jueves, 31 de enero de 2008

Los herederos de Juan Cuesta

Sí, queridos lectores y amigos la mayoría, a pesar de estar viviendo tiempos de infidelidad, infelicidad, tecnocracia, mileurismo, agujeros en los calcetines y en el corazón, aún hay esperanza. Hay esperanza en los barrios y para ser más concretos en los vecindarios. Ayer, sin ir más lejos vivimos una bonita reproducción de un Belén sin niño Jesús ni burra ni toro en nuestro vecindario. Hicimos una pre-reunión de vecinos así informal, como el que tira un chicle al suelo. Algunos integrantes declararon su ilegalidad, pero a mí me da igual, yo me río mucho. Estuvimos barajando la posibilidad de instalar una cabina en el rellano, en plan aeropuerto o sala de espera de dentista. Lo único es que habría muchas interrupciones, y la felicidad de hablar por teléfono tirado en la cama moriría por su falta de uso (una pena). También hablamos de dividir o no bienes materiales. De nombrar presidentas y secretarias. Y de cosas varopintas. La reunión legal de vecinos quizás sea este domingo o un lejano día de no se sabe qué mes. Ya que la vecina 3 dimite, no me importaría ser presidenta. Aunque luego tenga fama de matona. En fin, ya se verá. Si me toca de becaria también me parecerá muy bien. Hablemos de los vecinos/as, esa familia lejana tan cercana a nuestros micromundos. En ellos, muchas veces, está la respuesta.

2 comentarios:

Unknown dijo...

aqui el primero segunda...
ai... que bonito es el vecindario!
hubiera sido un placer alargar la reunión ilegal, ya se sabe todo lo ilegal tira!
todo llegará...
fins després Conxi!

Anónimo dijo...

ajjaja, dintre de poc reunió amb vi ranci i pica pica! Ens veiem per l'escala... :)