martes, 20 de enero de 2009

La raza de los autosuficientes

Hay gente que es así. Que no necesita abrir el cajón de las emociones. Que va paseando el jeto proyectándolo hacia el infinito y no muestra pathos.
Que nieva, llueva o caigan ranas de plástico del cielo, que ni se inmutan.
Supongo, que como mujer de sangre caliente, latina, ciclotímica, de mi calle, amante de las albóndigas y adscrita a tres mil movidas más, no soporto a la raza de los autosuficientes.
Supongo que es un problema que te sobre la humanidad a paladas, la hipersensibilidad cuando choca con el cemento se rasguña; es cierto.
Dice un amigo que qué le vamos a hacer si tenemos una fábrica de amor portátil. Verdad.
Pero como este es el año de la operación renove y ya no voy a sitios donde me tratan mal, léase el asiático de Avda. Tarradellas donde las camareras te hacen vudú visual, tampoco seguiré los pasos de los matones emocionales.
Viva la lencería fina, el kleenex preparado en el bolsillo y los azucarillos.
Amigos, tendremos que tatuarnos una E por el cuerpo: entregados, emotivos y elevados hacia cualquier galaxia amiga.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pink pony, lo has clavado.
Sí, este año los matones emocionales no nos caben en el bolso.
Abajo el cemento! Arriba la plastilina!

Pink pony dijo...

Querida Nancy,
No estamos solas en esta guerrilla.
Ánimo y lleva un buen puñado de confetti en el bolsillo derecho por si acaso hay que celebrar algo!