martes, 28 de septiembre de 2010

Cuando digo que no, es que sí

Ya lo vaticinaba un amigo mío, experto playboy y gestor de manteles, que las mujeres desarrollamos un extraño mecanismo para comunicarnos. Especialmente con los hombres.
El caso es que empalmando los aviones que me llevaron a mi destino rústico, me ofrecieron, cual caramelos recubiertos de drojas duras, dos bocadillos que contenían mayonesa (ingrediente que ODIO). Como tenía hambre, y estaba a muchos metros de mis cocidos caseros, me rendí a la química. Y luego, ya no sé si fue por hambre o aburrimiento, me zampé un segundo bocadillo con la misma sustancia venenosa en el interior.
Todo bien, hasta que horas después, hubo un verdadero choque astrofísico en mi estómago: retortijones y desalojo de todo el material que llevaba acumulado.
Moraleja: ¿Es acaso la mayonesa un sucedáneo químico del Fave di Fuca? ¿Cómo dos bocadillos pueden generar descomoposición estomacal? ¿Por qué cuando abandono mi ecosistema siempre tengo algún episodio de barriga?
Llámesele fatum, llámesele "es que no aprendes". Lo ideal sería viajar siempre con un tupper de croquetas de tu abuela, pero claro, entonces no correrías por wáteres ajenos ni lamentarías tu suerte.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

aquí no se dice nada del retorno, y de los dos bocadillos de mayo-frommage que fijo que te cascaste...

Pink pony dijo...

evidentemente!! Yo me comí la mitad, pero la amiga se metió los dos submarinos en el buche!!Somos hijas del low cost, ya sabes.

Anónimo dijo...

Lo veis?...extrañisimo mecanismo de comunicacion...


el de los manteles.

Pink pony dijo...

monoooo :)