martes, 11 de mayo de 2010

Familias

¿Pero sirven para algo? Porque a parte de traernos a este mundo, que ya es mucho, es una estructura que no sé hasta qué punto se ha convertido en algo obsoleto.
Somos animales, y como tales nos agrupamos, mitad siguiendo nuestra cabeza, mitad dejándonos guiar por nuestros instintos (alguna vez atrofiados). Pero luego está esa lucha invisible de tú contra el modelo que ellos proponen o lo que esperan de ti. El modelo mamá gallina que acurruca a sus hijos, papá gallo que llega con un maletín silbando una canción en el ascensor, está en serio peligro de extinción. Y los hijos rubios ordenados por alturas y fechas de nacimiento. Me aburro.
Ya lo dije bien claro: ni abogados ni fines de semana en la Costa Brava discutiendo los últimos modelos de lámpara de Vinçon. Seamos libres y felices y huyamos de modelos caducados como yogures de colmado. Atrevámonos a mirarnos a los ojos DE VERDAD, a leer la geografía de nuestros pensamientos y a borrar los disfraces que un día nos pusimos. Porque arrastrar el pasado cansa mucho, y luego te cobran sobrepeso y no es plan.
Son dos días y me niego a pasar uno con un kleenex en la mano. ¡Feliz martes!

No hay comentarios: