martes, 23 de febrero de 2010

El poder de Sofia Loren

Aunque tengo un odio irracional hacia un personaje que veo a diario y me irrita mucho, intentaré canalizar mi energía hacia la gran Sofía Loren, reina de los hogares italianos, sueño por un día, mujer desacreditada a tiempo completo en la maravillosa Una jornada particular, peliculón de Ettore Scola.
Así será mejor para todos. Aunque tengo que reconocer que tengo ganas de retocerle el pescuezo y decirle a este tipo que me saca de mis casillas. En fin. La gran Loren, con esa belleza suya tan específica está muy bien. Comedida, abnegada, un mechón de su pelo te explica a la perfección las dimensiones del término desamparo. Y luego Mastroianni. Galán, educado, discreto. Y esa super escena en la azotea con sábanas colgando y mucha violencia acumulada. Porque a todos nos dan palos y a veces esa rabia sale en los momentos y por los lugares menos indicados. Somos animales, especialmente mediterráneos.
Y envuelta en mi bata, al calor de la estufa, no se me ocurrió nada más que pensar que a veces consagramos la vida a un sueño, a un flotador que nos salvará del tedio y la mediocridad, y simplemente llegamos a otras islas incluso más desiertas y desoladoras.
Es curioso como nuestras elecciones tejen nuestro destino y nuestro viaje hacia eso que bautizamos como felicidad. Todo esto debe ser fruto de los antibióticos, que ayudan a casi nada. Feliz martes.

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