lunes, 15 de junio de 2009

Amor entre montañas y decibelios

Salir de Barcelona ya es motivo de felicidad, pero salir para ir a una boda con amiguitos, es doble motivo de felicidad, y puntúa triple en la cartilla de ahorro de los buenos momentos (te dan una crema antiarrugas o una escobilla de baño rosa de premio).
El caso es que hubo boda a 43º en la campiña, rodeados de montañas, aquello parecía Benicassim versión countryside.
Había un buffet exótico y todo el mundo se abalanzó hacia aquella comida-obra de arte: berberechos muertos de calor envueltos de vainilla, bolas de queso recubiertas de peta zeta y otros maridajes extraterrestres que quedaban muy de disseny.
Los tópicos de cumplen y vi a más de un miembro de la tercera edad arrasar con bandejitas llenas de micropasteles: señor, los bunkers no están todavía preparados, usted irá a su casa y cenará, tran-qui-li-dad.
Entre el calor, la montaña, los gritos de espontáneos que deseaban morreos y largos años de convivencia a los novios, se pasó la tarde. Y llegó la hora del real bailongo.
Entonces te descalzas, en plan Woodstock y te lanzas a los brazos de Alaska, de The Cure y de Dusminguet y se te ponen los pies negrísimos, hay riesgo de exhibir tu ropa interior y ves cómo la gente, entregada al dios Baco, se resbala en la tarima y aquello parecen los extras de una peli de Benny Hill.
Resumen: gran diversión y libre expresión, acompañado de baño en río, para cerrar la escena pastoral. Amigos, quereros y casaros, que allí estaremos para dar fe de ello.

2 comentarios:

Perro guardián dijo...

jajaja k bueno ! kiero keso con petazetas

PD: me ha matado lo del bunker y usted cenara.

pink pony eres toda amor.

pink pony dijo...

oooh, y este blog es para amorosos. Sea usted MUY bienvenido.