lunes, 8 de febrero de 2010

En la ciudad

Este fin de semana he decidido darme vacaciones. ¿Y qué significa exactamente regalarse unas vacaciones? Significa: no cocinar, no hacer llamadas previsibles y aburridas, salir de casa con lo puesto y volver muchas horas después con arena en los bolsillos, tufillo de bar y aliento de dragón. Es fantástico. La sensación de ligereza, ausencia de responsabilidades. Gran diversión.
Por una vez me he dejado querer por la ciudad a pleno rendimiento. Fui a un espectáculo de danza maravilloso, y eso que la danza y yo nos llevamos a medias. Al día siguiente, después de un episodio altamente emocional decidí salirme por la tangente y llegarme al Mare Nostrum a saludar a las langostas silvestres que se bañan alegremente y sin control alguno. Luego me comí un arroz negro a base de tinta Pelikán. Un café, sol que te abraza, un pacharán, dos tres, confusión, amigos.
Y como había dicho que iría a un espectáculo de magia, pues fui. Todo muy La maldición del escorpión de jade. Y luego muchos más bares, hacer el indio, espectáculo de travestis, volver a casa siguiendo un hilo de alambre invisible y vuelta a empezar.
Amigos, evadirse de uno mismo de vez en cuando es lo mejor que se puede hacer. Y alquilar corazones por horas también. Feliz lunes moteado.

2 comentarios:

Oso mystic nordic dijo...

L'espectacle de magia deuria tenir lo seu... No hi ha noticies de mr. cuspineda encara? Bueno, algú o altre ens fará cas algún dia! El pròxim finde que et declaris de vacances avisa a mrs lauriens, que em sembla que ella també necessita espectacles bizarros per a trobar-se amb si mateixa...
parlem!!

Pink pony dijo...

jojojo, t'he vist perduda per la neu! Suposo que en una setmana algo sabré :) Ens veiem aviat nena!
besos

C.