miércoles, 7 de abril de 2010

Recuperando la fe en el celuloide

Ayer tuve una de esas visiones/obsesiones que a veces me visitan: alquilar 500 days of Summer, una comedia de chico conoce a chica que ya me rondaba por la cabeza hace tiempo. Y resulta que ayer se produjo ese mágico encuentro de oferta/ demanda, deseo/alta recepción que a veces ocurre. Me encaje en mi sofá monoparental armada con mi cena biológica (otra de las mejoras del 2010) y la vi sin pestañear. Y vi que yo podía estar en esa peli, y encima me encantó el protagonista, con sus tres mil manías, sitios preferidos y otros rituales a los que también me consagro en silencio.
Y pensé, yo quiero escribir una peli como esa, de las que te reconcilian 90 minutos con la vida y dices, "¿Ves? Ahí fuera, no sé sabe muy bien dónde, hay más gente como tú. No eres una especie en riesgo de extinción. Hay más hipersensibles amantes del té, las magdalenas con pìñones,la ópera italiana y las sábanas bonitas"
También tengo que confesar que me encantó cómo iban vestido, aunque la mítica Zoey Deschanel (y no es el comentario arpío que todos esperábais) necesita un par de anises a ver si se espabila, porque ese rollo taaan lánguido, en fin...Es el papel, lo sé, lo único es que este tipo de personalidades flotantes que ríen como querubines y se comportan como auténticos terroristas emocionales me pone enferma.
Y con esto y la teoría de que el universo es infinito y se expande os dejo por hoy. De verdad, sé que hay alguien mono esperando. ¡Que empiece el juego de pistas ya!

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