miércoles, 9 de enero de 2008

Tengo ideas en los bolsilllos

Los semáforos son los confesionarios de la modernidad. A falta de una amenaza certera de que el limbo nos espera y la necesidad de visitar el frate de turno para confesar nuestras debilidades, la gente suele aprovechar los semáforos para hacer breves exámenes de conciencia y recordar infidelidades, pensamientos peregrinos y la lista de la compra. Y la lista de culos del día o de comentarios inteligentes interceptados. Yo personalmente me evado. Controlo la circulación, los zapatos que lleva la gente, los motoristas contiguos y avanzo con mi pequeña montura hasta nuevo aviso. También hago test psicotécnicos de personalidad. Viniendo hacia aquí he visto a un motorista con zapatos ingleses (creo) caros de color caca (raro) con los cordones rotos (raro también, signo inequívoco de descuido) y luego llevaba unas gafas de fantasía tipo cuadraditos blanco y negro. Definitivamente no creo que se tratara de un recaudador de impuestos, quizás un freelancer de algo creativo con un gusto particular. La vida continúa su curso, los semáforos siguen corriendo, como un marcador infinito y ahora veo el inicio de la puesta de sol silenciosa de las 4 de la tarde. Podéis contarme vuestras fantasías y to-do-list en rojo, ámbar y verde, al menos nos reiremos un rato.

5 comentarios:

Javier Urtasun dijo...

Hoy no pensaba responder nada porque con tanta fidelidad a tu blog va a parecer que soy fan tuyo, si bien no deja de ser cierto que admiro las mujeres que son capaces de reconocer un zapato ingles y al mismo tiempo denominar al marron claro color caca, no pienso colaborar contando mis fantasias.
Elga, Yvanna y Veronika nunca pertenecerán a tu mundo de champán rosa, ellas toman vodka!!!

Pink pony dijo...

ajjaja, Urtasun, usted es uno de mis discípulos naturales. Si te sirve de consuelo, desde que iba a la iglesia con mi madre me dedicaba a escanear los zapatos de los feligreses. Sí, estoy obsesionada con ellos. Siga comentando, me encanta :)

Javier Urtasun dijo...

Y digame usted ¿se distingue al buen samaritano por la largura de sus cordones?.

No puedo ocultar la emoción que su mercé ha generado en mi interior evocando la maravillosa escena de una pequeña niña en la iglesia, con su cabello rojizo,botella de champan rosa en mano, callada, agazapada, analizando...cuan gran vida interion en tan pequeño recipiente...usted y su iglesia...la unica cosa que no me encaja es que te imagino en una iglesia baptista en el sureño estado de misouri y con un gorro tipo bonanza...en fin pink pony, ¡sos cine en esencia!

Pink pony dijo...

sí, la verdad es que fui hija única hasta los 13 (creo) y tengo la imaginación ultraexcitada. Yo vivía en el octavo, y te puedes imaginar las películas para todos los públicos que me montaba en el soliloquio ascensor.

Javier Urtasun dijo...

Cine en esencia