jueves, 10 de enero de 2013

El año maya nos saluda

Yo no sé si estaban liados los mayas poniendo unas pirámides por aquí, preparando un guacamole por allá, pero parece que hemos sobrevivido al supuesto fin del mundo y a sus apocalípticas predicciones. La verdad es que aunque el concepto mundo siga en pie, creo que está pasando por horas bajas. Todo parece una gran babosa que se mueve silenciosa, destruyendo campos de amapolas. Y solo nos queda hacer cuatro fotos con el móvil y colgarlas en el patio de vecinos online de turno.
Total, que todo muy bien. La familia tan disfuncional como siempre y yo viviendo bajo la premisa de una vida de farolillos y libertad. Es más, es maravilloso volver a tu ciudad como turista. Parece que todo brilla más, eres una persona más interesante o quizás emanas un aura de exotismo donde no entran conceptos como lejía o rutina.
El caso es que incluso se liga más. Extraño y a la vez interesante.
Vas a las discotecas y todo parece emocionante, porque es una discoteca nueva en tu cabeza, con música atronadora y luces perfectas, y tu debes parecer nueva, porque la gente habla o quizás hablas tú, porque te parece todo bien y total, en unos días desapareces del mapa.
Todo se reviste de una novedosa intensidad, como si la vida se acabara esa misma noche. Y está bien vivir así unos días, reconectada a cada segundo del calendario, saboreando hasta la última aceituna del Martini.
Mensaje: vivir. Propuesta: hacerlo.

No hay comentarios: