martes, 8 de julio de 2008

Decir adiós

Despedirse es mover la mano y el corazón a la vez y entender que no vas a ver a esa persona al día siguiente. Normalmente soy bastante fácil de despedir, porque se tiende a eliminar a las personas de la distancia corta, ubicándolas en el cajón de atrás de la memoria, para un próximo e incierto encuentro aún por definir. También odio las despedidas, la parafernalia de quererse más en ese momento que en el resto de tu relación, de sentir en ese momento todo tu afecto y tu pena comprimida, cuando en realidad ir al supermercado y ver los yogures que él o ella adoraba puede ser una de las cosas más tristes que te pueden ocurrir una tarde.
Es como fracturarse algo, tiene un proceso de cura lento y necesario y luego todo vuelve a estar en su sitio y casi ni crees todo lo que sufriste por una palabra de cinco letras. Nunca me ha gustado ser la última que se queda en la fiesta a recoger, la que reparte los sombreros y las chaquetas, la que intercambia direcciones y teléfonos para quedar todos, pongamos que en París. A mí me gusta largarme con o sin ruido y si se derrumba el castillo, pues que llamen a la empresa de andamios. Pero como dice una buena amiga hippy y gran psicóloga, a veces no está mal quedarse y pasar un poco la fregona, porque luego descubres entre la mugre una fotito que alguien olvidó tirada en un rincón, hablas con el otro lunático que se quedó a recoger por alguna extraña razón y quizás una capa gigante de mercromina lo cubra todo y te cures de golpe y hasta te alegras de estar allí un día cualquiera a las 4 de la mañana empujando muebles y desconectadndo aparatos de música. Dicen que el Topionic también va bien. Hoy me compro un cargamento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

lo mejor es borrón y cuenta nueva

Anónimo dijo...

Lo mejor es pasarlo todo y cada uno a su manera. Topionic, aspirinas, hemoal...hay cantidad de curas una para cada tejido emocional. Así que cada uno ha de vivirlo a su modo, como le apetezca hacerlo en ese momento y sin tapujos, porque escucharse es la mejor medicina para el alma. arrevoir.