martes, 4 de marzo de 2008

Cambios que pasan de puntillas (pero pasan)

Parece que todos estamos igual que hace unos meses, o años o simplemente horas. Siempre lo decimos, así, de carrerilla: todo bien, voy tirando, todo como siempre. Pero es mentira. Siempre hay ligeras o profundas mutaciones que muchos, por inercia, nos negamos a apreciar. A mí ya no me hacen gracia los macarras, los atascos entre camiones, ni la comida congelada ni recalentada. En cambio, parece algo ultraburgués, pero cada vez que gusta más el silencio, cenitas con velas (no necesariamente románticas), los cocktails bien hechos, un buen chuletón al punto y las cosas simples. No sé, llamémosle a ese animal herido que avanza zigzagueante madurez, o simplemente un día más de cambios que mañana pasarán a ser otros. Está claro que poner un pie en Bershka con sus sinfonías dodecafónicas me pone enferma y que las mentiras me siguen produciendo urticaria. Y sí, los restaurentes chinos son peligrosos, pero sigo sentándome entre hules y panes de gambas.
Así pues, avanzamos titilantes (no existe, pero me gusta) hacia el próximo cambio silencioso o silenciado. Y después de toda esta lírica envuelta de sueño, vídeo musical para reflexionar sobre todo ello con alegría.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los cambios cuentan que son poderosos. Ya que nadie comenta, pink pony se autocomenta. Ah, y cada vez qy¡ue te reprimes de comentar, muere un hada...oh!