viernes, 6 de noviembre de 2009

Ser adolescente en un día como hoy

Después de capear a jefecillos y gente con ínfulas en un mundo de apariencias, me dirijo a la panadería a recompensarme com una madalena.
En la cola endemoniada, encuentro una invasión semejante a una nube de humo verde (símil gratuito, pero visualmente efctivo) de adolescentes.
Me entra un escalofrío por todas las zonas sensitivas imaginables y estoy a punto de renunciar a mi objetivo.
Pero mi deseo de glucosa es mayor: aguanto la cola.
Gallinero general, griterío, maquillajes imposibles a las 11 de la mañana, botitas de cowboy, déjame 5 céntimos, como te cojas un croissant de chocolate te mato (?), etc.
¿Yo también fui así? Seguramente. Y ahora, desde mi claro de bosque con canas pienso: vergüenza ajena.
Pero es lógico y previsible, el gusano antes de pasar a ser mariposa pasa por una fase de retorcimiento físico y espiritual, de cambios, de dudas que llevan a claroscuros, de órganos que se reorganizan torpemente para dar lugar a personas. Que luego ya entran en otra liga aparentemente superior. La de los que hacen la declaración de la renta.
Hace sol, es otoño, y estamos a pocas horas de la libertad condicional.
Celebrémoslo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

luego hay quien se reconvierte en adolescente a los treinta (?). también los hay que a los treinta tienen un churumbel y le dan la dirección de sus amiguetes a una empresa privada para que les envíe una postal bastante impersonal que invita a comprar regalos al susodicho.

Pink pony dijo...

Es cierto, pero como yo tengo siete años yo no envío nada a empresas, porque no me dejan mis padres :)

Tiriti dijo...

Puede que no tuviesemos moviles, pda´s o playsatations pero acuerdesé ustede que no necesitabamos nada de eso para hacer el gilipollas y hablar a 100 Db a pleno pulmón.

Pink pony dijo...

eso es cierto, querido amigo :) a gritona me ganan pocos.