martes, 15 de abril de 2008

Día de que no

Hay días de sí a todo: saltarse los rojos, tomarse tres cafés, aacabar con la botella de vino y otros de que no. Hoy es un poco de que no. No me levanto, no me concentro, no me motivo. En fin, luego a lomos de mi pequeño pony recorro parte del hombro derecho de esta ciudad y veo padres ojerosos que cargan con niñitas rubias a cuestas, pakistanís con la mirada perdida entre las rayas discontinuas del asfalto que empujan carretillas con butano y me digo, tira, que llegas tarde. En esta pequeña rutina acomodada llena de tics, sólo te queda mantener la bayoneta alta y cargada y mantener tu posición de guardián del castillo. Hay una bandera allá por lo alto, que es donde quieres llegar, pero no sabes muy bien cómo. Y por otra parte, tienes que tratar de evitar que entren los malos en el castillo y te lo destrocen. Y luego pasan lindas princesas con sus vasallos por el puente de leva y deseas que te lleven con ellos ni que sea de cuidador de ponys.
Mañana estaré partiéndome de risa en alguna esquina y no le reconoceré la cara a la señora melancolía. Ahora la tengo instalada a dos metros e instiste en meterme mano.
Sale el sol. A ver si nos apuntamos al partido del sí.

1 comentario:

b. dijo...

sí, sí, siempre sí y sin miedo.
El castillo con el puente abajo, las puertas abiertas y la melancolía para los ratos libres... venga, que gane el sí que todo es muy relativo!