jueves, 8 de octubre de 2009

¿Perro salvaje o leona invisible?

¿Chincheta o corcho? ¿Amar o ser amado? La vida está llena de opciones, cuidadito con lo que elegís. El tema es que no te acabe persiguiendo un helicóptero, como le pasó al pobre perro gigante salvaje al que confundieron con una leona y que fue avistado por unos corredores ¿Necesitarían gafas? ¿Fueron los excesos de Isostar que te producen alucinaciones? No lo tengo claro, pero la verdad es que me dio mucha pena la historia.
Un pobre perro salvaje, que bastante tiene con lo suyo, pasea a su rollo por el bosque, cuando dos deportistas (seguramente un par de oficinistas de La Caixa, estresados con tanta hipoteca y comisión y circulares internas) dijeron, vamos a desentumecer nuestro culo fluorescente, y los tíos, que tienen fantasías recurrentes y constantes con Pamela Anderson y son su jefe de sección, confundieron al perro-burro (por su tamaño) con una leona.
Hay que tener ganas. Y se ve que algún otro irresponsable de la misma escuela dijo, que salga el helicóptero a buscarlo. Y vamos, no organizaron una misión con un ejército de francotiradores y unos cuantos cascos azules porque no les iba bien.
A toda esta gente con demasiadas responsabilidades públicas o privadas y sueldazos para enrojecer, los ponía yo a coger colillas o limpiar cristales. A ver si cuentan hasta 378 antes de gastarse la pasta de todos en chorradas.
El día que venga la leona de verdad, ya será tarde.

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