lunes, 4 de enero de 2010

Here we go

Amigos y amados,
Después de un aluvión de aventuras egipcias, hállome aquí de nuevo, entre teclados y lámparas con bombillas de 60 watios (me acaba de explotar una, por cierto, no sé si será la señal definitiva de que este va a ser un año explosivo o es puro random de la vida).
Como conclusiones provisionales, obtenemos que: una persona de 20 años puede ser muy sexy aunque tenga la dialéctica de un patito de goma, el acné juvenil vuelve con la treitena, no sé si es un recordatorio de que el niño que llevamos dentro no morirá nunca o básicamente es un aviso de decadencia. Se revalorizan en el mercado internacional el ser encantador, educado y buena persona. Invitar a tés y bebidas energizantes también se contabiliza como señal de amabilidad y cortesía.
Y poco más. Que los bebés cocodrilos tienen la sangre fría y son monísimos. Escuché que un señor se lo había puesto en la cabeza. ¿A santo de qué, la verdad? Y pensé que qué destino tendría un bebé cocodrilo manoseado. Seguramente parecido al de todos los occidentales poco manoseados que ocupan mesas anónimas de 9 a 5.
Por lo que os recomiendo abiertamente abandonar las mesas y practicar el arte de ser cocodrilo urbano o rural. En qué consiste, lo iremos revelando en capítulos progresivos. Feliz de todo.

2 comentarios:

osruca dijo...

El teu desig en que ens convertim a cocodrils, suposo que conseguiria posar de molt bon humor al teu dentista, i més a la seva dona.

Pink pony dijo...

jajaja, tot quadra osruca!! Benvingut al món màgic del 2010 :)