miércoles, 15 de julio de 2009

Desbrozando mecanismos

Dudas existenciales renovadas acerca del exceso de tiempo libre. La descompresión es ideal, pero te envuelve de una nieblina de nostalgia de no se sabe qué (un helado, una cita, los grandes éxitos de Xuxa??). Y este calor, qué me estás contando. Que me duermo en los semáforos. Lamentarse no lleva a ninguna parte, así que me duché, me comí una zanahoria y me entregué a la sarten y el fuego chisporroteante. Fabriqué doce estupendas empanadillas de Móstoles y cené con vistas al Parnaso, rodeada de antenas fin de siglo estilo Mad Max, que acababan de culminar el círculo de melancolía veraniega.
Luego pensé que las empanadillas habían llegado a mi plato gracias al sudor de mi frente y que era peor cuando pasaba el micrófono en congresos de cardiología y miraba diapositivas con enfermedades congénitas. Y que la vida son dos días. Almodóvar también estaba vendido en su día al sistema, atendiendo telefónicamente a españoles desquiciados (eso me lo ahorro). Y que cuando esté debajo de una palmera viendo culos veraniegos todo me va a parecer muy bien. Es la ausencia de fantasía el origen de nuestros males de bazar chino.

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