viernes, 13 de noviembre de 2009

Ir a un concierto existencial

Ayer una amiguita mía me dijo, no te quedes el jueves encerrada en casa, alma de Dios, que la vida son dos días y el jueves salen todos los descarriados esos que tanto nos atraen. Salgamos con los brazos abiertos a repartir teléfonos.
Yo, que soy muy educada, sonreí y pensé: en todo caso me lo inventaré.
Evidentemente, no facilité ningún tipo de número a desconocido alguno, pero analicé con profundidad cómo funcionaba el lenguaje no escrito de la noche.
En mi defensa alegaré que podía haber repartido cosas (coladores, liberlos, códigos alfanuméricos), pero el aforo estaba plagado de feos existenciales y gente de pose abstracta, que es mejor evitar.
Me di cuenta a la perfección de cómo funcionaba todo: se basaba en el oscuro juego de las miradas, donde el deseo se canaliza a través de la retina y las bocas callasn, cosidas a lenguas invisibles.
Tengo que confesar abiertamente que es un coñazo el juego de las miradas y más si no llevas las gafas puestas, porque un exceso de realidad es igualmente nefasto.
Después de que el grupo Teresa nos obsequiara con bonitas canciones existenciales, regadas con la mirada turbia de la corista, me fui a mi hogar a contar gamusinos.
Y les di a todos mi teléfono, para que me llamen en cuanto tengan un rato libre, porque parecen buena gente y se ríen bastante.

2 comentarios:

Anna dijo...

Ai si...

Els gamusinos si que molen ;)

Com es fa per anar a un "Concierto existencial"?

pink pony dijo...

Consulta la programació de l'Heliogàbal i ves al primer concert que facin. Ja veuràs!! :)