lunes, 7 de enero de 2008

Día de vasallos

El día 6 asomó su cabezota festiva por el calendario. Yo tengo que confesar que le tenía algo de miedo. Mi amante fijo se confundió de día y me dió el regalo un día antes de lo que tocaba. Me dió mucha pena, porque es como tomar las peras de San Juan en abril o el brazo de gitano un lunes a las 10 y cuarto de la mañana...Pero es que supongo que la tristeza vive conmigo agazapada en el cerebelo, y cuando menos lo espero: zas! Salta, y lo llena todo de melancolía y la gama de grises. Así que el día 6 amaneció soleado pero al mismo tiempo llorón y desinflado. Oía por la ventana a las familias, esa institución entre festiva y monstruosa al mismo tiempo, como pisoteaban los adoquines ruidosos, alborozados, con sus dos mil cajas debajo de las axilas empapadas de emoción. Con sus sonrisas de "Qué bien lo hemos hecho este año. Casi me dejo los dos riñones en el Hipercor pero tenemos el juego de sartenes y la wii para zurdos. Excelente"
Y yo seguía ronroneando en la cama, como una iguana gigante frotándose con las sábanas. Y sí, mi cabezota salió a la superficie hacia las tres de la tarde, llena de nieblina y odio para el día 6.
Luego llegué a mi pequeño vecindario de mujeres fuertes, independientes y demasiado sensibles y me encontré a mi vecina kleenex en mano, cagándose en el día 6. En fin, feliz día de reyes y vasallos. Hoy me he comido un huevo Kinder y me siento mejor.

No hay comentarios: