martes, 5 de octubre de 2010

Y sólo me dolía un poco la espalda

Los lunes siempre son mal día para todo, la verdad. Son la banderilla que culmina el fin de semana. Aún así, sabiendo que me jugaba el tipo y el alma, decidí que me iba a ir al videoclub a agenciarme algún tipo de ficción para aligerar la existencia. Así, sin más, me encaminé hacia mi surtidor de historias. De vuelta, y con la espalda como un ocho, me paré por pura curiosidad, atraída por un imán invisible, en un centro de masajes. Pregunté cuánto me costaría mejorar mis dolores. Era dinero para un capricho de lunes, pero me dolía la riñonera bastante. Paralelamente empezaron a llegar parejas al lugar. A punto estuve de largarme, ya que mi cuerpo se puso en modo ataque defensivo: ni hablar de compartir espacio con parejas que hacen yoga de pre parto. No en un día como ayer. Luego me di cuenta de que ellas no tenían bombo, y que en realidad iban a bailar swing.
Todo muy Berlanga. El caso es que me dieron un señor masaje y básicamente me dijeron que de qué guerra venía. Esto es la segunda vez que me ocurre en un periodo no demasiado largo.
Con la espalda ligera pero la cabeza en modo existencial, acordé con mí misma hacer cambios sustanciales. Ya tengo la lista de la compra a medio hacer. A ver qué pasa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

líate con un camboyano y verás que barata te sale la cosa. además, son callaícos, adornan mucho, y parece que follan bien.

Pink pony dijo...

la actividad follar con camboyanos no está en la lista de prioridades. Prueba tú y me lo cuentas.