Y sí, amigos, a las penas puñaladas y salidas nocturnas. Mi incombustible amiga P me reclamó para asistir a concierto infestado de un género más peligroso que el champán: los modernos. Fui incauta y me presenté parca en palabras pero dispuesta a evadirme en caso de necesidad. Primeros síntomas: colección otoño-invierno del 59 de gafas de pasta vintage sólo disponibles previo apuñalamiento de sus propietarios.
Seguimos con conversaciones de pasillo sobre la percepción y la investigación de la sonoridad. Acabamos con poses en apariencia despreocupadas pero que encierran altas dosis de ego, conciencia de clase y arte y ensayo.
Tuve varias visiones simultáneas: podría estar en mi casa viendo una de mis series, no quiero tener 48 años y seguir rodeada de gente que dice metafísica cada 6 palabras, bueno, no está tan mal (todo porque alguna de las canciones decía “recordando la maqueta de nuestro antiguo colegio”).
Volví a mi casa en silencio, recordando visualmente a estso individuos pálidos, embebidos en tinta existencialista, que tocan el tambor con toda la fuerza del mundo, porque es la única conexión con la vida que todavía tiene sentido.
jueves, 3 de septiembre de 2009
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6 comentarios:
Por qué nadie dice ni miau?
Esta vez, eres tu la que tocas tu tambor con todas tus fuerzas, para encontrarle un sentido a tu vida. Aunque ahora somos los demás que pasamos por tu vida en silencio. SSSSssssssshhhhh.
mmm, señor misterio, enseñe la patita ya! Acaso toca la tromba de varas?
SSSSssssssshhhhh.
Chen te apuntas a un bombardeo¡yo de mayor quiero ser como tú.Te pillo de casualidad,gracias a las nuevas técnicas¡Un montón de PATÓS
Querida chen 2, hay que borrar el trabajo con actividades paralelas. Nos vemos en breve :)
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