lunes, 13 de septiembre de 2010

La fruta que todos llevamos dentro

Este fin de semana ha sido de catálogo de treintañeros felices. O lo que es lo mismo: hemos cantado en el coche, no hemos mirado apenas el teléfono móvil, hemos comido melón y nos hemos bañado. ¿Hay algo mejor que bañarse en un mar transparente con estrella de mar incluida? Noo. ¿Y jugar con niños que juegan a la vez con ramas de árboles?. Noo. ¿Y jugar a adivinar la fruita que eres? Este es un gran juego que practicábamos con grana fición en Ucrania. He dicho jugar 46 veces. Tengo 32 tacos. Sigamos. Piensas en una persona y el otro te hace preguntas para adivinar quién es: ¿Qué fruta es? ¿Qué animal? Y así hasta que lo adivina. Mis compañeros de viaje dijeron que yo era un mango o una papaya (yo creo que soy cereza, pero en fin). Y de animal, yo soy bastante delfín, y me dijeron que no, que no era delfín. Yo les dije que ya sé que les gustaría que fuera cucaracha, pero están cometiendo un error. Yo canto como los delfines, salvo vidas humanas como ellos y como alguna que otra sardina. En fin, que no acabaron de entender el juego pero a mí me parece muy divertido.
Está muy bien llevar una vida de teenager, porque como ya les has avisado, a nadie le pilla desprevenido y puedes decir sandeces encadenadas y nadie te pregunta si te has tomado la medicación. Y eso está muy bien.

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