viernes, 9 de julio de 2010

Premio al camarero del mes

En una ciudad de modernas y muchachitas en mini falda en sus felices 30 que pasean perritos, se agradece una terraza con camarero simpático.
Sucedió, no es ficción, en la calle Enric Granados para ser exactos. Dos cañas a las 9 de la noche con brisita y espectáculo de calle gratis.
Unos muchachotes de al lado pidieron unas tapas y el camarero les prometió que aparecería con un collar de croquetas. Qué gran imagen.
Luego pasaron las del perro, que pienso, nenas, aparca el perro y vete com un maromo para celebrar el verano, y nuestro amigo pizpireta les soltó: ¿si me compro una correa me lleváis con vosotras?. Con gran naturalidad y soltura iba repartiendo bromas entre los clientes hasta que me dijo el precio de las cañas y le contesté si creía que estábamos en Manhattan o qué. Conseguí una rebaja de 20 céntimos que luego se convirtieron en su propina y pensé, aquí volveré. Necesitos birras y risas.
Y con esto y un lote extra de sueño acumulado, me despido de ustedes. Hoy tengo el pase con los jefes del documental. Glups, Santa Rita, asísteme.

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