lunes, 30 de noviembre de 2009

Artes performáticas

Amigos y seguidores,
Este fin de semana he visto claramente que tengo una nueva misión entre manos: las performances. La gente deambula por el hemisferio norte cuales zombies autocomplacidos, rezongando de escaparate en escaparate, decidiendo si realmente es una vergüenza mayor o menor lo de gastarse 1247 euros en un borsalino de Dior o de Gucci. O si les queda realmente bien el pantalón lila claro con zapatos y chaquetón lila oscuro (información extraída de la vida real).
Antes de nada: para combatir este aburrimiento hay que arengar a las masas, enseñar las carnes si fuera necesario y pegar chicles en los impolutos cristales de estos centros de recreación comercial.
En segundo lugar hay que erradicar el mal humor con todas las letras, y soltar: señora, usted conoce las virtudes de los vibradores? Son muy beneficiosos para el riego sanguíneo, y un largo etcétera de soluciones literarias que tendréis que trabajar por vuestra cuenta.
Porque lo de gurú a full time es agotador. Así que manos a la obra, estamos rodeados de merluzos con patas y si llegan a dominar el mundo, este lugar va a ser el imperio del Valium. A sus pies y armada siempre, yo misma.

3 comentarios:

Anna dijo...

Uoooo!

Jo m'apunto al teu "comando_despierta_merluzos",a enganxar xiclets als aparadors de les botigues pijes i a despertar consciències, lo dels vibradors haurem de buscar algú més expert que jo( tinc un parell d'idees). Per on comencem? :)

Pink pony dijo...

per anar a la botiga de vibradors ara mateix! ;)

osruca dijo...

Como si comprar un Dior o un Gucci,no tuvieran tambien su dosis de sangre bien lubricada por el sistema venoso,y no digamos como unos pantalones lilas hacen que circule la sangre a mil debajo de otros pantalones vecinos y viciosos. Mejor este remedio social, que el egoismo de un vibrador que solo consuela al que lo disfruta.