miércoles, 12 de noviembre de 2008

Comer en un buffet. Esa es la cuestión.

Yo me pregunto de dónde salió la palabra buffet. Con ese aire pseudo-selecto-elitista el término te invita a una orgía de sabores y colores...Cuando en realidad la mayoría de buffets son LA depresión. Sirven comida cual alfalfa, ala, para llenar el estómago, sin dedicarle un milímetro de amor. Comes lo mismo cocinado de tres maneras diferentes, para disimular y encima siempre hay alguien empújándote detrás.
Hoy he ido a un buffet amigos. Ha pasado. Servían inocentes verduras, pero había mucha trampa, lechuga suelta, una especie de coles de bruselas, cosas que NADIE en su sano juicio comería. Te lo sirven y el perverso mánager piensa para sus adentros: ah cretinos, si os vais a la pizza es vuestro problema, yo he intentado que comáis sano, pero sois carne de cardiólogo y bypass.
También he detectado una técnica barriobajera donde las haya: poner cartelitos tipo supermercado: ensalada Napolitana (que ni la conocen en Nápoles, pero qué bien queda esa lejana aspiración italiana...), qué buena! Y un largo etcétera de engaños camuflados de ecología y salud.
Vuelvo a mis asuntos, porque si no voy a ir al infierno de lo copys. (miedo)

2 comentarios:

Annetti dijo...

Viva los buffets (cuando no hay nada más que escoger en tu entorno para comer). Hay que ir cada día para saber qué escoger. Y sólo con el menú "ensaladas"!

Pink pony dijo...

Hay quien nace con una visión hiperdesarrollada de qué comer en el buffet. La mayoría vemos obras de arte descompuestas...