jueves, 10 de junio de 2010

Vaya movidón

Han sido días llenos de aventuras varias, muchas máquinas, nervios y consultas al reloj. Y ahora por fin puedo decir que estoy más cerca de entender el Final Cut. Sólo un poco más cerca, la verdad, porque cuando llegue a casa y tenga que hacerlo de nuevo, igual me quedo blanca.
Las buenas noticias son que hace sol, mi dolor de espalda remite y ayer me regalaron unos pendientes de gitana estupendos. Y hoy, cuando el día pintaba como una antesala del apocalipsis he olido el aroma de café tostado de una nave industrial cercana al trabajo. Es maravilloso. Me transporta a mi etapa inglesa, donde quedaba un sólo idealista en Portobello Road que todavía tostaba el café, frente con frente a Cafés Neros y Starfucks varios con las fauces bien afiladas. Y olía estupendo, igual que aquí.
También he visto a los madrugadores difuntos ys sus coronas de flores. Y yo estaba viva, porque he aparcado la moto y me he arrastrado con mi yogur de cabra en la mano hasta el trabajo.
Y también ensayamos nuestro número de playbac para la fiesta del viernes. Sólo diré que ensayé con una especie de faja casera porque mi movilidad era la de jubilado maniatado.
Amigos, vamos a salir de esta y encima con buena nota. ¡Feliz jueves!

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