jueves, 12 de junio de 2008

Spaghetti a 200 metros sobre el nivel del mar

Emails. Hotmails. Citas. Lucha recalcitrante contra la rutina. Sí tú, mujer de piel aburrida y cabeza agitada: cómo te odio. Aparecen la invitada 1 y el invitado 2. La primera lleva un melón bajo el brazo. No es un melón cualquiera. Es el hijo preferido de unos tenderos del Mercabarna. O sea que podemos asegurar que brota miel de su vientre. El invitado 2 trae un vino que se llama Llàgrimes. Yo le miro mal y le digo que la próxima vez me traiga el Risas, porque no estoy yo para mucho llanto. Y nos lee la composición del vino alegremente, y lleva garnatxa y ull de llebre, nombres maravillosos para cepas de no sé dónde pero que no son del Priorat. Remato con esmero unos spaghetti a la carbonara después de ir al super semi-ruso de mi barrio. La leche arrasada y la gente tranquila pero con mirada en plan la que se avecina.
Subimos en procesión a la terraza. Antenas soldado nos vigilan pero prometen ser discretas. Y una suave brisa de esas que cierran los días maravillosamente nos acaricia los brazos. Y enciendo una vela de esas que robas en las bodas, no sabes ni por qué, pero que en el momento tiene todo el sentido del mundo. Y comemos. Y hablamos. De aires acondicionados, viajes a Bali, modelos de vida que queremos seguir o no. De un día que no contesté a una nota que el invitado 2 dejó en mi teclado. Y de la frase tengo que hacer algo con mi vida. Me tomo vinos de Llàgrimas como si nada y me acuesto feliz. Y pienso: belleza.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

siempre se olvida de su rata de dos patas, querida amiga... se le olvido citar que platicabamos por el skype cuando le llego el melon (y la senyora).

Anónimo dijo...

Que buen relato...y que buenas lágrimas... de alegría.
Viva el amor i viva Punset!!!
Se os quiere

el de los manteles.

Anónimo dijo...

monooos! Es verdad mi querida Paquita. A usted tengo ganas de platicarle en el Skype largo y tendido. Y al niño de los manteles, no nse me sofoque en su particular sauna. Besos :)