viernes, 13 de junio de 2008

Grandes abismos necesarios

La edad es un indicativo indispensable de salud, coherencia, preferencias y gustos. Los 30 es la enésima barrera psicológica, como podría serlo la primera cana, el primer polvo, el primer sujetador, la primera hoja amarilla. El quid de la cuestión es que los años agudizan las cosas, para bien y para mal. Lo que me gusta, cada vez me gusta más. Lo que odio, lo mismo. Se me ha ocurrido mientras miraba el brazo de mi vecino de mesa que podía levantarse una enorme ballena entre la gente que no me gusta y yo. Así no los vería. Porque una ballena ocupa mucho. No me gusta la gente prepotente y autosuficiente, que saca humo por las orejas y va vestida de demonio. La semana del desengaño humano del Corte Inglés. Luego alguien salva un pajarito de ser atropellado o similar y dices, vale, todo esto vale la pena. Pero hasta que no aparezca el pajarito nada. La gente tiene eso, te aporta y te quita, la quieres y al mismo tiempo desearías exterminarla. Supongo que este tiempo revuelto no ayuda a la paz mental. No estamos precisamente con el cielo azul y recortado de la Antigua Grecia Clásica. Esto está tomando tintes de pequeño Nueva York de pueblo. Viernes. Parar el despertador y rebozarte por la cama. Bien!

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