asegurar que brota miel de su vientre. El invitado 2 trae un vino que se llama Llàgrimes. Yo le miro mal y le digo que la próxima vez me traiga el Risas, porque no estoy yo para mucho llanto. Y nos lee la composición del vino alegremente, y lleva garnatxa y ull de llebre, nombres maravillosos para cepas de no sé dónde pero que no son del Priorat. Remato con esmero unos spaghetti a la carbonara después de ir al super semi-ruso de mi barrio. La leche arrasada y la gente tranquila pero con mirada en plan la que se avecina.
Subimos en procesión a la terraza. Antenas soldado nos vigilan pero prometen ser discretas. Y una suave brisa de esas que cierran los días maravillosamente nos acaricia los brazos. Y enciendo una vela de esas que robas en las bodas, no sabes ni por qué, pero que en el momento tiene todo el sentido del mundo. Y comemos. Y hablamos. De aires acondicionados, viajes a Bali, modelos de vida que queremos seguir o no. De un día que no contesté a una nota que el invitado 2 dejó en mi teclado. Y de la frase tengo que hacer algo con mi vida. Me tomo vinos de Llàgrimas como si nada y me acuesto feliz. Y pienso: belleza.

miércoles, 11 de junio de 2008

Un pie detrás de otro

Que si va a haber bofetadas por llenar el depósito de gasolina. No, gracias. Que si 10 km. de colas. Tampoco. En fin, tomando medidas paralelas y voluntarias como volver a casa andando, me dispongo a encadenar pasos, a ver qué pasa. Y la verdad es que me gustó. Porque a pesar de que se nos han mojado hasta los codos con tanta lluvia, los árboles y todo lo que contenga el verde están preciosos. Todo se percibe como más frondoso, apetecible. Dan ganas de acurrucarse debajo de algún magnolio y despertarse justo a la hora de tomarse un martini y luego seguir para casa.
Las ventajas de caminar es que observas de nuevo las cosas a ritmo humano. Los adolescentes que se meten mano en bancos perdidos por los adoquines, las tiendas de anticuarios iluminadas con luz mortecina esperando a algún millonario ocioso para que se lleve esos bustos de Venus de malaquita, las peluquerías cerradas. Es agradable el aire veraniego en la cara, las calles a penas transitadas, los edificios relucientes.
Mi cliente tarugo me reclama. Disfrutad de lo disfrutable.

martes, 10 de junio de 2008

Cómo levantarse con una piedra en la cabeza

Te suena el despertador y lo paras. En el intervalo te da tiempo incluso a soñar y de repente como empujado por un resorte invisible se te abren los párpados y ves que el reloj corre cabrón y que inevitablemente ya llegas tarde. Un día. Dos. Tres. Me aburro. No sé por qué estamos domesticados de esta manera. Por que estamos condenados a repetir. Parar relojes. Cruzar semáforos. Ver las mismas caras. Luego piensas inevitablemente en la gente que vive en un vertedero inhalando vete tú a saber qué está mucho peor. El malestar se te instala en la zona del esternón y la ilusión va menguando. El conformismo se constata como moneda de cambio imperante. Se te van colando lagrimitas por el metabolismo y se va tejiendo una gran red de color gris que te atrapa y que es íntima amiga del despertador. En fin, así hasta que un día, en la ducha sin ir más lejos, secándote la zona de las cejas ves que no puedes más. Pero el juego consiste en tener algo que hacer, para poder escribirlo en la zona del DNI y para que tu madre se lo pueda contar a sus amigas. Sí, se dedica a empaquetar chorizos, a organizar seminarios de patologías tropicales. En fin, mañana espero secarme la zona de las cejas con más alegría. Tengo la teoría de que si lo cuento, es menos.

lunes, 9 de junio de 2008

Surviving los 30

Queridos amigos, one more time, un lunes esta vez regado de sol, aquí nos hallamos. La diferencia es que hoy ya es el segundo día de los 30, o en plan promoción Carrefour 29 +1. Tuvimos fiesta bacanal el sábado, con poli incluida, la verdad es que parecían dos clicks de playmobil vestidos de guardias y yo ni me di cuenta y el pobre de mi vecino hizo de persona civilizada y habló con ellos. Yo les hubiera contado cuatro chistes, pero gracias a la nefasta combinación de bebidas de turno sólo me dedicaba a sonreír en plan Isabel Preysler.
Para mi gusto fue una fiesta chula. Faltó un poco de horterada, pero es que la gente insisite en beber y debatir temas del estilo crees que la dieta de los cachalotes es equilibrada? La vida del publicista es un gran espejismo? El mundo artístico barcelonés es una auténtica mierda? Entonces a mí me entra sueño y pereza y pienso, esto no es una academia de arte y ensayo. Esto no es una peli de Antonioni. Yo me voy con la sección animada de la fiesta, de alma gallega, y levantamos los brazos como juncos nocturnos y nos lo pasamos la mar de bien. Faltaron mis vecinas, pero bueno. No puede ser todo a la vez. Me regalaron una lámpara pájaro, una tumbona y cosas muy bonitas. No me puedo quejar. Muere sólo, vive en grupo. Felicidad. No sé si colgar una foto porque la maquetación queda de mier-da. De todos modos, gracias a todos por venir y por ser tan majos.
pink pony party

jueves, 5 de junio de 2008

Yo también soy peligrosa

Cuenta la dueña de este blog que el champán rosa es peligroso. Pero quiere constatar que ella también puede infringir las leyes actuales y sacar un par de escopetas de balines y liarla gorda. Y pasar a engrosar el grupo de los peligrosos. He estado inmersa extrañamente en el modo copy domesticada, o sea, te pasan trabajo de mier-da y tú pones cara de oh yes, dame tres más como este y te despides del que te da el papelito con las tareas con la mirada del marine, para acto seguido ponerte la Carrá en el Youtube y cagarte en todo. Y pensar, esta mujer sí parece que se divertía, aunque dudo que todo el rato. ¿Porque sabéis qué os digo? Que este verano va a haber tantos cruceros en el Mediterráneo, y en el mar Báltico y en el Adriático, que aquello va a parecer el Carrefour. Y todos los pescados con las aletas malheridas y ya los cuatro delfines que quedaban, despídete, que se van a ir a Lloret de Mar a jugar al Bingo o a algún juego de sobremesa mientras envejecen sin que les toquen los huevos los de los cruceros con tanta fotito y tanta fantasía de aleta y Flipper. Ahora tengo que hacer una promoción de Ahorra ya en el **** crucero y no quiero hacerla. Me niego, ni que sea durante 23 minutos, que es lo que llevo ya de retraso. Y luego pienso, mira, que se acaben los mares, total, si con la hecatombe que cuentan los telediarios que se avecina si no morimos por inhalación de gases será por ingestión de pulpo a la americana manipulado genéticamente. Tengo incontinencia mental esta tarde. Voy a hacerlo. Y eso que soy fan del mar y las sardinas. Espero que me lo perdonen.

miércoles, 4 de junio de 2008

Una piscina no es una oficina

En el plano de lo deportivo, me quedo con las piscinas. Nada de sudor, a no ser que sea estrictamente necesario. Nada de lycra, ni de botellas de agua. Por eso yo y la piscina somos viejas amigas. Los últimos cursos de la carrera me los saqué por mi cabezón y por la piscina, porque mi sistema nervioso estaba aún más alterado que ahora. Entonces te vistes de sirenita, saltas en plan 1, 2, 3 y dejas de hablar, sólo piensas a ráfagas y avanzas, avanzas, avanzas y ves piernas y cuerpos en carriles contiguos que hacen lo mismo. En silencio. Sumergidos en un nuevo código de gestos y brazos semi curvados. La otra piscina a la que iba era más chula. La de ahora es un poco desmadre. Sin faltar, muchos abuelitos que van a su ritmo de abuelito y que cualquiera les dice nada. Luego están los hipermusculados que creen que van a batir algún tipo de récord en esta piscina dejada de la mano de Dios que no consta ni en el registro de piscinas. Y luego los estresados en general. Los que te tocan los pies en plan estoy detrás, nada más rápido. LO ODIO. Les miro con cara de bulldog con gafas azules y sigo mi ruta de sardina. Ojalá les de a todos por el body-building y me dejen ahí sola, flotando sin más.

martes, 3 de junio de 2008

El efecto babosa

Me arrastro por la cama, por el suelo, por la mesa, hasta que llego en plan picassiana al trabajo y me acomodo en mi pequeño bungalow. Supongo que es la resaca de San Sebastián, con agujetas incluidas y eso que no participé en ningún triatlón que yo recuerde. Bueno, quizás en marcha libre debajo de la lluvia y bailes tribales a más de 40 grados. San Sebastián es bonito, la verdad. Hay espacio, el mar, la ciudad abierta en canal respira el Cantábrico, huele a mar, la comida está buena, y todo te parece perfecto. Supongo que para vivir ya es otro asunto. Y luego como experimento antropológico también es interesante. Ver el desfile de publicistas y sus outfits exclusivos salidos de los cuatro puntos cardinales del planeta, boutiques selectas, armarios de las abuelas y ópticas que todavía no se han construído, así como modelos experimentales de gafas. Y ya. Es eso el festival, una exhibición interna y externa de creatividad. Chicas con diademas de pájaro, eso sí que me gustó. Y los copazos con tres mil hielos y muchas bebidas dentro. Luego pensé que si caía una bomba desaparecíamos todos de golpe.Yo no llevaba diadema de pájaro y la verdad es que me gustaría saber de dónde la sacó. Si se la fabricó la noche antes para ir al evento. Si mató al pájaro de su tía Rosalinda a hurtadillas e hizo un ejercicio de taxidermia a oscuras y en la más absoluta de las clandestinidades. Eso sólo lo sabe el pájaro y ella. Ah, y ganamos premios, y entonces pensé que al menos algo les podría contar a mis futuros nietos, que vete a saber en qué estrella están durmiendo ahora.