viernes, 2 de octubre de 2009

El día que dejemos de enamorarnos como perras, nos aburriremos como ostras

Amigos y vecinos,
Después de intoxicar mi cuerpo con varios cafés, bayas de Goji del Nepal y otras mandangas para despertar a mi organismo, ya estoy en forma para escribir de nuevo en este pequeño foro libertario. Resumen de la semana: asistencia al recital de Ajo, la micropoetisa, de la cual extraigo sabiamente el titular de este bonito post, y visionado del documental La espada de Cirlot. Todo muy marciano y secular a la vez, pero qué bien sientan unas cuantas marcianadas a durante la semana para olvidar el cemento y los descerebrados (una raza en peligro de extensión, cuidaros bien de ellos, porque sus palabras son confitura de hiel).
Y hoy, con sol y todo, es uno de esos días que parece que te vas a comer el mundo, cuando seguramente no te comerás algo más que unas empanadillas rancias o una ensalada mal aliñada, pero bueno, la actitud es lo que cuenta.
Y esa bonita aspiradora que tanto me quiere y que mañana va a bailar tangos conmigo por toda la casa...en fin, eso es mañana.
Para el día de hoy os recomiendo declararos a esa persona que os gusta en secreto, aún a riesgo de dinamitar vuestra vida aburguesada y baja en calorías, comerse medio kilo de panceta de León, para tener una buena causa de la que arrepentirse y llevar una moneda de dos euros en el bolsillo por si surge una emergencia.
Lo dicho, lo secular y las marcianadas llevan a estas conclusiones de vida.

2 comentarios:

osruca dijo...

Yo que no soy amigo de escuchar los consejos de nadie,no por soberbia sino por inercia, para la persona que me gusta en secreto, me gastaré los dos euros de emergéncia para seguirla en el bus y disfrutar de mi anonimato,para que pueda seguir teniendo una vida aburguesada y llena de fantasia.

pink pony dijo...

jojojo, bien hecho! Larga vida a las persecuciones románticas en bus!