lunes, 12 de enero de 2009

Funda tu propia ONG

Mi vecina y yo somos las institutrices oficiales de la gata Paquita, una especie de león tigre en forma de gato doméstico que cabalga como un potro desbocado.
La gata te pone ojitos de pobre cachorrito perdido pero esa bestia tiene cerebro y por lo tanto malicia.
Se tumba en plan saco de arena en medio de la escalera. Esta acción tiene dos lecturas. Para ella: acaríciame, duermo sola por las noches y tengo el corazón hidrolizado. Para mi: Esta gata quiere tenderme una trampa, especialmente si llevo las bolsas del supermercado.
También actúa como ayudante en la distancia de la serie CSI, ya que se dedica a husmear cualquier cosa que se mueva, esto incluye zapatos, apios que sobresalen de bolsas de la compra o prublicidad de Mediamarket. No me extrañaría verla un día hablando con un pinganillo en la oreja y dando instrucciones al tal Horatio.
Un rollo vaya, porque te persigue, hace unas cacas del tamaño de un huevo cocido y siempre te mira con cara de tengo un plan que en breve ejecutaré y te vas a enterar, mujer impía.
En fin, cosas de gatos y vecinos. Voy a seguir engañando un rato a la población.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Paquita CSI sabia que en breve llegaba su señor dueño... pero prefirió callar y ver cómo sufríamos mientras le quitábamos las caquitas. Es mala, mala!

Anónimo dijo...

Y qué me dices de la emboscada que supuso abrir su casa con cacas?? chaaaaaaaaan!