lunes, 7 de febrero de 2011

Los peligros de la vida

Amigos, si fantaseáis con la idea del suicidio, de la muerte en general o la destrucción en particular, os indicaré el lugar y la hora donde tenéis que estar. Un domingo cualquiera a las 6 de la tarde en la entrada del cine Bosque.
Para empezar, hay masas humanas aglomeradas que con un poco de suerte te aplastarán y te cortarán la respiración. Si no, tranquilidad. Se forman tales colas para entrar al cine que seguramente acabarás dentro de un parking tratando de guardar tu lugar de la fila y evitar tediosas conversaciones tipo "¿La nuestra empieza a las 6 y 10 o a las 6.45?" "Pues entonces me he equivocado, no entiendo nada", y así hasta el infinito, como si esa mujer se hubiera tragado un reproductor de cd con cd incluido. Para matarla. O morir de un ataque de ansiedad.
La prueba final y de oro es sortear a las viejas, que te vienen con engaños, del estilo, "Déjame que pregunte una cosa" cuando en realidad quieren colarse. Yo, me hice la valiente, y me enfrenté a ella: "Señora, yo no quiero problemas". Y la tía, con la experiencia de quien ha vivido una guerra y ya no le teme ni al mismísimo demonio, me dijo "Pues las voy a comprar, es un momento".
Un momento fue lo que me faltó para ponerme a gritar en plan ansiedad total contemporánea. Una vez logras sortear estos peligros, te falta: llegar a tu sitio, no morir por asfixia olfativa de palomitas y contar hasta 100 para no abofetear a la gente que comenta cada escena.
¿Quién dice que el cine está muriendo? Lo que van a faltar son espectadores sanos que aguanten este pequeño Vietnam. Y eso que la gente lleva Iphones y no metralletas...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

el pequeño vietnam...bien descrito...urta

pink pony dijo...

lo conocemos bien pequeño combatiente...

una desatada dijo...

aaaaah! quina tela! pusiste el pie en polvorosa!! m'encanta el post :)