jueves, 14 de mayo de 2009

Una viagra azul y roja

Caminan por las calles embravecidos, sacando pecho, con sus camisetas serigrafiadas en la espalda: Aleix, Bojan...En valientes camarillas. Otros gritan como nunca, más que en el nacimiento de sus sobrinos o cuando su novia aprobó las oposiciones. Me fascina la oleada de emociones que levanta el fútbol, y en concreto el Barça. Petardos, gritos, sacudidas, taquicardias, uñas mordidas hasta el cuello...
El tema que realmente me inquieta más es el efecto del Barça en las vidas sexuales de los catalanes mayoritariamente. Tipo, si ganan: Paquita, avui follem. Si pierde, a Paquita sólo la rozará su batita de lana descompuesta. Y luego aguanta la mala leche de Paquito toda la semana. O la euforia, con boquerones frescos incluidos "Porque estoy contento, tú". Fascinante.
11 tíos en pantalón corto intervienen en la vida de unos 4 millones, digo.
Otra imagen muy Berlanga del otro día: 4 rapados bailando música máquina con el coche abierto, aparcados delante de la panadería. Barça, Barçaaa, mientras se movían a ritmo pirulero. Cuánta leña para tan espurio fuego.

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