miércoles, 17 de junio de 2009

Un presentador con la lengua depilada

Las fuerzas centrípetas y un cansancio propio de martes me retuvieron en casa. Y encendí la tele. Cuando hace tiempo que no la ves, como que parece que brilla más. Después de tragarme esquemas de como el anticelulítico penetra en tu alma y te cabe luego todo (hay que tener huevos para hacer ese anuncio) y ver cómo un chaval descubre que la fanta zero le va llenar la agenda de teléfonos, llegué al oasis de Ferran Monegal.
Este señor, abanderado del único programa de crítica televisiva de las ondas catódicas patrias, es bastante divertido.
Se dedica a mostrar fragmentos de programas de la televisión de tipo carroñero y te enseña cómo lo hubiese tratado un periodista decente como él.
Yo sabía que un señor había perdido un brazo en una panificadora, pero que los de no sé qué canal fueron hasta su cama y le plantaron la alcachofa en la cara, con lo hecho polvo que estaba, pues como que no. Luego apareció el caso de un señor de la zona de Valencia que ha aparecido degollado y con las muñecas serradas, en fin, y conectaban con el hermano menor del presunto asesino, que evidentemente negaba que su hermano hubiera rematado al otro. Y así sucesivamente hasta que piensas, tengo miedo, quiero quedarme en casa leyendo el Cuore y viendo como Britney Spears enseña los pezones por los 5 continentes.
Dejad las sierras eléctricas en casa, hacedme el favor.

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