miércoles, 8 de julio de 2009

La jornada intensiva se llena de hiperactividad

Currar, comer, correr, imaginar frases energéticas, leer una introducción para un espectáculo de circo, asistir a una obra de teatro postmoderna, mirar, ser mirada, tropezarse en la calle, comer una croqueta de jamón ibérico, sentirse mitómana y nocturna, acostarse con una leve corriente de aire, parpadear, bucear entre sueños. Todo eso fue el programa de ayer. Corriendo de un sitio para otro. ¿Es la hiper ocupación, a caso, el nuevo mal del siglo XXI? ¿Temor al vacío? ¿Necesito tener una maquinita entre manos para autoafirmarme? ¿Tengo que ver 45 pelis al mes, 76 capítulos no emitidos en España de material norteamericano y leer 32 libros sobre la creatividad en Occidente?
Vamos a pensar un minuto y escribiremos una redacción con nuestras impresiones.
Ayer quedé con ua amiga y le dije que quizás tendríamos que estar en casa amamantando. Después de atragantarse con la croqueta, decidimos que de momento íbamos a reservar nuestros senos para otras funciones más ludicas y festivas. El plan de hoy promete también. Es que el que inventó la jornada intensiva no sabía que abrió un valle en el que es muy fácil perderse. Porque la curiosidad habita en el reino de las 3 y cinco.

3 comentarios:

una desatada dijo...

me encanta:
1 la reflexió sobre les tetes
2 que la vida comenci a partir de les 15.05

una desatada dijo...

però dit així encara és més bonic: Porque la curiosidad habita en el reino de las 3 y cinco.

Pink pony dijo...

oooh! croquetes de pernil per tots!!