jueves, 2 de julio de 2009

Con M de modernidad

La jornada intensiva nos trae muchas alegrías al conjunto de mortales que vagamos por sillas y pasillos llenos de ordenadores. Ayer, sin más, fui a comprar por la tarde unas latas de anchoas y también visité la panadería. Había un enredado tumulto en la acera de enfrente, y como soy como los jubilados, que se meten en cualquier parte y nadie les dice nada, me metí en aquella sala postmoderna y bulliciosa, armada con mi barra de pan.
Me encontré a gente tatuada y mal vestida para la ocasión, todos con el gen de la inquietud en sus venas, con la mirada perdida de los hijos del fin de siècle y la incomprensión urbana. Ruido, pantallas con vídeos que sólo entienden tres expertos internacionales y dos locales que viven en Stanford y el Raval respectivamente y un título que pretendía ser sugerente (pink pony modo cínico): la metamorfosis de una palomita, con su texto explicativo correspondiente, que pretendía iluminar a los vacuos visitantes en busca de sexo y cervezas, encubiertos por el arte.
Salí a los 3 segundos. Y pensé: no. No, no, no me interesa. Ir a la frutería resulta más gratificante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Toda la razón del mundo! ir a la fruteria siempre es más gratificante!

Pink pony dijo...

Yo pienso ir armada con un salchichón al próximo evento que vaya.