miércoles, 13 de enero de 2010

Momento bizarro, momento matinal

Fui al gimansio presa del pixel y el teclado omnipresente en mi cabeza, y mientras me disfrazaba de nadadora, sola en el vestuario, de la taquilla empezó a salir el sonido de un politono con la canción del Barça. Era taaaan Lynch. Sólo faltaba que apareciera alguna oreja cortada entre los banquillos amarillos del vestidor. Ya veremos.
Como momento matinal, sería destacable la obsesión que tiene nuestro Ayuntamiento con desmontar todas las calles imaginables de Barcelona. O lo que es lo mismo, sembrar la calle de operarios somnolientos que conducen maquinaria de última generación mientras obligan a la calle a confesar, que está hasta las narices de aguantar las penas y el taconeo de los transeúntes.
Quién necesita calles nuevas? Para qué tanta perfección? Mi barrio, y por extensión todos los barrios de Barcelona, van a parecer dentro de poco una aldea suiza cruzada con Port Aventura. Y soltarán animadores por las calles que te saluden y circulen con bandejas con pan con tomate y embutido, y campesinos con burros que alabarán las bendiciones de la vida tranquila y las bondades de las alpargatas de set vetes.
Y ya para acabar, hoy, matinal y embutida en el ferrocarril, he visto a todo el mundo tan domesticado, pendiente de la ficción de sus libros, infinitamente más interesante que sus propias vidas. Y quería gritar si Todos estaban de acuerdo.
Porque yo no. Pero supongo que por eso me he bajado del tren y me he ido a trabajar. Eso sí que es la revolución.

1 comentario:

osruca dijo...

Cada vegada que el ratolí de laboratori troba la sortida del laberint, creu ser el més llest de la seva especie, potser si, però això només li servirà perque els de la bata blanca, segueixin experimentant (jugant) amb ell.Fins que rebenti !