lunes, 30 de noviembre de 2009

Artes performáticas

Amigos y seguidores,
Este fin de semana he visto claramente que tengo una nueva misión entre manos: las performances. La gente deambula por el hemisferio norte cuales zombies autocomplacidos, rezongando de escaparate en escaparate, decidiendo si realmente es una vergüenza mayor o menor lo de gastarse 1247 euros en un borsalino de Dior o de Gucci. O si les queda realmente bien el pantalón lila claro con zapatos y chaquetón lila oscuro (información extraída de la vida real).
Antes de nada: para combatir este aburrimiento hay que arengar a las masas, enseñar las carnes si fuera necesario y pegar chicles en los impolutos cristales de estos centros de recreación comercial.
En segundo lugar hay que erradicar el mal humor con todas las letras, y soltar: señora, usted conoce las virtudes de los vibradores? Son muy beneficiosos para el riego sanguíneo, y un largo etcétera de soluciones literarias que tendréis que trabajar por vuestra cuenta.
Porque lo de gurú a full time es agotador. Así que manos a la obra, estamos rodeados de merluzos con patas y si llegan a dominar el mundo, este lugar va a ser el imperio del Valium. A sus pies y armada siempre, yo misma.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Por qué decimos sí, cuando queremos decir no

Maldita educación-represión-moralidad-cupones que reúnes para que te den una joya made in China con alma, por 0,30 euros semanales.
Cortemos por lo sano con esta mandanga y reclamemos la palabra justicia, nombremos a los hijos de su madre por su verdadero nombre y dejémonos de sonrisitas y de asentimientos rellenos de insatisfacción.
Porque sí, queridos amigos, hay gente de nuestro alrededor que ha venido aquí a jodernos el invento, la fiesta, el chiringuito. Sólo piensas en ellos, sí señor, pasando por delante de quien haga falta, apatrullando tu vida con llamadas y miradas intimidatorias y aquí se viene a hacer lo que ellos digan.
Craso error es acatar las órdenes de estos pazguatos, cuya máxima emoción vital es subyugarte. ¡Basta ya de memos mentales!
No sé cómo demonios lo voy a poner en práctica. Mi opción es siempre ignorarles y pensar que ya encontrarán la horma de su zapato, pero te despistas, y al día siguiente vuelven a estar ahí.
Quién tenga una técnica revolucionaria para atajar este asunto, por favor se manifieste. El sheriff del condado de Ponyland.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Yes I hate

Tenía un tema pendiente desde tiempos remotos, y como su insostenibilidad ha llegado a límites desbordantes, me veo en el brete de exponerlo públicamente.
No soporto a los listillos. Esa gente con el cerebro tamaño cebolleta que opinan de todo, pero NUNCA pasan a la acción. Tendríamos que reciclar más, ese armario se está quedando pequeño, tendríamos que cambiarlo, etc...y no hacen nada, porque gastaron toda su energía predicando al viento, eso sí, excediendo en decibelios, porque en este país estamos anclados en el cuanto más alto, más razón llevo.
Otro tema que me produce cierta diarrea son las parejas que pluralizan. Ámate, revuélcate, fluye cob tus alianzas amatorias, pero por favor, no me digas que nos gusta más la panceta a que el chorizo. Yo te conocí como una persona, con su nombre, sus gustos, sus decisiones, y ahora me torpedeas con un nosotros omnisciente. A caso tu dni se ha volatilizado? Ahora sales con tu pareja como el primer ciudadano bicéfalo de esta ciudad? Lo sabremos en breve.
Y ya para acabar, por favor, ¿qué agencia está publicitando al supermercado Condis? Qué tipo de cheque lleno de ceros le han ofrecido a Nina para exponerse con un traje horripilante de brillos descabellados en todas las estaciones de metro que piso?
Y ese eslogan: éxito asegurado.
Perfecto, ya puedo irme a arder tranquila en mi caldero en el infierno. Yo y mis partes nos vamos a otra parte.

martes, 24 de noviembre de 2009

Belleza auditiva

Aunque el video sea un poco alegato gaylor, quedaros con la melodía, la camisa roja y el sueño de una tarda de lujuria alejada de los pcs, los pesados que hablan en voz alta para engordar a su ego y las prisas.



Nada más bonito que una mañana otoñal y sin reloj.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Leer mierda

Acabo de leer un post de un blog viperino donde se trata a los creativos publicitarios de hijos de puta. Yo, la verdad, pasada la ola de bilis inicial, ya me he recuperado del cabreo (a medias, pensándolo bien). ¿Acaso no llevamos todos un publicista dentro? Llevate esta barra de pan, que está más tostada. Te pongo también un bocata de queso (en el bar), que seguro que tienes hambre. ¿Alquien pidió ese consejo? No, pero nos lo han dado y encima cualquiera dice que no. En una sociedad occidental capitalista todo el mundo ejerce la prostitución. Y sí, este blogger listillo me ha mordido el hígado, al generarme una ducha interna de bilis. Porque yo estudié una carrera que sirve mucho para ganar en el Trivial y generar opinión estética mientras tomas café y selectas pastitas de mantequilla, pero a la hora de crear petrodolares, más bien poco.
Y sí, los de la pescadería a veces también tiran hielo sobre el pescado para resucitar a alguna merluza centenaria o en la peluquería te hacen un estropicio en la cabeza argumentando que como nada, has rejuvenecido 3 años. Y qué bien te queda ese peinado de casco, taaan 2009.
Porque la mayoría de la gente, y no quiero sonar pedante, necesita que le digan que va a recuperar el placer de tomar una sopa humeante en invierno y de conducir sus retinas y sus automóviles por las llanuras manchegas, porque sus vidas están adocenadas y su máxima aventura suele ser la de ir a pasear el perro y encontrarse una moneda de 50 céntimos. Tan real como la vida misma.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Siempre nos quedará París

Amigos, como veo que sois unos aburridos, yo me niego a caer en la trampa del amuermamiento colectivo. Os paso este video para alegraros el viernes y todos los días venideros. Porque hay una vida donde las alarmas no existen, sirven martinis a todas horas, nadie ha escuchado en su vida la palabra power point y es muy fácil ligar y conocer a gente estupenda. Y las oficinas del paro son así de animadas. Feliz finde.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Un poco de humor francés

Demos paso a la diversión. Esto es lo que pasa cuando te invitan a una comunión, que es un super coñazo, y te tomas unas pastillas mentoladas de más.
Lo que me hace más gracia es ver cómo pasan las señoras de la comunión y la propia niña de la comunión.

Oink oink

Somos animalitos de granja a los que han dejado campar más o menos a sus anchas mientras el granjero ha ido a la ciudad a comprar pesticidas y otros productos de gran necesidad. Entonces los cerditos, las gallinas, los patos, y toda la flora y fauna nos quedamos solos en la granja semi-urbana y no tenemos otra salida que convivir; sí o sí.
Y es ahí donde, si tengo el día altamente cruzado, exterminaría a unos cuantos.
¿A santo de qué? ¿Acaso la melancolía otoñal me nubla la vista? ¿Mi curso autoimpartido de cómo convertirse en una buena eremita está dando ya sus frutos? Seguramente. Hay gente en realidad insoportable.
Ayer bajé andando por paseo de Gracia y vi a un montón de personajes bastante predecibles, deambular, fumar compulsivamente, perder la vista por las fachadas de Gaudí, acurrucarse en los bancos mientras se olvidaban del sueño que tenían a golpe de mp3. Y hubiera preferido que todos se hubiesen evaporado, y me dejaran a mí entre el follón de coches y el desierto de baldosas pseudo modernistas perfectamente colocadas.
Seguramente necesito alguna pista para recuperar la fe en los corazones y sus dueños, porque la rutina es definitivamente mala consejera.

martes, 17 de noviembre de 2009

Nadar en una piscina decadente

La rutina habitual me reta a que me desanime y deje de ladrar en este foro de perdición, pero yo me niego. Porque, después de cantar las maravillas de una lavadora silenciosa, una nevera que aparentemente saca fresas por un orificio en lugar de hielo y un lavavajillas que excepto darte placer sexual hace casi de todo...¿Cómo se te queda el cerebro? ¿Os pensáis que llevo uno de recambio en el bolsillo o qué?
Pues no, amiguitos, tengo que lidiar con todos estos fuegos yo solita. Eso sí, luego me voy a la piscina a desahogarme, porque la vena del cuello bombea ocmo loca y me crea gran turbación en general.
Ir a al piscina a la que voy yo implica sufrir de unas cataratas forzadas. Te metes en esa sopa gigante, y tienes que ignorar las al menos 3 tiritas que siempre flotan alegremente, sin rumbo fijo. ¿Por qué no tiran condones y envases de yogures vacíos también? Sería todo mucho más colorido.
Dependiendo del día, tienes que lidiar con la marea generada por los amiguitos del aqua gim, que dan patadas al agua y estiran todos los músculos posibles y joden bien al personal, a ritmo de música disco. Es todo muy funcional y amigable.
Luego me voy a casa, contando hojas amarillas y sueño con paraísos artificiales donde la palabra marketing no existe. Ni aqua gim. Ni aburrimiento. Es todo muy constructivo, la verdad.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Ir a un concierto existencial

Ayer una amiguita mía me dijo, no te quedes el jueves encerrada en casa, alma de Dios, que la vida son dos días y el jueves salen todos los descarriados esos que tanto nos atraen. Salgamos con los brazos abiertos a repartir teléfonos.
Yo, que soy muy educada, sonreí y pensé: en todo caso me lo inventaré.
Evidentemente, no facilité ningún tipo de número a desconocido alguno, pero analicé con profundidad cómo funcionaba el lenguaje no escrito de la noche.
En mi defensa alegaré que podía haber repartido cosas (coladores, liberlos, códigos alfanuméricos), pero el aforo estaba plagado de feos existenciales y gente de pose abstracta, que es mejor evitar.
Me di cuenta a la perfección de cómo funcionaba todo: se basaba en el oscuro juego de las miradas, donde el deseo se canaliza a través de la retina y las bocas callasn, cosidas a lenguas invisibles.
Tengo que confesar abiertamente que es un coñazo el juego de las miradas y más si no llevas las gafas puestas, porque un exceso de realidad es igualmente nefasto.
Después de que el grupo Teresa nos obsequiara con bonitas canciones existenciales, regadas con la mirada turbia de la corista, me fui a mi hogar a contar gamusinos.
Y les di a todos mi teléfono, para que me llamen en cuanto tengan un rato libre, porque parecen buena gente y se ríen bastante.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Ver un western por la noche

Ayer saltando de canal en canal fui a parar a los brazos de un poderoso western de John Wayne. Seguro que toda la peli iba de cruces de balazos y flechas envenenadas, pero justo pillé ese momento mítico y edulcorado donde el hombre empieza a mear invisiblemente por el rancho y marca su territorio, así como su paquete. Y como no su destino (compartido con el de una colona rubia vestida como una amish, un poema a la ranchera gringa por excelencia).
El caso es que mientras el cowboy suplantador del ranchero desaparecido, todo un arquetipo del género, iba probando las virtudes de la mujer a base de preguntas clave que él utilizaba hábilmente, soltó unas cuantas perlas guionísiticas que me conmovieron.
Situación: John Wayne pone herraduras nuevas a un caballo, que él mismo calienta y manipula en una mini forja que se ha montado en un cobertizo mientras corteja con la mujer ranchera. La réplica era algo como:
JW. Soy medio indio y puedo oler a los blancos a distancia
Ranchera: Oh, pero eso es imposible.
JW. Usted ha amasado hoy pan y huele a jabón. Podría reconocer su olor en 10 km. a la redonda.
Con lo que la mujer se ruboriza y finge arreglarse el pelo o comprobar el vuelo de algún cernícalo despistado, mientras se muere de ganas de tirarse a sus brazos. Cosa que no sucederá hasta el tercer acto de la película, para contentar a las audiencias y no perder el hilo y la tensión narrativa.
Moraleja: si os queréis tirar en plancha al cowboy al inicio del primer acto, adelante. Eso sí, aseguraros de oler un poco a jabón o a pan recién hecho.

martes, 10 de noviembre de 2009

Apadrinando a batman

Después de días de gran repercusión laboral y cultivo de canas, me dispongo a narrar el fantástico episodio que aconteció este fin de semana en la finca del canalillo.
En lugar de apadrinar a un niño chino o un cachorrito a punto de ser sacrificado, nosotras apadrinamos al sobrinito de Batmán.
O lo que es lo mismo, un pequeño murciélago que no sabemos por qué motivo acabó delante de la puerta de mi vecina. El intrépido mamífero volador fue confundido con una bola de pelusa y fue agredido con un puntapié. El pobre, que con la ventolera yo calculo que se rompió algún tipo de pata, emitió un gemido que nos conmovió a todos.
Yo ayer le quería dar un beso. ¿Estaré perdiendo definitivamente el norte? Es que me dio mucha pena. Igual es que tengo el reloj biológico disparado y no me he dado cuenta y mi insconsciente encauza mi amor hacia los animales.
El caso es que el mini batman, la broma del fin de semana, de día dormía acurrucado y de noche se movía por el descansillo.
Hasta que mi vecino 2 decidió llevarlo a la terraza, a ver si podía reengancharse a su familia real, y no cuatro locos desubicados como nosostros, su familia de adopción.
Vuela batman, vuela, y no te juntes con gente peligrosa. Siempre tendrás una alfombra amiga donde descansar y recuperarte de las resacas de la vida. La nuestra.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Ser adolescente en un día como hoy

Después de capear a jefecillos y gente con ínfulas en un mundo de apariencias, me dirijo a la panadería a recompensarme com una madalena.
En la cola endemoniada, encuentro una invasión semejante a una nube de humo verde (símil gratuito, pero visualmente efctivo) de adolescentes.
Me entra un escalofrío por todas las zonas sensitivas imaginables y estoy a punto de renunciar a mi objetivo.
Pero mi deseo de glucosa es mayor: aguanto la cola.
Gallinero general, griterío, maquillajes imposibles a las 11 de la mañana, botitas de cowboy, déjame 5 céntimos, como te cojas un croissant de chocolate te mato (?), etc.
¿Yo también fui así? Seguramente. Y ahora, desde mi claro de bosque con canas pienso: vergüenza ajena.
Pero es lógico y previsible, el gusano antes de pasar a ser mariposa pasa por una fase de retorcimiento físico y espiritual, de cambios, de dudas que llevan a claroscuros, de órganos que se reorganizan torpemente para dar lugar a personas. Que luego ya entran en otra liga aparentemente superior. La de los que hacen la declaración de la renta.
Hace sol, es otoño, y estamos a pocas horas de la libertad condicional.
Celebrémoslo.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Razones para usar una cerbatana envanenada

Ir a una casa, pedir a un vecino que te abra la portería y con la excusa de que en esa finca se han cometido muchos robos (mi look de ladrona es total, y eso que ayer no llevaba la malla puesta en la cara), me cierra la puerta en las narices.
Pausas publicitarias de 23 minutos. Una serie (vale, un subproducto, pero como que todos se acuestan con todos, como que pasamos la noche con regocijo visual) que acababa a las 12.00 ahora acaba a las 12.40. Cuando suena el despertador me acuerdo de los señores programadores y todos los patrocinadores uno a uno.
Tragarme un nuevo formato de publirreportaje que se llama Crono, que pretende aleccionarte sobre cómo has de vivir tu vida: dejar de fumar e hincharte a yogures de la marca que patrocina el espacio, hacer gimnasia artística (idealmente un curso en dvds de fácl almacenamiento) para prevenir el reuma, etc...
Ya está. Rabia expulsada. Una retención de líquidos menos, y una queja abierta. POr cierto, que alguien diga algo porque me voy a dormir encima del teclado y en vez de champán va a haber Tranquimazines rosas y peligrosos.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Pequeños diamantes de ciudad

Volviendo a casa como siempre, parándome en semáforos conocidos y observando viandantes por conocer, me uní a la fila de hormigas postmodernas que regresaban a sus nidos más o menos confortables.
Fue en la Travessera de Gràcia donde empecé a escuchar el canturreo. Enfoqué, y delante de mi encontré a una estranjera subida en su bici, cantando ópera a capela (sin Ipod, eh, que me fijé). Interpreté aquel encuentro como una revisión muy 2009 del Flautista de Hamelín, y perseguí a la ciclista hasta que un enorme camión de mudanzas separó nuestros destinos.
Ella, hacia la acera, y yo a castigarme el cutis detrás del tubo de escape del camión.
La gente estaba tan inmersa en sus rutinas que casi nadie percibió a esta discípula de la Callas sobre ruedas.
Un chico encajaba su raqueta de squash en su mochila, una señora consultaba curvas de crecimiento de la próxima pandemia mundial en una apretujada libreta y la Callas hacía su alegato contra el tráfico y la fealdad urbana enlazando dos, res y mis.
Y yo encantada. El momento quedó registrado como la petite bijou du jour.

martes, 3 de noviembre de 2009

La suicida que llevo dentro

Quizás llevaba demasiado tiempo entretenida con libros y diferentes productos de limpieza difíciles de catalogar. En este tipo de situaciones, el espíritu suicida que cada individuo lleva dentro, entra en periodo de hibernación y tomas la apariencia de un ciudadano común, más o menos equilibrado y capaz de comprar una barra de pan y regresar silbando a casa tan ancho.
Pero ayer, no sé si porque era lunes o porque ya no tenía el kh7 a mano, se decidió a salir. Cruzando una calle, apareció un camión de estos recogetodo tipo de cacharros conducidos por gitanos ebrios de aventuras y chatarra y casi me arrolla. Cuando estaba en fase de recuperarme, apareció otro a ver si remataba la faena.
Devolviendo una película al videoclub vi cómo llegaban dos camiones de bomberos y aparcaban apresuradamente debajo de un balcón de una abuelita. Yo ya creía que me vería involucrada en alguna escena dantesca, pero curiosamente el foco de atención se centró en la abuelita y su circunstancia y me vi liberada de un nuevo episodio de muerte involuntaria.
Y para acabar, y ya con Freud frotándose la mano, dejé una olla exprés con lentejas a todo gas (yo no sé si los lunes se me vacía la cabeza o qué) y me fui a casa de la vecina a comentar algún asunto de interés nacional.
Volví al acbo de un rato y aquello parecía un prototipo de máquina de va por del siglo XIX. Paralizada por aquellos pitidos, cerré la olla.
Moraleja: haz una cosa a la vez y concéntrate en vivir, que ya es bastante.