martes, 1 de junio de 2010

Esos momentos felices

Ayer volviendo a casa del trabajo nadie trató de seducirme mostrándome una pera (esto me paso una vez) ni se cruzó un cerdito rosa por el camino. Fue un regreso a casa apacible. Incluso tuve energía para regar las plantas (hay qué ver lo que chupan los limoneros, para un mini limón que asoma, la verdad). Una vez en mi terraza panorámica, programada como siempre para correr hacia los fogones y hacerme algo de cenar, pensé, párate mujer y disfruta de este espectáculo maravilloso. Caía la tarde y las nubes parecían sacadas de un Turner del Mediterráneo. La colección de antenas cancerígenas o no custodiaban el fin del día. Y yo me dije: para qué necesito más, si tengo un montón de cosas.
Y me comí un bocadillo de queso y fui feliz. ¿Es esto a caso la cima de mi vida? Quizás sea así. Quizás me encuentre en la plenitud de algo que desconozco, o que realmente sé y no me atrevo a pronunciar en voz alta por si me cae un rayo y se acaba todo.
Moraleja, arriba esos Martinis y disfruten de este pre-verano y de todas esas emociones que activan el pulso cardíaco.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Deseo disfrutar de bocadillos de queso graciencos junto a vos...
llamámeeee!!!!

el niño de los manteles.

Pink pony dijo...

en breve le van a sonar las alarmas!