jueves, 16 de octubre de 2008

De profesión vividor

Como dice mi magna tía, arrieros somos, con lo que entiendo que lejos estamos de ser los sucesores de Espartaco Santoni. Por cierto, yo me pregunto, ¿cómo nota uno que debe encaminar sus pasos a emular al célebre playboy venezolano? ¿No sentía la llamada de la formica y del dispensador de agua? ¿Del chismorreo de pasillo y el bocadillo de las 11? Se me ha ido el hilo del post. Ah, sí, el otro dís revolviendo por el internet encontré una historia para no dormir. Un jovencito de 25 se lió con una abuelita de 84 años, con el rollo maternal, fluvial o paranormal que se encargó de argüir.
Resulta que la viejita se despide de este mundo y el tío lo pasa a heredar todo. Desaparece del mapa. Regresa con una morcilla en los labios, extensiones de pelo, rubio para más inri, y filosofía emo. Y unas declaraciones para que la mujer se revuelva en su lugar de descanso eterno: a partir de ahora voy a vivir para tocarme las bolas. Se me cayó la cara de vergüenza, la verdad.
Y de despedida, un vídeo feliz, que nos recuerda que ya falta poco para el viernes. ¡Sigan empujando!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ya no me escandalizaré al leer que la abuelita de turno ha dejado su herencia a su perro pequinés. Mucho mejor dejarle la pasta a un perro que a un emo prepúber.

espeluznante historia de viernesparanodormir

:)

Pink pony dijo...

si ya era difícil el amor, ahora súmale el dinero...en fin! :)