martes, 10 de noviembre de 2009

Apadrinando a batman

Después de días de gran repercusión laboral y cultivo de canas, me dispongo a narrar el fantástico episodio que aconteció este fin de semana en la finca del canalillo.
En lugar de apadrinar a un niño chino o un cachorrito a punto de ser sacrificado, nosotras apadrinamos al sobrinito de Batmán.
O lo que es lo mismo, un pequeño murciélago que no sabemos por qué motivo acabó delante de la puerta de mi vecina. El intrépido mamífero volador fue confundido con una bola de pelusa y fue agredido con un puntapié. El pobre, que con la ventolera yo calculo que se rompió algún tipo de pata, emitió un gemido que nos conmovió a todos.
Yo ayer le quería dar un beso. ¿Estaré perdiendo definitivamente el norte? Es que me dio mucha pena. Igual es que tengo el reloj biológico disparado y no me he dado cuenta y mi insconsciente encauza mi amor hacia los animales.
El caso es que el mini batman, la broma del fin de semana, de día dormía acurrucado y de noche se movía por el descansillo.
Hasta que mi vecino 2 decidió llevarlo a la terraza, a ver si podía reengancharse a su familia real, y no cuatro locos desubicados como nosostros, su familia de adopción.
Vuela batman, vuela, y no te juntes con gente peligrosa. Siempre tendrás una alfombra amiga donde descansar y recuperarte de las resacas de la vida. La nuestra.

2 comentarios:

una desatada dijo...

iiiiiiiiiiiiii

Pink pony dijo...

tu i jo hem de parlar seriosament...