lunes, 27 de septiembre de 2010

Otras galaxias

Así, de repente, uno coge un avión y se planta en los Balcanes. Ni carros, ni burros, ni conversaciones con hidalgos en posadas que cruzan caminos. Aeropuerto, taxi, realidad.
Y el shock es considerable. Tirana es algo así como un Lloret de Mar de fines de setiembre, donde la máxima actividad puede ser tomarse una birra a 26 grados mientras asistes a un desfile de culos y pectorales en su sitio.
Y qué obsesión con todo lo que brilla. ¿Serán a caso una raza-urraca? Hombres con camisetas ajustadas con estrellitas y mil millones de tachuelas. Y ellas pintadas como puertas, como si no hubiese un mañana, arregladas para esperar el apocalipsis.
Me dio pena, supongo, o si más no extrañeza, pero si es lo que has visto toda tu vida, pues eso, no sueñas con el MOMA de Nueva York seguramente ni con el Arco de Triunfo.
A parte de empacharme, reírme y conocer a la clase diplomática europea, he confirmado que mi pequeña calle con abuelos no está tan mal. Feliz lunes otoñal y todavía sin calcetines.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

entre el bajón de ayer (super anticlimax), este texto (que me parece especialmente inspirado -y maduro), y las fotos de jackie, me tenéis hecho un auténtico flan.

un beso fuerte (y mucho cariño) de tu amiga amparito.

pink pony dijo...

Chère Amparito, do you licky? Ariiba esos ánimos mujer, que lo bueno si breve, es excelso :)
zambombaaaa!!