lunes, 20 de septiembre de 2010

Historias que no son las tuyas

A veces uno amanece en un plantero que no es el suyo. Yo vine a traer tomates, y te encuentras en una huerta de lechugas. Y eso que todo pintaba ensalada, pero no. No es lo mismo el verde que el rojo.
Después de este inicio críptico, puedo decir que a veces uno aparece en situaciones que ni le van ni le vienen demasiado, simplemente estás y ves que se ha multiplicado tu distancia con la de los otros interlocutores de manera exponencial.
Y no se trata de tener maxicosis en el garaje o no, es simplemente una cuestión vital, de como es uno, como son los otros y las autopistas invisibles de la comunicación.
En esos casos me dedico a escuchar, repaso la decoración del lugar e inevitablemente buceo en mis listas de la compra y en esos emails enviados que dices, ¿para qué?
Y así pasan los días y las horas, a ritmo de sinapsis y de esos miles de pensamientos que generamos a diario y que son tan cansados de escuchar.
Amigos, nos hacemos sabios o impermeables, casi sin darnos cuenta. Chubasquero fuera, concentración dentro. O ya me veo acuñando mi propia moneda y pasaporte para este reino sin monarca llamado Ponyland.

1 comentario:

una desatada dijo...

pues sí, em trobo en aquesta situació cada dia cap allà a les 10.30... envoltada d'embarassades, gent amb parella o amb diferents inclinacions, seré una espècie rara??