Este es un poema para un día de lluvia,
de recogida de lágrimas
de trabajos forzados a la luz de no velas
y constantes resoplos de dónde estaría yo.
Este verso libre no entiende de martillos
ni de manillas de relojes.
Es una mariposa que se mece entre mi cuello y mi regazo.
Si todos nos concentramos, un milisegundo más,
podríamos volar como flores de lis y helio
por las capas desconocidas de la estratosfera,
que no sé donde están, pero a veces me llaman.
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1 comentario:
cantemos esta tarde y disipemos nubes, hasta subir a la estratosfera... o más allá!!
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